“Que Dios nos haga el milagro de que se haga justicia”

El lunes es la audiencia inicial contra la mujer que se la llevó a EE.UU., según informó la Fiscalía

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María Isabel Meléndez lleva más de cinco meses llorando la ausencia de su nieta, desaparecida en ruta hacia EE.UU. Foto EDH / MAURICIO C??CERES

Por Jorge Beltrán Luna sucesos@eldiariodehoy.com

2013-01-12 7:00:00

Sin nieta y sin dinero. Así admiten que han quedado los abuelos de Kimberly Abigaíl Escobar, de 12 años, desaparecida desde el pasado 8 de agosto cuando hacía un intento por reunirse con sus padres, quienes viven en Estados Unidos desde hace 10 años.

Por esa desaparición, se ha iniciado un proceso judicial en el Juzgado Quinto de Paz de San Salvador, contra la salvadoreña Carmen de La Paz C., de 62 años, a quien los abuelos de la menor afirman que le pagaron nueve mil dólares para que la llevara de forma ilegal hasta Nueva York.

La tragedia para Miguel Ángel Escobar y María Isabel Meléndez, ambos residentes en el municipio de Tejutepeque, Cabañas, lleva más de cinco meses y no hay visos de que esa pena llegue a su fin.

Si acaso podrían tener un ligero alivio, afirman ambos, en caso de que la supuesta responsable sea castigada por la justicia salvadoreña.

Pero incluso eso es incierto, según piensa el abuelo de Kimberly, a quien le han contado que la imputada ha puesto a cuatro o cinco abogados particulares. “Es persona de dinero”, afirma Miguel Ángel. Y eso le infunde temor de que la justicia la pueda favorecer.

A Miguel Ángel y su mujer, María Isabel, no les interesa el dinero perdido, o que los bienes que hipotecaron para pagar el viaje incierto de su nieta Kimberly los pierdan definitivamente.

Lo que les importa son dos o tres cosas: hallar a su nieta viva o muerta y que “Dios haga el milagro de que se haga justicia”. “Porque eso que esa mujer hizo con mi nieta es peor que un asesinato”, afirma el abuelo de la desaparecida.

A esas dos peticiones se le suma una tercera. Conocer la verdad de lo que sucedió con la adolescente.

Tan sedientos de esa verdad están ambos abuelos que coinciden en que si la imputada les dijera dónde está su nieta, qué fue lo que pasó realmente, y les dijera dónde encontrarla, tal vez hasta podrían desistir de sus deseos de justicia.

Pero esto último es lo menos posible, consideran ambos septuagenarios.

Asomos de esperanza

El jueves anterior, María Isabel viajó a San Salvador para que le extrajeran sangre. Le dijeron que era para hacer una comparación genética entre ella y los restos humanos hallados en un lugar de Houston, Texas. Aun no saben cuándo les darán la respuesta.

De momento, la incertidumbre los mantiene con sentimientos encontrados: por un lado quisieran que esos restos de los que les han hablado fueran los de su nieta, para acabar con su dolor.

Pero en otro extremo, también quisieran que no fuera así; quisieran que de un momento a otro la adolescente apareciera viva.

Y tienen varias razones, dicen, para creer que los restos hallados en Houston no sean los de Kimberly. Por ejemplo, la cuenta de Facebook de la menor ha registrado actividad meses después de que fuera reportada como desaparecida.

Desde la cuenta de Kimberly se han enviado dos solicitudes de amistad a dos personas conocidas, originarias de Tejutepeque, y una a otra persona, supuestamente de nacionalidad norteamericana.

Una de esas solicitudes fue enviada a un joven de Tejutepeque, afirman los abuelos y un primo de Kimberly.

Sin embargo, hasta ahora no han podido corroborar si realmente es Kimberly quien ha enviado esas solicitudes.

Algo los turba. No creen capaz a su nieta de que pudiendo acceder al Facebook y no les hubiera ya enviado un mensaje a ellos, a sus padres o a cualquier pariente.

Pero además de la supuesta actividad en Facebook, Miguel Ángel y María Isabel tienen otro motivo para pensar que su nieta podría estar viva: Días después de que se extinguiera toda forma de comunicación con Kimberly, es decir, después del 7 de agosto pasado, sus padres enviaron a una persona a buscar a la menor al sector de Texas, (Falfurrias y McAllen) desde donde sostuvo la última conversación con los abuelos.

