Tradición y fe se mezclan en bajadas de la Reina de la Paz

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A la peregrinación asisten miles de migueleños, quienes agradecen los milagros de la Virgen. Foto edh / lucinda quintanilla

Por Lucinda Quintanilla comunidades@eldiariodehoy.com

2013-09-21 8:00:00

SAN MIGUEL. Los niños vestidos con coloridos trajes de manta, con bigotes pintados, calzados con caites; y las niñas lucen largas trenzas de hilo de lana, esas son solo parte de las imágenes características en la primera procesión de bajada de la Reina de la Paz.

La actividad, que comienza desde las 2:00 de la tarde cada 21 de septiembre, representa para los migueleños la forma visual de gratitud por el gran milagro de la patrona de los salvadoreños, cuando un 21 de septiembre del año 1787 un río de lava amenazaba con destruir la ciudad, tras la erupción del volcán Chaparrastique.

Narra la historia que los fieles residentes en las comunidades del volcán , al ver las imponentes llamas que se acercaban a la ciudad, sacaron a la puerta de la ermita de esa zona la imagen de La Reina de la Paz, y milagrosamente el río de lava cambió de rumbo, sin afectar a la ciudad.

Por ello es que los fieles católicos migueleños rememoran y agradecen a la patrona que les salvó de ser destruidos por la furia del volcán Chaparrastique en esa época.

El recorrido de más de 15 kilómetros que inicia desde el cantón Las Crucitas, en el Volcán, y finaliza en la catedral migueleña, es acompañado de música, porras para la patrona, pólvora, flores y mucha fe de los asistentes.

La imagen de La Reina es cargada por los fieles que agradecen por milagros o que piden por los mismos.

La actividad es acompañada por personas de todas las edades, desde muy adultos, hasta los más jóvenes que son vestidos con trajes típicos y muchos otros con indumentaria religiosa, todo esto en agradecimiento de los padres por algún milagro de la Reina de la Paz en sus vidas.

Para muchos migueleños acompañar la primer bajada de la virgen es toda una tradición familiar que pasa de generación tras generación.

Con la primera bajada inicia una serie de procesiones que finalizarán hasta el 21 de noviembre, día en que se celebra la solemnidad de la Reina de la Paz, Patrona de El Salvador.

Después de la procesión la iglesia católica realiza una concentración frente a la basílica de San Miguel, donde recuerdan los milagros de la patrona.

La comuna migueleña también hace un acto paralelo en el que premian a los mejores trajes de los niños que participan de la procesión.

Reconocen la creatividad y originalidad de los padres al conseguir cada traje y vestir a sus hijos en la tradicional bajada.

Lo que evalúan en el concurso es que sean trajes acordes al evento, es decir, que sean típicos o religiosos.

Este evento es el que anuncia que se acercan las festividades patronales de la Perla Oriental con su grandioso carnaval.