Inventan nuevas formas de extorsionar

Ya no se conforman con dinero, también exigen que los lleven a la playa o gustan de comer gratis en restaurantes, según exdirector de la Policía.

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Las empresas destinan altos montos para seguridad privada en sus presupuestos, para evitar robos o extorsiones. Foto EDH

Por David Marroquín sucesos@eldiariodehoy.com

2013-03-17 7:50:00

La evolución que están teniendo las pandillas con respecto a su sistema de extorsiones debe llamar la atención de las autoridades de Justicia y Seguridad Pública, según lo advierte el exdirector de la Policía Rodrigo Ávila.

En la actualidad, las pandillas ya no cobran las extorsiones solo vía monetaria, sino también a través de “servicios prestados”.

A esto último se suma que también quieren hacer ver que tienen interés en convertirse en gente productiva, dedicándose a la venta de productos, cuando en realidad quieren eliminar la competencia de los negocios que ellos abren en las comunidades en aras de su reinserción.

Ávila reveló que conoce de casos en los que transportistas que poseen buses, camiones o microbuses son obligados a llevar a los pandilleros, dos veces al mes, a las playas, con sus familias, sin que ellos paguen siquiera la gasolina.

Otra de las nuevas formas de extorsión que relató el exdirector policial es el caso del propietario de un restaurante en San Salvador: los pandilleros han llegado al colmo de llegar con sus familiares a comer de gratis, las veces que han querido; o de lo contrario, el dueño se arriesga a ser víctima de represalias.

Ávila añadió que hay una operadora de televisión por cable que ha sido obligada a conectarles el servicio a los pandilleros en una colonia del área metropolitana de la capital a cambio de que sus empleados puedan entrar a instalar el servicio a sus clientes y evitar que les destruyen las líneas o atenten contra sus trabajadores.

Han llegado al extremo de exigir dinero a los propietarios de los vehículos para que puedan estacionarlos en un parqueo común; si no les pagan, se los dañan.

Pero el riesgo que más le preocupa a Ávila es el hecho de que los pandilleros quieren dar la impresión de que se están reinsertando, aunque en realidad quieren imponer una especie de “paz criminal”, donde ellos puedan delinquir de una forma legal.

Para ejemplificar ese argumento, sostuvo que en un municipio de la zona paracentral hay un grupo de pandilleros que abrió una panadería con la fachada de que se convertirían en personas productivas. Sin embargo, amenazaron a los dueños de las otras cuatro panaderías de la zona y les obligaron a cerrar sus negocios, para ser ellos los únicos en comercializar el pan.