Esa persona no halló ningún indicio de que la menor hubiese muerto en el trayecto.

El Departamento de Seguridad Pública de Texas (TXDPS, por sus siglas en inglés) tampoco ha tenido resultados, según consta en su página web. El caso de Kimberly está marcado con el número A1208002.

La última vez que fue vista fue el 8 de agosto de 2012, en compañía de dos mujeres en la autopista 281, rezan los documentos oficiales.

¿Tres días para llegar a la frontera con EE.UU.?

Aquella negociación que inició en abril de 2012 con Carmen de La Paz C., estuvo plagada de mentiras desde un principio según consta en el expediente judicial 5-2013 del Juzgado Quinto de Paz de San Salvador.

A la abuela de Kimberly, la imputada le dijo que se llamaba Rachel y que le garantizaba que en ocho días, su nieta estaría reunida con sus padres.

Tenían una opción más: otra mujer les dijo que se la llevaba pero que tardaría por lo menos 15 días en llevarla hasta Nueva York. Esta última opción les pareció más realista, pero fue Kimberly quien dijo que se iría con “Rachel”.

Cerraron el negocio. Los abuelos hipotecaron un inmueble y un vehículo para reunir parte del dinero que le entregaron a “Rachel”.

La mujer los traía con mentiras sobre la fecha de salida. Pero de repente los citó a la Terminal de Oriente para que le llevaran a la adolescente.

El 30 de julio, Miguel Ángel y María Isabel se despidieron de su nieta, a quien tomaban como mucho más que eso, como una hija; la habían criado desde los 2 años, cuando sus padres emigraron ilegalmente a Estados Unidos.

De acuerdo con María Isabel, a los tres días de haber salido de El Salvador, Rachel le llamó para decirle que estaban ya en México, en la frontera con Estados Unidos.

El 7 de agosto, la presunta traficante de personas los volvió a llamar. Hablaron con Kimberly quien les dijo que estaban a punto de cruzar a territorio estadounidense, que lo harían en la madrugada del 8 de agosto.

Pero ahora ambos abuelos creen que esa fue otra de las mentiras que Rachel les dijo. Hoy les parece imposible que en tres días hubiese llegado desde El Salvador hasta la frontera de México con Estados Unidos.

Aunque su nieta les dijo que estaban en un pueblo llamado Macali, el abuelo cree que como su nieta no conocía, pudo haber sido engañada.

La entregó a un tal Juan Gómez, otro coyote

Tal parece que el trabajo de “Rachel” consistió solo en llevarla hasta la frontera con Estados Unidos. Que sería Juan Gómez quien se encargaría de llevarla hasta Nueva York. Eso fue lo que dijo en la llamada del 7 de agosto.

Sin embargo, al día siguiente, los abuelos intentaron saber por dónde iba su nieta. La respuesta que tuvieron es que ese día, al mediodía, la joven se había quedado porque ya no quería caminar. El hombre que les contestó el teléfono les aseguró que había visto cuando agentes de Migración de Estados Unidos la habían subido a un pick up.

Ese mismo 8 de agosto, “Rachel” jamás les volvió a contestar los teléfonos. Nunca más supieron de ella.

El 12 de agosto, un hombre que dijo tener a Kimberly les exigió que le depositaran 3,500 dólares en una cuenta bancaria en Estados Unidos. Él se encargaría de trasladar a la menor hasta Nueva York.

Los padres de Kimberly lo hicieron. Hubo problemas en el retiro. El hombre siguió insistiendo en que le hicieran ese depósito porque él tenía a la adolescente. Eso fue hasta el 12 de agosto. Desde esa fecha no recibieron ninguna llamada de nadie que les dé buenas noticias de su nieta.

Han pasado más de cinco meses desde que Kimberly dejó Tejutepeque, ciudad en la que muchos conocen el caso. La describen como una menor alegre, un tanto inquieta sin llegar a lo problemático.

A su abuela, María Isabel, solo le queda lanzar advertencias a aquellos padres que tienen intenciones de mandar a sus hijos: si pudiera retroceder el tiempo, jamás volvería a mandar a su nieta o a cualquier otro de los suyos a Estados Unidos de forma ilegal. Lleva cinco meses sufriendo.