Denuncian chantaje sexual y económico desde Mariona

Un convicto en el penal de Mariona es señalado de chantajear con favores sexuales a mujeres familiares de reclusos a cambio de "seguridad" para éstos. Asimismo lo denuncian por extorsionar económicamente a través de depósitos de dinero con la modalidad que ofrece una empresa telefónica. El caso refleja nuevamente la fragilidad del sistema penitenciario para evitar que reos posean celulares para acceder a redes sociales desde las cárceles

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Denuncian chantaje sexual y económico desde Mariona

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2013-08-14 7:00:00

Tirza C. jamás imaginó que la amabilidad de aquel hombre solo duraría un par de días; justo el tiempo que tardaría en saber su número de celular a través de su hijo, quien hacía pocos días había sido enviado a prisión preventiva al centro penal La Esperanza, conocido como Mariona.

Tirza (nombre ficticio para proteger su identidad) cuenta que aquel primer día de marzo, que llegó a visitar a su pariente, aquel hombre se presentó ante ella como el coordinador del Sector 2, celda 1, en el penal de Mariona.

Le dijo que se llamaba Adolfo Rivas Barrios. Posteriormente ella supo que le decían Chofo, como apodo.

Amablemente le dijo que no se preocupara por su familiar, que él estaría pendiente de que nada le pasara.

En la primera llamada, el Chofo o Fito también se mostró amable. Le reiteró que él cuidaría de su pariente.

Cuando Tirza llegó por segunda vez a Mariona, el Chofo se presentó otra vez con modo amable. Le entregó unos pocos dólares a su pariente y le dijo al pariente de ella que fuera a comprar tres platos de comida al cafetín que funciona en la cárcel.

Fue en ese momento en que el Chofo la coaccionó para que entrara a los baños del penal, donde le dijo que si no accedía a sus pretensiones sexuales, a su pariente le podía suceder cualquier cosa.

Posteriormente, a través de llamadas telefónicas le exigió dinero que en total sumaron 500 dólares que la obligaba a depositarlos a través de la modalidad que una empresa telefónica ofrece.

De acuerdo con Tirza, los números de teléfonos a los que le exigió hacer las transferencias fueron 7505-3116 y 6009-1933 y algunos de los números de registro de la transferencia fueron C1130402, 1335 y A06618.

Sin embargo, según Tirza el Chofo no solo utiliza llamadas telefónicas para seducir o chantajear sexual y económicamente, sino que también lo hace a través del Facebook utilizando la cuenta Rivas Fito.

El Diario de Hoy pudo comprobar que la cuenta Rivas Fito existe. En ella hay suficientes indicios de que la misma es propiedad de Adolfo Rivas Barrios, quien tiene agregadas como amigas a aproximadamente 250 mujeres y que con algunas ha entablado relaciones sentimentales o ha intentado seducirlas.

¿Quién es Fito o el Chofo?

De acuerdo con Tirza, no es solo ella a quienes Chofo ha chantajeado de forma sexual y económica. Valiéndose de su “cargo” como coordinador del Sector 2, lo ha hecho con otras parientes de reclusos de Mariona.

Este periódico comprobó que desde la cuenta Rivas Fito se entabló comunicación con varias mujeres, una de ellas pertenecientes a una iglesia que se encarga de evangelizar dentro del referido centro penitenciario; una más que vive en el municipio de Ilopango, conocida del Chofo desde ha varios años.

Rivas Barrios está preso desde mayo de 2010. En mayo de 2011 fue condenado a ocho años de prisión por robo a mano armada a una gasolinera en el municipio de San Juan Opico, departamento La Libertad.

Pero esta no es la primera vez que Rivas Barrios está encarcelado. De hecho, cuando cometió el robo estaba en libertad condicional luego de ser condenado por el delito de homicidio en grado de tentativa.

Registros judiciales indican que en enero de 2006 se encontraba guardando prisión en el penal de Máxima Seguridad de Zacatecoluca, conocido como Zacatraz.

El hecho de ser ya un “veterano” en el sistema penitenciario tal vez le haya valido a Rivas Barrios para tener varios conocidos, presidiarios también, con quienes chatea en Facebook.

Entre los casi 260 amigos que tenía hasta el 2 de agosto anterior, había por lo menos cuatro reclusos más con quienes chateaba en Facebook, según comprobó este periódico.

