“Pase adelante. ¿Es primera vez que viene o ya había venido antes?, pregunta una de las empleadas de Ciudad Mujer, en Colón.
-“Primera vez”, respondo. Eran las 8:10 de la mañana; las usuarias conversaban sobre sus vidas; mientras más mujeres iban acumulándose en la Recepción.
Una hora y 10 minutos después, la recepcionista me da el paso.
¿A qué viene?, me preguntan, luego me pide el DUI. Al observar que no vivía en la zona me dice que no hay problema en atenderme, pero que también podían hacerlo en otra sede que me queda más cerca. Mis datos son colocados en la base y minutos después me entrega mi carnet.
Luego de 15 minutos, escucho mi nombre, y una señora me lleva a uno de los cubículos, el cual está bien iluminado y fresco por el aire acondicionado.
-¿En que la puedo ayudar?, me dice.
-Necesito consulta, le explico. Y le relato los problemas de pareja.
Es una charla que se extiende por 45 minutos, me deja hablar todo lo que quiera, también me da consejos y propuestas de lo que podía hacer. Al finalizar, me indica que hable con una de las psicólogas y luego pase consulta.
Son las 10 :30 de la mañana y estoy con la psicóloga .
De nuevo relato mi caso. Me escucha y me aconseja e insiste en que la última palabra la tengo yo.
Pero también me recalca que mi pareja y yo busquemos consejería y tratemos de solucionar los problemas.
El área de salud sexual es la más saturada en esta sede. A las 11:15 intenté pasar consulta, pero hay unas 20 mujeres, en su mayoría jóvenes, esperando turno. Al preguntar a la enfermera si podría pasar, ella me expone que hay cupo, pero que no sabe a qué hora sería mi turno. Mejor decido retirarme del área.