Polémica por tiburón martillo

El pleito eterno entre la conservación de la biodiversidad y la subsistencia del hombre ha generado polémica entre ONG, exportadores de aleta y hasta el mismo Goes.

descripción de la imagen
Polémica por tiburón martillo

Por

2013-03-03 8:00:00

¿Apoyar o no apoyar la inclusión del tiburón martillo en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites)? ¿Qué pesa más, el comercio o la conservación de estos escualos? Ese es el dilema que se han planteado países como El Salvador tras anunciarse que en marzo habrá un segundo intento por incluir al tiburón martillo en la normativa.

En el país, el dilema entre conservar o comerciar ha llevado a algunos involucrados en el negocio de la aleta de tiburón a decir que sería un error apoyar esa propuesta.

“Creo que lo que van a lograr es que en este país no se ejerza el reglamento que de ahí va a surgir, porque se carece tanto de recursos y se compromete al país a dar cumplimiento, control y vigilancia de un acuerdo internacional”, sostiene Rafael Baires, el gerente de operaciones de Pesca Pelágicos Aurora S.A. de C.V., una de las cinco exportadoras de derivados de tiburón que operan en el país.

Las autoridades del Centro de Desarrollo de la Pesca y la Acuicultura (Cendepesca) ven a Cites como una amenaza para la continuidad de la industria pesquera, bajo el argumento de que quienes sufrirán más con el convenio son los pescadores artesanales.

“Nuestra posición, y me va a disculpar si no se la digo con suma claridad, pero andamos buscando un balance entre los pescadores artesanales versus la parte internacional”, expresa Víctor Torres, director de Cendepesca.

Para algunos biólogos marinos, en el país es urgente el reordenamiento de la pesca. En particular de especies migratorias como los tiburones, a fin de evitar la sobrepesca y la captura de neonatos, que tienen gran impacto en las poblaciones globales.

En enero, el experto mundial de tiburones, Randall Arauz, realizó un recorrido de playas en el país y explicó que “gran parte de los pescadores artesanales en El Salvador está atrapando tiburones recién nacidos, los que se utilizan en el mercado doméstico. Cites solo trata con el comercio internacional, por lo que limitar la exportación de aletas de tiburón martillo no tendrá ningún impacto sobre los pescadores artesanales”.

Néstor Herrera, autoridad científica de Cites en el país, argumenta que “lo que se estaría garantizando es que el Ministerio de Agricultura tenga un mayor control sobre las aletas y subproductos del tiburón que se exporten”.

En el país, la industria tiburonera se ha lucrado por años de las 20 especies que se registran. Solo en 2011 las exportaciones de aleta de tiburón alcanzaron las 30 toneladas, equivalentes a 2 millones 350 mil 715 dólares, según datos del Banco Central de Reserva.

Pelágicos Aurora exporta desde 1993 y su único comprador está en Hong Kong, cuna de los restaurantes de sopa de aleta de tiburón.

Este negocio favorece a los restauranteros en Asia, donde un tazón de sopa puede alcanzar los $200. El precio de la libra de aleta en El Salvador se cotiza entre los $75 y $125.

La situación es complicada para los pescadores locales, pues se endeudan con créditos de $700 para embarcarse tres días. En el peor de los escenarios pierden hasta la vida, como el caso de los cuatro pescadores tiburoneros de Acajutla que naufragaron en enero de este año.

El Apéndice II, entre otros aspectos, busca regular el comercio internacional de una especie que podría estar en peligro de extinción si no se somete a una reglamentación efectiva.

En ese sentido, Mario González, director regional de la Organización del Sector Pesquero y Acuícola del Istmo Centroamericano, Ospesca, afirma: “Muchas veces podemos satanizar ingresar al Cites y no debería de ser así. Pues si nosotros estamos bien organizados, tenemos claridad meridiana del ámbito del recurso, de la parte social y comercial, con mucha más tranquilidad podríamos tomar medidas”.

En 2010 la propuesta de la cornuda, como se le conoce al tiburón martillo, perdió en Cites por cinco votos. “En esa oportunidad, El Salvador se abstuvo, pero esta vez queremos un voto a favor”, sostiene Enriqueta Ramírez, presidenta de VivAzul.

En septiembre de 2012 el tiburón martillo común fue incluido en el Apéndice III de la Cites.

Este 2013 Cites ha declarado el año de los tiburones, y en su próxima reunión de las partes (COP 16, Bangkok, del 3 al 15 de marzo) se han propuesto al Apéndice II otros escualos como el tiburón oceánico punta blanca, el marrajo sardinero y las mantarrayas oceánicas y de arrecife.

El apéndice II obliga a la autoridad científica local a suministrar y a limitar los permisos de exportación con el fin de cerciorarse de que el proceso no comprometa la situación de la especie.

Esta nueva iniciativa fue impulsada por Costa Rica.