Alza de robos de carros en la Cima II y Altavista

Delincuentes aprovecha la madrugada para llevarse los vehículos de los parqueos públicos

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Los autos en Cimas de San Bartolo y la urbanización Altavista están en la mira de la delincuencia. Foto EDH / Claudia Castillo

Por sucesos@eldiariodehoy.com

2013-08-24 7:00:00

Una pareja ha sido la última víctima que se encontró con que su vehículo no estaba en el parqueo donde suelen estacionarlo en Cimas de San Bartolo II, en Tonacatepeque.

Otras cinco personas en el último mes también han sufrido la misma pérdida de sus vehículos en el mismo parqueo, según expresaron algunos residentes.

En el caso del último atraco, las víctimas supieron que su vehículo no se encontraba a las 5:30 de la mañana cuando llegaron al parqueo del punto de buses de la ruta 29E, para luego salir al centro de San Salvador, desafortunadamente se encontraron con el estacionamiento vacío.

Ese día por la madrugada los robacarros se habían llevado el auto azul, sin que nadie de los vecinos les brindara alguna información que diera pista a las víctimas para denunciarlo ante la Policía.

“Yo no vi nada, no sé, estaba dormido, no se que pasó, ni quiénes se lo llevaron”, fueron algunas de las respuestas que la afectada pareja recibió de los lugareños, aquella mañana del día del asalto.

Con la esperanza de obtener el auxilio de la Policía, las víctimas acudieron a poner la denuncia, pero a más de dos semana del hurto, las autoridades no han tenido buenas noticias para la pareja.

Por experiencia de las autoridades las denuncias de robo o hurto de vehículos en las primeras cuatro horas del hecho, facilita su recuperación, pero en el caso de la pareja de la Cima de San Bartolo, no fue así.

La Policía aseguró que las denuncias por el robo de vehículos en la Cima de San Bartolo y en la urbanización Altavista se ha incrementado en un 300 por ciento en los últimos meses.

Las autoridades acusan a las pandillas de participar con las redes del crimen organizado, en el hurto y robo de automotores de los estacionamientos públicos.

Sin embargo, los pandilleros de la zona se han desvinculado de esta ola de asaltos de carros y atribuyen estos hechos a estructuras comunes dedicadas al robo y hurto de vehículos que operan cuando ellos no se encuentran.

Al parecer estas bandas velan el sueño de los pandilleros quienes durante altas horas de la noche y madrugada cuidan el barrio para que ningún intruso pueda penetrar.

A esos movimientos se refiere la Policía, para afirmar que deben las maras estar involucrados en estos ilícitos, porque en las zonas donde ellos están apostados no fácilmente ingresa ningún ajeno.

Según la Policía, buena parte de los automotores son robados o hurtados para cometer ilícitos, pero cuando esto sucede, los vehículos aparecen uno o cinco días después.

Solo en el punto de la ruta 29E en la Cimas de San Bartolo II, se estacionan unos 100 vehículos de diferentes modelos y estilos.

Nunca se había oído hablar de robo de vehículo hasta ahora, expresan muchos moradores de la zona.

En el sector hay un vigilante que cobra entre cinco y 10 dólares por mes por cuidar cada automotor. El seguridad no obliga a nadie que le pague, pero tampoco se compromete a cuidarles sus autos.

Modos de operar

De acuerdo con las autoridades, los robacarros no atracan de forma precipitada, sino previa a una planificación, que implica merodear los parqueos para visualizar marcas, tipos, estilos y colores de vehículos estacionados.

Luego de una o varias visitas a diferentes horas sin que nadie de la zona los detecte, regresan a realizar el hurto.

Al menos en el sector de la Cima de San Bartolo II, el hampa no roba cualquier vehículo, primero averiguan que el automovilista le haya hecho mejoras, reparaciones importantes y cambio de repuestos.

El vehículo que recientemente robaron a una familia se había empeñado por mantenerlo en buenas condiciones, recién lo había pintado y le habían hecho un ajuste general del motor.

No descartan que los automotores que se roban de los estacionamientos sean llevados a predios o casas, donde los desmantelan para luego vender sus partes en repuestos de hueseras. Varios sujetos de estas estructuras han sido capturados en los últimos años por la PNC.