Pacientes del ISSS esperan de tres a cuatro años por un trasplante de riñón

Estudio plantea la necesidad de ofrecer cirugías precozmente Pacientes estudiados permanecieron 33 meses en diálisis Nefrólogos insisten en las operaciones con donante cadáver

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Una paciente con insuficiencia renal es conectada a una máquina para limpiarle los tóxicos del cuerpo. foto edh / jorge reyes

Por Yamileth Cáceres nacional@eldiariodehoy.com

2013-08-18 8:00:00

Optar a un trasplante de riñón en El Salvador es un camino largo que deben recorrer los pacientes con insuficiencia renal crónica. En el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), los afiliados, en promedio, esperan de tres a cuatro años por este procedimiento; un periodo prolongado que termina afectando su salud.

Un estudio reciente realizado por nefrólogos del (ISSS) detalla que entre más tiempo pasa una persona en tratamiento sustitutivo, diálisis o hemodiálisis, el riesgo de que sufra problemas óseos o un evento cerebrovascular persiste después del trasplante.

De acuerdo con los especialistas, Carlos Henríquez y Karen Guzmán, un grupo de estos pacientes puede presentar fracturas de huesos, infartos del corazón y derrame cerebral debido a que no tiene controlado sus niveles de calcio, fósforo y tiroides.

“En este país con la calamidad que tenemos (los pacientes) no se mueren de insuficiencia renal, se mueren de las complicaciones, cosas que pasan desapercibidos en el control diario”, dijo Henríquez.

Los médicos estudiaron dos grupos, uno de afiliados con más de un año de trasplante y el otro de derechohabientes en diálisis o hemodiálisis en proceso de ser operados.

En el primero se incluyó a 33 pacientes que fueron operados entre 2006 y 2010.

En el segundo grupo, llamado de control, los pacientes estaba en estudio para someterse al trasplante.

Tras realizar varias pruebas para medir los niveles de calcio, fósforo y hormona para la tiroides determinar, con esta última, que el riñón de los pacientes ya trasplantados no están filtrando bien una sustancia de desecho llamada creatinina, es decir, que el filtrado glomerular está por arriba del que tendrían que tener.

“Nos está queriendo decir que a pesar de que le hemos dado el método ideal de sustitución renal, que es el trasplante, no hemos logrado el objetivo que es normalizar a este paciente. P arte de ello (no lograr el objetivo) va hacer (por) el tiempo de evolución que le hemos dado en diálisis peritoneal o hemodiáliis, el tiempo que estuvo esperando para poderse trasplantar”, expresó la doctora Guzmán.

La especialista explicó que pese a que tienen un nuevo riñón, persiste el riesgo de que estas personas sufran un problema cardiovascular.

El grupo de los trasplantados, en promedio, estuvo 33 meses en diálisis a la espera de un órgano. Los pacientes sin trasplante tenían 48.2 meses en terapia sustitutiva.

“Hemos visto pacientes perder dedos, pies porque la hormona encargada de guardar el calcio al hueso, no queda funcionando adecuadamente… entre más años pasen (en diálisis) perpetramos el daño a pesar del trasplante”, explicó Henríquez.

De acuerdo con los nefrólogos, el estudio lo que está haciendo es un llamado para que se trasplante a las personas con insuficiencia renal precozmente.

“Lo terrible y lo que siempre se maneja es que rehabilitar en insuficiencia renal no debe ser mortal, entonces hay que rehabilitarlo para ser útil. Aun con el trasplante si seguimos retardando el ofrecerle al paciente la cirugía no le corregimos todos”, dijo Henríquez.

El año pasado, el Ministerio de Salud (Minsal) reportó 783 defunciones por enfermedad renal, una cifra que ha ido en aumento.

Henríquez manifestó que uno de los problemas que enfrentan y por qué se retardan las operaciones es que en el país solo se cuenta con donante vivo, por lo que es necesario que se implemente la donación cadavérica.

