Unos 700 menores de 18 años cumplen una condena por homicidio, extorsión o robo, en los cuatro centros de readaptación, según registros del Instituto Salvadoreño para el desarrollo integral de la Niñez y la Adolescencia (Isna).
Otra cifra similar de infractores cumplen penas en centros abiertos.
Según el director del Isna, Luis Enrique Salazar la población infantil en resguardo se ha incrementado en los últimos dos años como consecuencia del “fenómeno estricto de la persecución penal”.
Nueve de cada 10 de los prisioneros en estos centros son del sexo masculino y el restante femenino.
“La criminalidad penal juvenil se orienta al ritmo que se mueve la delincuencia general de adultos”, explicó Salazar.
Agregó que antes, la mayoría de los internos era por delitos patrimoniales, pero ahora por ilícitos graves como homicidio, extorsión, sexuales, subrayó.
Pero además el Isna atiende a unos 550 entre niños y adolescentes en 12 albergues, quienes son devueltos a sus familias luego de haber superado el problema.
Adicionalmente hay unos 1,450 jóvenes en 47 centros privados de atención autorizados por el Isna. Estos podrían haber sido víctimas de maltrato familiar u otro tipo de abusos en sus hogares.
El director del Isna afirmó que una de cada tres niñas ha sido abusada sexualmente, y en la misma proporción, han resultado embarazadas fruto del abuso de los adultos.
En un 10 por ciento también los varones sufren abusos sexuales, esto sin contar la explotación laboral a falta de políticas sociales.
En total unos ocho mil infantes están a cargo de la institución, quienes han sido referidos por diversas circunstancias ya sea por orfandad, abandono u otra razón. De la totalidad siete mil reciben atención inicial como alimentación, estimulación temprana.
Para reducir estas cifras de niños la Unicef, Isna y la alcaldía de San Salvador han capacitado a 600 personas para que aprendan a ser padres, a fin de evitar que por malos tratos los empujen hacia las maras en el futuro.