Salud no explica cómo se determinó muerte cerebral de Waldemar

El Minsal dijo que, sobre el caso, no habrá nuevas declaraciones

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El padre de Waldemar, primero derecha, no quiere que se desconecte a su hijo. Foto EDH / Marlon Hernández

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2013-07-10 8:00:00

No hay nada más que decir sobre Waldemar. Al menos esa es la postura oficial del Ministerio de Salud, desde donde ayer, al solicitarlo, no se explicó cómo se determinó la muerte cerebral del niño.

El martes, la ministra de Salud y el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Bloom confirmaron la información que circuló en las redes sociales poco después del mediodía: “Waldemar tiene muerte cerebral”.

A las 3:00 de la tarde de ayer, tras indagar cuáles son los criterios clínicos de la muerte cerebral, se pidió vía correo electrónico a la oficina de Comunicaciones del Ministerio de Salud consultar al jefe de la UCI del Bloom, a fin de tener respuesta a varias preguntas: ¿Se le hicieron ya electroencefalogramas a Waldemar? ¿Cuántos y con cuánto tiempo de diferencia uno de otro? ¿Cuál fue el resultado? ¿Cómo se evaluó si tiene flujo sanguíneo? ¿Se determinó si tiene afectado el tallo cerebral? ¿Cómo? Y la más importante: ¿cuáles son los criterios clínicos que faltan para que se pueda autorizar que lo desconecten?

Una hora después se llamó por teléfono para reiterar la solicitud. Pero lo que se obtuvo fue algo diferente: “Lo que pasa es que, ayer (el martes), para eso era la conferencia, para todas las dudas que tuvieran, todas las preguntas (…) Lo que se dijo ayer es que, en este momento, no iba a haber ya más declaraciones respecto al caso de Waldemar por respeto a la familia”.

Fuentes internas del Bloom, que pidieron reservar su identidad, explicaron: “Lo de la muerte cerebral se hace con electroencefalograma, un tac control y gammagrafía perfusoria, por lo menos, y no tiene ninguno de esos exámenes”.

Añadió que el martes se le hicieron pruebas de potenciales auditivos a Waldemar. Pero, según la fuente, eso “sólo demuestra que no oye nada más”. No obstante, reiteró que el niño tiene las pupilas dilatadas. Otra fuente consultada, que también pidió omitir su identidad, afirmó: “Tiene todos los signos clínicos. Además está documentado con electroencefalogramas, con potenciales evocados y con pruebas de apnea (falta de capacidad para respirar)”.

Un diagnóstico difícil

Ayer al mediodía, El Diario de Hoy consultó a a la neuróloga Claudia Valencia de Mena sobre los criterios clínicos para determinar que un paciente tiene muerte cerebral, para hacer el infográfico que acompaña esta nota. Ella, quien aseguró no conocer el estado de Waldemar, enfatizó que “el cerebro comanda todo” y que “cuando el cerebro se muere, se muere todo”.

El diagnóstico de la muerte cerebral no es fácil ni rápido, según explicó. Para certificarlo, los hospitales suelen tener definidos protocolos y una lista de criterios clínicos y exámenes que comprueban la muerte cerebral. Todos estos procedimientos son conocidos y practicados por los neurólogos locales.

Uno de estos criterios clínicos es la apnea (falta de respiración) comprobada mediante una prueba de oxigenación. El resultado puede revelar que el tallo cerebral está muerto. Es ahí, en el bulbo raquídeo, donde están los receptores de presión parcial en oxígeno (PO2), presión parcial de CO2 (PCO2) y los vasopresores. Para hacer esta prueba se desconecta al paciente del respirador artificial, si pasan de 20 a 30 segundos y el paciente no respira por sí mismo, eso indica que “está afectado el tallo cerebral”.

Otro criterio es la ausencia de flujo sanguíneo. Para comprobarlo, el médico puede recurrir al “fondo de ojo”. En una persona con vida “el fondo de ojo” permite ver cómo las venas se llenan y vacían de sangre simulando, por su tamaño, pequeñas serpientes. En una persona sin flujo sanguíneo, porque está muerta, eso no ocurre.

Entre los exámenes que sirven para comprobar la muerte cerebral están: el electroencefalograma (EEG), lo adecuado es hacer dos con una diferencia de 24 horas; el doppler trascraneal, similar al ultrasonido; y las pruebas de potenciales evocados, explicó Valencia de Mena.