Asimismo, existen varias cuentas donde se le comunica a Rivas Fito el envío de teléfonos celulares, supuestamente hacia el interior del penal de Mariona.

Chatean mientras la PNC hace “requisón”

La permisividad que existe dentro de los centros penitenciarios permite a los reclusos chatear mientras la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) realiza requisas dentro de Mariona.

Eso fue lo que ocurrió el 29 de junio anterior. Mientras la UMO hacía una requisa en el sector 3, Rivas Fito chateaba con una mujer a quien le comentó sobre el procedimiento policial en el sector 3. Ella le sugirió que tuviera cuidado, que no lo fueran a pillar o a decomisar los teléfonos.

Asimismo, entre Rivas Fito y otra cuenta de un supuesto recluso intercambiaron información sobre la requisa que la PNC hizo en cárceles de mujeres.

El registro que la PNC hizo en el penal de Mariona luego de que este Periódico revelara que muchos reos en las cárceles disponían de acceso a redes sociales, no disminuyó el acceso y uso de esa red.

Rivas Fito comentó a una cuenta falsa (Sonia Cruz), a través de la cual se conoció el modo de operar y otros detalles sobre cómo los prisioneros disponen de redes sociales a través de teléfonos Black Berry o smart phone, que no podía confiar mucho en aceptar solicitudes de amistad porque de esa forma fue cómo se puso en evidencia que muchos reclusos acceden a las redes sociales.

Pese a las requisas hechas en Mariona, Rivas Fito nunca ha dejado de chatear desde principios de 2012 cuando comenzó a enviar solicitudes de amistad en Facebook.

Lo hace a cualquier hora con muchas mujeres que tiene agregadas como amigas a su cuenta de Facebook, desde la cual continúa enviando solicitudes a mujeres con la intención de seducirlas.

Luego de unos cuantos mensajes comienza a pedir que le proporcionan el número de teléfonos o que le envíen fotos. En el caso de Sonia Cruz, él prometió enviarle fotos con las que le comprobaría que estaba preso en Mariona. Eso fue el 25 de julio anterior, al mediodía. Lo cumplió.

De acuerdo con fuentes de El Diario de Hoy, los chantajes sexuales y de dinero son solo una de las formas que Fito Rivas, como otros “encargados o coordinadores” de sector, tienen para lucrarse.

Un expresidiario de Mariona confirmó a este Diario que Rivas también cobra un dólar cada lunes a cada interno como una especie de pago por recibir visitas.

Según las fuentes son 11 celdas con aproximadamente 45 reos cada una.

Pero además de este pago, supuestamente Fito cobra 10 dólares mensuales como “censo” a todos los que tienen celular en las celdas del sector 2. Las fuentes aseguran que no son pocos y que siempre consiguen sustraer esos aparatos de las requisas que hace las autoridades.

Otra forma de ingresos que tienen Fito (lo cual hacen otros coordinadores de sectores) es la venta de celulares que logran introducir: 300 a 600 dólares es el precio aproximado de cada aparato.

Pese a las constantes requisas, Fito Rivas, convicto oriundo del cantón Changallo, Ilopango, continuaba lucrándose de sus actividades ilícitas desde la prisión.

Tan lucrativas son esas actividades que, aparentemente, hasta le permite prestar dinero al 25 ó 30 por ciento, a los mismos internos. Todo eso lo hace a través de la modalidad de transferencias de dinero que ofrece una compañía de telefonía.

Requisa en Mariona luego de entrevista

El jueves pasador, como parte de la investigación periodística de este Diario, se consultó a Rodil Hernández, titular de la Dirección General de Centros Penales (DGCP) quien aseguró que desde hacía varios días habían iniciado una investigación a raíz de una denuncia que habían recibido a través de un correo electrónico.

Sin embargo, según fuentes de la Fiscalía General de la República (FGR) fue hasta el viernes en la mañana que recibieron un documento de parte de Centros Penales en la que se les informaba sobre supuestos ilícitos que Adolfo Rivas Barrios podría estar cometiendo desde el penal de Mariona.

La supuesta agraviada afirmó que pese a las denuncias, hechas a la Directora de Mariona y al director de la DGCP, éstos no habían hecho nada.

Dos días después de la entrevista que se le hiciera a Hernández, se efectuó una requisa en Mariona en el sector donde se hallaba Rivas Barrios, decomisando 10 celulares. Pero a las 3:15 p.m. de ese día, el convicto estaba nuevamente conectado a Facebook chateando con sus contactos.