Lista de desaparecidos crece en San Miguel

Solo en los primeros 15 días de enero la PNC tuvo denuncias de cinco personas desaparecidas

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La familia de este joven espera los resultados de ADN para tener la certeza de que se trata del cuerpo de la víctima.

Por Francisco Torres comunidades@eldiariodehoy.com

2013-01-27 9:00:00

SAN MIGUEL. En los primeros 15 días de enero desaparecieron 5 personas en el departamento. La cifra causa alarma a las autoridades policiales que analizan que, desde que inició la tregua de pandillas, bajaron los homicidios, pero se dispararon los casos de desaparecidos, lo que les complica el trabajo.

Ahora son estos casos los que se acumulan en los estantes policiales y fiscales, muestra de ello es que aún no resuelven 51 de los 86 casos con los que cerraron las desapariciones en el año 2012.

Lo grave, según el inspector que solo se identifica como Max y que es jefe de la unidad de investigaciones de la delegación policial migueleña, es que en estos 51 casos rezagados desde el año pasado “no tenemos nada, son casos que estamos trabajando, pero que no hay muchos avances”.

El inspector Max dice que solo tiene tres investigadores dedicados a indagar desapariciones, lo que implica que cada uno tiene 28 casos encima, solo del año 2012.

“Esto nos consume el tiempo que podríamos dedicarle a la investigación de otros delitos como robos, hurtos y homicidios; pero los atendemos porque hay una orden de la superioridad para que se evacuen rápido los casos de desaparecidos”, dijo el jefe investigaciones.

Esa orden es lo que ha facilitado que en las sedes policiales tomen las denuncias pronto, porque hasta mediados del año pasado no recibían las denuncias si la víctima no había cumplido tres días de desaparecida.

Obtener en detalle las cifras de desapariciones no es algo sencillo. Solo en San Miguel y Usulután las fuentes policiales se mostraron abiertas a hablar de estas estadísticas.

En San Miguel por ejemplo, ya van cinco casos en el año 2013 y en 2012 fueron 86.

De estos 86, ocho fueron encontrados muertos; cinco casos se trataron de homicidios y tres por otras causas que van desde el atropello hasta la mordedura de una víbora.

Luego las autoridades encontraron a dos personas hospitalizadas, una persona se fue del país tras saber que era requerida por un tribunal por un delito grave.

Tres de estos desaparecidos fueron encontrados en bartolinas policiales de lugares distantes a sus sitios de residencia acusados de extorsiones, tráfico de drogas y asesinatos.

Entre esos desaparecidos hay 59 adultos y 27 menores; de los 59 adultos, 46 son hombres y 13 mujeres, mientras que en los menores 17 son hombres; y 10, mujeres.

Un dato muy relevante es que de estos 86 casos, 44 de las víctimas tienen edades que van desde los 12 hasta los 22 años, lo que representa más de la mitad de las víctimas reportadas.

16 víctimas tienen entre 23 y 33 años; 11, entre edades de 34 y 44; 12, entre 46 y 66; y 2 son mayores de 67 años.

Otro dato sobresaliente es que de los desaparecidos el año pasado, 12 son estudiantes, 13 son desocupados, cinco vendedores, cinco hacían trabajos domésticos, cinco jornaleros, y otro cinco empleados en empresas locales.

Los meses en los que más desaparecidos se registraron es en marzo, con 10 casos, agosto con 14, octubre con 12 y diciembre con 9.

En Usulután las fuentes policiales explicaron que solo recibieron 18 casos de desapariciones durante el año 2012, tres casos menos de los que registraron un año antes, ya que en el 2011 tuvieron 21 de estos casos.

Aquí las fuentes policiales aseguran que hace falta una reforma legal que permita hacer más expeditas las investigaciones de casos de personas que desaparecen de manera forzosa, como parte de la violencia social.

Sin embargo, German Arriaza, jefe fiscal de la zona oriental del país, explica que cuando llegan estas denuncias analizan los datos que brinda el denunciante y a partir de ahí le dan una clasificación al delito de sobre averiguar.

Señala que por lo general estos casos son clasificados como privaciones de libertad, lo que les permite darle un trámite rápido porque se trata de un delito contra la libertad individual y se presume que en contra de la vida.

Pero Gregorio Villareal admite que investigar las desapariciones es una tarea muy difícil “porque por lo general no dejan rastros, es como que se los ha tragado la tierra”.

Y mientras las autoridades enfocan sus esfuerzos en resolver estos casos con el poco recurso humano con el que cuentan, los familiares de las víctimas exigen eficiencia y eficacia en la resolución de los mismos.

Sandra, por ejemplo, lleva casi un año sufriendo la ausencia de su sobrino que salió un día rumbo al estadio Charlaix de San Miguel y nunca más lo volvieron a ver.

Marvin también vive la angustia de no saber nada de su hijo. “He llegado a desear que esté muerto y que un día de estos encuentren su cuerpo enterrado; esto es peor que ser víctima de homicidio porque si te matan a un familiar lo recoges, lo enterrás y ya, pero esta zozobra mata”, dijo.