Demandan a escuela de aviación por negligencia

Según Aviación Civil, el avión accidentado tenía antecedentes de dos percances anteriores y no hay evidencias escritas de haber sido reparado

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El accidente aéreo del 13 de julio de año pasado llegó a los tribunales de Soyapango. Los padres de dos de las tres víctimas pretenden evitar más tragedias de este tipo. Foto EDH / Archivo.

Por Jaime López sucesos@eldiariodehoy.com

2013-02-16 7:00:00

Una posible negligencia de la escuela de aviación pudo ser la causa del accidente aéreo en el que un instructor y dos alumnos perecieron en Ilopango, en julio del año pasado, según se desprende del informe preliminar de la Autoridad de Aviación Civil (AAC).

Por el estado de la investigación, los resultados únicamente han sido compartidos a las partes implicadas: padre de las víctimas y propietario de la escuela de aviación.

En el informe, la autoridad revela que la aeronave accidentada al final de la pista del aeropuerto de Ilopango, el 13 de julio del año pasado, había tenido antecedentes similares en 2006 y 2009; y que no existen bitácoras o libros en los que se registren reparaciones de los daños ocasionados en esas dos ocasiones.

“Nosotros queremos dejar un legado a la población salvadoreña, porque hay muchos padres que están soñando que sus hijos sean pilotos como el caso nuestro, que ya tenemos más de 30 años de carrera”, afirmó José Antonio Martínez Urquilla, padre de una de las víctimas.

Los ofendidos buscan demostrar la negligencia que hubo de parte de la escuela de aviación, representada por Carlos Dárdano en el accidente en el que murieron dos jovencitos alumnos y un instructor.

“No existen registros de Aeronáutica en informe preliminar de la Agencia de Aviación Civil, que conste alguna reparación en el avión”, reiteró Martínez. “Esto era una bomba de tiempo, una ruleta rusa que desgraciadamente vino a enlutar a nuestras familias”, subrayó.

El apoderado legal de las familias dolientes, Carlos Morales, aclaró que la investigación de Aviación Civil no es para deducir responsabilidades ni para sancionar faltas, sino para proporcionar recomendaciones para evitar accidentes.

“Esta es falta o culpa grave que según el Código Civil equivale al dolo, delito penal no hay”, dijo el abogado.

Los padres de José Antonio Martínez y Rodrigo Calles, dos de los tres accidentados, aún no logran reponerse del dolor que les causó la tragedia aérea. “Teníamos sueños con nuestros muchachos. Nos quitaron la sonrisa de la vida que había en nuestros hijos”, exclamó Martínez.

David Calles, padre de Rodrigo, afirmó que este accidente los ha afectado desde todo punto de vista, “emocional, físico y psicológicamente. Además les ha ocasionado sentimientos encontrados”.

Afirmó que sólo el que ha perdido un hijo es capaz de describir el sentimiento que han padecido todo este tiempo atrás, una situación que embarga a padres, hermanos y abuelos de los jóvenes.

Lo que más pesar e indignación causa a los ofendidos es que este accidente haya ocurrido por descuidos de una escuela y por ello tres familias ahora estén sufriendo.

Ante esta situación los dos padres han decidido demandar a la escuela de aviación.

“Como pilotos de 32 y 35 años de experiencia, después del accidente hemos notado una serie de inconsistencias y faltas que indican la dejadez de parte de la escuela de aviación”, dijo Martínez.

Los demandantes esperan reunir todas las pruebas necesarias para demostrar que el accidente aéreo registrado en julio del año pasado y que causó la muerte de tres personas fue por desinterés de la escuela. Los padres afectados aclararon que con esta demanda no buscan ser indemnizados económicamente, ni volver a la vida a sus hijos, sino que se evite que estos casos se sigan repitiendo.

Los dolientes cuestionaron la actitud de indiferencia del propietario de la escuela de aviación.

“Hemos visto la indiferencia total hacia nosotros en todo sentido del propietario de la escuela donde estudiaban nuestros hijos. No estamos pidiendo dinero o regalías, es la parte moral de la que hablamos, en especial de Carlos Dárdano”, afirmó Martínez. Según los padres, los jóvenes accidentados realizaban su primera hora de vuelo del segundo nivel de estudios que cursaban.

“Tenemos entendido que ese avión no había sobrevolado en un mes. Dicen que por defectos de tapicería, que tampoco está anotado en las bitácoras. Según lo dicho por Carlos Dárdano, el avión estuvo 45 minutos con los motores encendidos haciéndoles pruebas”, afirmó.

No era momento para mandar a volar a dos jóvenes en su primer hora, en un avión bimotor. Antes debían efectuar un vuelo de prueba con un piloto experimentado como Carlos Dárdano, junto a un mecánico a bordo para evaluar el funcionamiento de los motores, el fuselaje y las hélices.

Cuando hay daños en un avión, el fabricante recomienda abrir los motores, cambiar las hélices y no hay nada escrito que esas reparaciones se hayan hecho, dijo uno de los padres. Aviación Civil debería tomar medidas para evitar que estos accidentes se repitan.

Para conocer la posición de Carlos Dárdano, propietario de la escuela, El Diario de Hoy intentó vía teléfono y correos electrónicos obtener una reacción. Pero luego de varios intentos, no se obtuvo respuesta, excepto por la última vía, en que Dárdano manifestó que “próximamente” se comunicaría con el periodista.

Sin embargo, después de dos semanas de espera, no fue posible una declaración.