Con educación y empleo luchan contra las maras

Autoridades buscan que los beneficiados expandan sus conocimientos con otros muchachos de sus colonias

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Madres solteras son capacitadas en cursos con los que más tarde se pueden ganar la vida sin salir de sus casas y exponer a sus hijos. foto edh / Cortesía de injuve

Por Jaime López nacional@eldiariodehoy.com

2013-02-24 7:00:00

Dos adolescentes de entre 13 y 15 años se hicieron pandilleros en una colonia de Tonacatepeque, poco después que dejaron de ir a la escuela. El detonante de la deserción escolar fue la situación económica de su progenitora, pues era madre soltera que para sostener a sus hijos debía salir a trabajar de 6:30 de la mañana a 6:30 de la tarde.

Los muchachos debían pasar 12 horas solos en aquella humilde vivienda sin el apoyo moral e instructivo de su madre.

Durante esas horas, los niños transitaban por el pasaje y la calle principal de la colonia, donde un grupo de mareros se mostró como sus buenos amigos y los atrajo.

Pero el problema no para con estos dos adolescentes, pues la mujer es madre de otros dos niños de 5 y 7 años, quienes correrían la misma suerte si no cambia su condición.

Como este caso hay miles en El Salvador que se convierten en tierra fértil para las pandillas y la delincuencia común.

Esto, a pesar de que en conferencia, en Quezaltepeque, en el marco de la declaratoria de municipio libre de violencia, un pandillero hizo un llamado a los niños y jóvenes a no hacerse de maras porque eso no los lleva a nada bueno y los invitó a aprovechar su tiempo en la escuela, a seguir los consejos de sus padres y de las personas que los aman para que sean hombres y mujeres de bien.

“Los que ya estamos en la mara, ya estamos, pero los que no son que se abstengan”, pidió el marero.

Pero en otros municipios basta que uno de estos sujetos se acerque a los jóvenes y les ofrezca algo de dinero, comida u otros beneficios para ganárselos, afirmó un fiscal que con frecuencia se encuentra con estos casos.

En estas situaciones es necesario el auxilio del gobierno mediante políticas claras de prevención.

Según la Dirección de Estadísticas y Censos, (Digestyc), en el país hay más de un millón y medio de jóvenes, lo que se traduce en más de un 26 por ciento de la población nacional.

Todo esfuerzo en favor de la niñez y adolescencia requiere de apoyo como capacitación para el auto empleo, administración eficiente de negocios y facilidad de microcréditos.

Con esta asistencia, las madres solteras estarían en la capacidad de crear su propia fuente de trabajo sin tener que salir de sus hogares y desprenderse de sus pequeños hijos.

El Instituto Nacional de la Juventud (Injuve) promueve el programa Pro Jóvenes II en 78 comunidades seleccionadas en los 14 municipios del área metropolitana de San Salvador.

El programa, auspiciado por la Comunidad Económica Europea, tiene como fin generar la convivencia familiar y comunitaria en zonas de exclusión social o marginales.

“Con esta iniciativa nos proponemos reactivar el tejido social en respuesta a la Constitución que dice que la familia es la base de la sociedad salvadoreña”, afirmó, Miguel Pereira, presidente del Injuve.

Bajo esta propuesta, dirigentes comunales seleccionan en sus vecindarios a los jóvenes que requieren apoyo para salir adelante, luego envían la nómina a las alcaldías y estas luego de darle su aval; las envían al Injuve.

El programa ya está en marcha y beneficia a 810 jóvenes, quienes no estudiaban ni trabajaban.

De la totalidad, 117, entre hombres y mujeres, están en la modalidad de “empresa centro”, acotó Pereira.

Esta consiste en que el muchacho aprende un oficio y lo practica en una empresa que Injuve le busca como madrina.

El Injuve brinda al beneficiado 150 dólares por mes y la empresa madrina 100 dólares más, de modo que el becario obtiene 250 dólares por mes.

Los jóvenes eligen los cursos de su predilección y el Injuve les busca quién se los impartirá. En esas condiciones hay 40 muchachos que escogieron cocina internacional ofrecido por el Instituto Tecnológico Centroamericano (ITCA) y sus prácticas las desarrollan en restaurantes capitalinos.

Por su comportamiento y conocimiento, varios becados ya fueron contratados.

Los favorecidos deben cumplir además de conocimiento de la especialidad, con ser disciplinados, vestir adecuadamente, saberse comportar con otras personas y ser puntual en el horario de trabajo, entre otros.

Buscan superarse

El programa ya dio sus primeros frutos, algunos que habían dejado la educación formal, han regresado a los centros educativos para retomar sus estudios en sus horas libres, mientras otros han ingresado a las universidades.

Una de las favorecidas con las becas es una jovencita a quien le mataron al papá y a la mamá por ser de pandillas. En su vida adulta salió embarazada y se convirtió en otra madre soltera. La joven obtuvo el beneficio para estudiar cocina internacional, “con la cual vio una luz en el túnel. Ahora está totalmente dispuesta a compartir sus conocimientos con los demás”, dijo el presidente del Injuve.

A cambio de una beca, el Injuve pide a los beneficiados que multipliquen sus conocimientos en sus comunidades, mediante el desarrollo de talleres de cocina u otras manualidades.

La institución y las alcaldías aportan los insumos necesarios para el desarrollo de las actividades.

Otros 78 jóvenes han sido capacitados como técnicos comunitarios contra la violencia en áreas como arte, deportes, educación, familia, medio ambiente y participación juvenil.

Estos muchachos han compartido sus conocimientos con 335 jóvenes en zonas conflictivas.

También 239 madres solteras han sido capacitadas por su habilidades para el trabajo, en las especialidades de cocina, panadería, pastelería, corte y confección, pastelería, cosmetología, manualidades y floristería.

El programa incluye otorgamiento de equipos de trabajo o los recursos necesarios para iniciar de inmediato sus operaciones según sea la especialidad.

Pereira afirmó que han aprovechado el servicio social de jóvenes de siete departamentos, que están por graduarse de bachillerato para que compartan sus conocimientos en temas de salud reproductiva, manejo de desechos sólidos, enfoque de género, charlas contra la violencia y convivencia comunitaria; habilidades para la vida, el trabajo y la seguridad vial.