La antigüedad de las imágenes utilizadas en la Semana Santa es orgullo de fieles

No puede haber tradiciones religiosas de esta época sin figuras antiquísimas, que guardan más que historia. En ellas están años de devoción, respeto y solemnidad propios de la fe católica

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La urna que se utilizará en el Santo Entierro del templo Santiago Apóstol, de Chalchuapa, fue restaurada por el pintor oriundo del municipio Riccardo Saz. foto EDH / Iris Lima

Por Iris Lima comunidades@eldiariodehoy.com

2013-03-23 8:05:00

Después de 72 años de haber realizado el primer recorrido por las calles de Chalchuapa, en Santa Ana, la urna del Santo Entierro del Cristo Yacente, del templo de Santiago Apóstol, lucirá remozada.

El pintor chalchuapaneco, Riccardo Saz, fue designado por la hermandad del santo entierro para restaurar en su taller “Arte en las Manos”, la obra que comenzó a crear el ebanista Andrés Polanco Hernández, en 1937, con la ayuda del pintor Dionisio Ruiz.

Cuatro años tardaron Polanco y Ruiz en darle forma a la carroza fúnebre; y después de varias propuestas, elaboraron una urna de madera de cedro, sin clavos de metal, de estilo barroco sencillo americano, con influencias del siglo XVI.

La obra medía 2.27 metros de largo por 2.41 de alto y 1.20 de ancho; mientras que la plataforma era de seis metros. Pero en 1982, la Cofradía de la Cruz decidió alargar la plataforma de la urna a 9 metros, para que fuera cargada por 42 “cofrades”. Esta ampliación fue elaborada en el taller Belén, del escultor guatemalteco Virgilio Castillo Pacheco, en Antigua Guatemala.

Saz explica que la obra original tenía 140 rubíes que la comunidad católica donó en aquella época, como símbolo de agradecimiento al Creador.

Sin embargo, con el correr de los años, fueron hurtados y, poco a poco, fueron sustituidas por canicas infantiles de vidrio, las cuáles ya fueron retiradas y sustituidas por otro tipo de piedras decorativas.

Los motivos

Según Roberto Hernández, presidente de la Hermandad del Santo Entierro de Chalchuapa, la razón principal para restaurar de la urna, fue el deterioro que presentaba.

“El Viernes Santo de 2011 cayó un aguacero en plena procesión del Santo Entierro, que dañó la pintura, el sistema eléctrico y los ángeles y apolilló la madera. Arruinó por completo la urna”, explica.

El año siguiente, la urna volvió a ser utilizada para los actos litúrgicos.

A finales de 2012 dice, tomaron la decisión de restaurarla ante el visible daño que tenía.

El pintor y restaurador de la urna asegura que en la intervención, que duró tres meses, hicieron varios cambios.

Por ejemplo, debido al deterioro, la parte de arriba de la urna se desarmó, lo que implicó buscar un carpintero para su reparación. Además, algunos ángeles estaban quebrados y tuvieron que ser intervenidos; y lo más relevante para Saz es que le quitaron 128 clavos innecesarios, que “solo lastimaban la madera”. La iluminación de la urna fue cambiada en un 70 por ciento.

“En años anteriores, (la urna) tenía candelas internas y los focos no tenían fuerza. Hoy se le han puesto lámparas tipo led, más luminosos, más decorativos, más elegantes”, dice Saz.

Para este año, a la urna no se le colocará ninguna decoración para que pueda ser apreciada por la feligresía. Algunos chalchuapanecos dicen estar de acuerdo. Opinan que “así debería de ser todos los años para que (la urna) se luzca. Solo que adornen la plataforma; pero que no tapen con decoración la hermosa restauración que se le ha hecho”, manifiesta Clara López.

Chalchuapa se caracteriza por ser una de las primeras comunidades cristianas en El Salvador. Su iglesia colonial y las imágenes que se utilizan en las actividades de esta época, datan del año 650, dice el párroco presbítero César Hernández. Entre ellas está Jesús Nazareno, la Virgen María, María Magdalena y San Juan.

“(Las imágenes) tienen sus detalles de plata. La Virgen Dolorosa lleva su daga y su corazón con las siete espadas de dolor”, explica el sacerdote.