Los médicos estudiaron cuál era el método para evaluar el trastorno del metabolismo óseo mineral del paciente renal crónico, un cambios producidos por la falta de vitamina D y calcio.

Henríquez expresó que las arterias de estas personas que pasan varios años en terapia se empiezan a calcificar y se obstruye la circulación sanguínea con la formación de coágulos y las personas fallecen por un infarto.

La manera de evitar que esto suceda es el trasplante temprano, opinó Henríquez.

El Seguro Social es el único institución que tiene un programa de trasplante de riñón, pero no ha podido aumentar el número de cirugías que se hacen. Semanalmente se realiza un trasplante.

El Hospital de Niños Benjamín Bloom pese a que inició con estos procedimientos en 2000, con apoyo de médicos extranjeros, no ha logrado instaurar un programa sostenido, en varias ocasiones estas cirugías han estado suspendidas por más de un año.

En el Rosales, el único centro de salud publica especializado en la atención de adultos, intentó en 2011 arrancar con el programa, pero solo realizaron dos cirugías, debido a la falta de presupuesto.

Ricardo Leiva, jefe del Servicio de Nefrología del Rosales, expresó que las personas con tratamiento prolongado desarrollan la enfermedad llamada hiperparatiroidismo, la cual afecta los huesos y produce enfermedades cardiovaculares.

Leiva dijo que los pacientes pueden presentar una descalcificación de los huesos y las personas comienzan a sufrir fracturas con facilidad.

Recordó que el año pasado una usuaria con más de 15 años en tratamiento fue atropellada con una bicicleta y falleció por una fractura en la cabeza.

Se estima que la mitad de los usuarios del Rosales padece algún problema de hueso, aunque no se tienen estudios de laboratorio que lo confirmen.

Para Leiva una de las medidas para reducir estos problemas es ofrecer una mejor calidad de diálisis, disponer de los medicamentos necesarios para tratar la enfermedad y el trasplante de riñón.

“No podemos hablar de un servicio de nefrología completo si no hay una unidad de trasplante y dar el salto de calidad ya con donante cadáver y no depender tanto del donante vivo”, comentó el jefe del Servicio.

En Nefrología hay casi 1,000 pacientes en diálisis, hemodiálisis y diálisis ambulatoria, más unos 150 pacientes distribuidos en los servicios de Medicina. Leiva añadió que las unidades de diálisis y hemodiálisis están saturadas y sin el trasplante no hay donde derivar a las personas con enfermedad renal terminal.

“Aquí a los pacientes les damos dos sesiones (de hemodiálisis) a la semana para poder acomodar el gran volumen de pacientes que tenemos, lo ideal son tres de cuatro horas, la calidad es bastante buena porque tenemos buenas maquinas, pero les estamos quitando tiempo a los pacientes”, añadió Leiva.

Expuso que no se trata solo de brindar la terapia, sino de proveerles suplemento para la anemia. El año pasado, por siete meses, carecieron de la medicina para controlarle el fósforo, el calcio, entre otros.

Al mes, unos 50 pacientes son diagnosticados con la enfermedad en etapa terminal, pero una buena parte de ellos se retira luego de pasar uno, dos, tres y más días en la Emergencia esperando una cama de hospitalización para recibir su tratamiento.

Mientras que la nefróloga del ISSS expresó que el factor principal por lo que los pacientes esperan de tres a cuatro años para recibir un riñón es la falta de donantes.

“En el país lo que tenemos es donante vivo, casi siempre el que da el riñón es un familiar, el hermano, mamá, papá, compañero de vida. Pero muchas veces la misma familia de este paciente está enferma, ya están botando proteínas en la orina, son hipertensos, otros diabéticos, eso hace que la población que pueda donar sea mucho menor”, acotó Guzmán.

Henríquez manifestó que en el país las personas no se mueren por insuficiencia renal sino por las complicaciones que presentan, situaciones que pasan desapercibidas en los controles cotidianos.

Para 2010, en el sistema de salud registraba 3,643 pacientes con insuficiencia renal crónica en terapia sustitutiva, diálisis o hemodiálisis.