Noé cumplió su sueño ayer: sepultar a su hija

Los asesinos la habían enterrado a tres cuadras de su casa

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Noé Martínez (primer plano) dice que no sabe por qué ni quiénes asesinaron a su hija Iris, una joven que desapareció pocos días antes de graduarse de bachiller. Foto EDH / Jaime Anaya

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2013-03-12 7:55:00

Minutos antes de enterrar a Iris Noemy, Noé Martínez agradeció a todos los presentes y a todos los que le habían ayudado a cumplir su sueño: darle cristiana sepultura a su hija, luego de 111 días de dolorosa búsqueda.

Iris desapareció el 29 de octubre anterior junto a una compañera de estudios, Verónica Platero, cuando salieron hacia el hospital de San Bartolo, Ilopango, a hacer prácticas como parte de sus estudios de tercer año de bachillerato en Salud, el cual cursaban en el Instituto Nacional San Luis, de Soyapango.

Los restos de Iris y de Verónica fueron encontrados en la Carretera de Oro, a la altura del paso en la calle conocida como Ciudadela Don Bosco, el pasado 17 de febrero.

De acuerdo con las autoridades policiales, los restos de ambas jóvenes fueron abandonados en ese lugar tras haber sido extraídos de una tumba clandestina donde los asesinos las habían sepultado en un intento de desviar las investigaciones sobre el caso.

Entre lágrimas y cargando una fotografía en grande de Iris, Noé dijo que quienes mataron a su hija lo habían hecho llorar mucho, pero que estaba seguro de que los asesinos no escaparían de la justicia divina por haber asesinado a una joven que a su edad tenía muchos sueños para su vida.

Un calvario de 111 días

El acongojado padre agregó que jamás imaginó que los asesinos hubiesen sepultado clandestinamente a su hija a menos de 300 metros de su vivienda, en la colonia Santa Eduviges, en Soyapango.

Él la buscaba lejos de su domicilio. Incluso la anduvo buscando en el departamento de Usulután, según comentó ayer durante el sepelio de la joven, en el cementerio general de Soyapango.

Para Noé, parte del calvario ha terminado. Saber dónde descansará su hija, a quien pocos días antes le había preguntado, en son de broma, cuándo lo haría abuelo, le da un poco de sosiego.

“Voy a descansar un poco del agobio que sentía. Satisfecho no estoy. Así lo estaré cuando todo salga a la luz”, afirmó.

También agradeció a las autoridades de Seguridad Pública por el empeño que pusieron para encontrar el cuerpo de ambas jóvenes.

De acuerdo con fuentes policiales, Iris y Verónica habrían sido asesinadas por miembros de pandillas.

La principal hipótesis, según fuentes policiales, es que Verónica sostuvo una relación sentimental con un cabecilla de la Mara Salvatrucha que vive atrás de la delegación policial de ese municipio.

Cuando esa relación acabó, la joven inició otra con un miembro de la pandilla Dieciocho. Cuando desapareció, Verónica vivía en la misma casa de Iris (quien le había dado posada), después de abandonar la casa de su familia.