Tener enfrente esta fruta conocida popularmente como “guinda” y en algunos lugares como “grosera”, a cualquiera se le hace agua la boca.
El tímido Miguel se limitó a contar que esta fruta es muy significativa de la época, de abril y mayo, y que se recoge en guacales grandes en los que caben unas 25 libras, a un costo de por lo menos $5.
Con él, del nombre del fruto, ni hablar.
Accedió a contar que sus clientes principales son escuelas, mercados y vendedores ambulantes, que se encargan de ponerle el toque a este producto que se caracteriza por su color entre verde y amarillo y de sabor ácido.
A pesar de su sabor fuerte, los niños y mujeres tienden a consumirlo con chile, mucha sal, alhuaiste y los más atrevidos, hasta con limón.
“Qué grosera”, parece la frase común para quienes les gusta más y más ácido. Quizás de allí uno de sus nombres.
El árbol en el que nace tampoco es muy conocido y puede que de sus racimos, como se encuentran, venga el nombre de “guindas”.
Miguel tiene en su terreno en el Pezote, El Congo, por lo menos cuatro de estos árboles que para estos días, están llenos del fruto, y su proceso de florecimiento se produce tres veces al año.
Un fruto que con sólo verlo se le hace agua la boca o ¿la saliva? a cualquiera.