Randall Arauz: “El mar necesita de los tiburones para ser productivo”

El biólogo costarricense aboga por la conservación del tiburón martillo. El experto asegura que se necesita de esfuerzos regionales para proteger a la especie. El Salvador comparte con Costa Rica la población de este tiburón. Nacen al sur y durante su juventud hacen de las aguas nacionales su zona de crianza

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Arauz asegura que debido a la sobrepesca la población mundial de tiburones se redujo en un 95 por ciento. foto edh / R.B.

Por Raúl Benítez Twitter: @RauleBenitez

2013-01-22 8:00:00

La imagen del tiburón siempre fue controvertida. La primera impresión es la de un animal voraz, un pez comehombres; nada más alejado de la realidad. Uno de sus principales defensores en la región, el costarricense Randall Arauz, trabaja día y noche para erradicar el mito creado alrededor del escualo por el cine y la televisión.

Arauz, de 51 años, lleva ya trabajando por la vida del mar muchos años. Hace 15 fundó el Programa de Restauración de la Tortuga Marina de Costa Rica (Pretoma). Con su organización ha impulsado iniciativas que no solo han logrado la protección de las tortugas en su país, sino la de los tiburones, en especial el martillo.

Estos esfuerzos le han valido varios premios, entre ellos el Goldman (2010), galardón que se entrega a los defensores de la naturaleza. El reconocimiento es considerado por muchos como el Premio Nobel Verde.

El biólogo llegó al país invitado por VivAzul, una de las ONG que se dedica a la protección de la vida marina en El Salvador.

Durante su visita realizó una serie de conferencias y reuniones. En la primera de las charlas dedicó tiempo a la desmitificación del tiburón. A cambiar la idea del chico malo, la del asesino del mar.

“Es muy raro que una persona muera por el ataque de tiburones”, asegura Randall. “Las muertes no ocurren porque ellos se coman a alguien; si alguien muere es por desangramiento tras una mordida”.

Oceana, una de las organizaciones más grandes que se dedican a la conservación del océano, detalla en su página web que entre 2006 y 2010 se registraron 179 ataques de tiburones. Solo tres de ellos fueron fatales.

Protección del martillo

Pero la razón principal para estar en El Salvador se debe a la búsqueda de apoyo. Costa Rica pedirá este año en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Salvaje (Cites, por su nombre en inglés) que se incluya al tiburón martillo en el Apéndice II de esta convención que se realizará en Bangkok, Tailandia, en marzo próximo.

Cites está integrado por 176 países y para que una moción sea aprobada se necesita de los votos de al menos las dos terceras partes de sus miembros. En 2010 se propuso por primera vez la iniciativa, pero no se alcanzó por cinco votos. En la región, Guatemala y México votaron en contra. El Salvador se abstuvo. Arauz espera que este año El Salvador se sume. Asegura que ya se tiene el apoyo de EE.UU., Brasil, Ecuador, Colombia, Honduras y, en esta ocasión, de México.

“Incorporar al martillo al Apéndice II no implica que habrá una restricción de inmediato, pero sí se crearán más controles para su caza, y si las autoridades pesqueras consideran que la especie está amenazada se puede detener el comercio de la especie”, afirma.

El 22 de noviembre de 2012 se aprobó en la Asamblea Legislativa un decreto que prohíbe la práctica del aleteo en las aguas que pertenecen a El Salvador. Pero esta Ley Especial aún no entra en vigencia. Para Arauz al decir que los pescadores necesitan aletear es un error. “El mar necesita del tiburón para ser productivo. Si se protege a esta especie habrá beneficios económicos, especialmente para los pescadores costeros que dependen del mar”.

La pesca perjudicial

El aleteo consiste en la pesca del tiburón, en cualquiera de sus especies, con el fin de conseguir sus aletas. El especialista asegura que la captura de tiburones no tiene ningún beneficio para el pescador. “La carne de un adulto tiene mucha urea (compuesto químico abundante en la orina y en la materia fecal), lo que le da mal sabor a su carne. El verdadero valor está en sus aletas. Un kilo de ellas puede llegar a costar, al menos en Costa Rica, $75 0 $150”, detalla.

El mercado principal para el consumo de aletas no está en los países de la región. Todo lo que se pesca, según los biólogos, se exporta a Taiwán.

En 2008 El Salvador exportó 60 toneladas de aletas, en 2011 fueron 30. Si una aleta pesa aproximadamente un kilo, solo en 2011 se pescó a 30 mil tiburones adultos.

Aletear tiene mucho sentido desde el punto de vista económico. Deja mucho dinero para los exportadores, pero ecológicamente se está viendo su debacle.

Los escualos se encargan de mantener a raya las poblaciones marinas. “Son reguladores del ecosistema. Si los eliminamos ya no hay quien controle las poblaciones y otros organismos podrían crecer a tasas altas. Si esto ocurre, las especies entran en competencia y el resultado es que nos quedamos con menos biodiversidad, y estas especies que queden pueden ser poco interés comercial. El tiburón es necesario”, explica.