Encuentro del Papa y del patriarca ruso marca la ruta a la reconciliación

Los católicos y los ortodoxos estuvieron distanciados por muchas cuestiones, como la primacía del Papa. Kirill es consejero espiritual del presidente ruso Vladimir Putin.

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elsalvador.com

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2016-02-12 9:08:00

Con un abrazo y un “¡finalmente!”, el papa Francisco inició una histórica reunión con el patriarca ortodoxo ruso Kirill, la primera entre un pontífice y un jerarca de la Iglesia ortodoxa rusa en más de mil años, y dos horas después se despidió de Cuba agradeciendo su hospitalidad y llamándola “la capital de la unidad”.

“Somos hermanos”, dijo Francisco cuando abrazó a Kirill en la pequeña sala de protocolo del aeropuerto de La Habana donde el encuentro tuvo lugar. Luego los líderes se besaron tres veces en la mejilla, y Kirill dijo al papa, a través de un intérprete, “ahora las cosas serán más fáciles”.

Vestidos con sus galas rituales, ambos líderes religiosos se mostraron sonrientes y afables antes de que la reunión iniciara y de la que emergieron dos horas después con una declaración conjunta de ambos líderes que resumía el sentido del encuentro: “no somos competidores, sino hermanos”.

El documento de 30 puntos hizo énfasis en la necesidad de la unidad de ambas iglesias, sobre todo en temas de interés común como la persecución de cristianos en Irak y Siria, donde “la violencia se ha cobrado miles de víctimas”, al mismo tiempo que hizo “un llamamiento a la comunidad internacional” para evitar más desplazamientos de ciudadanos de estos credos y otros tradicionales en el Medio Oriente.

“Esperamos que nuestro encuentro contribuya a la reconciliación a donde hay tensiones entre los greco-católicos y los ortodoxos”, agregó el texto.

Ante una fila de sacerdotes católicos y otra de ortodoxos, ambos firmaron el documento conjunto, que clausuró las conversaciones a puertas cerradas de los jerarcas.

Reunidas en un pequeño salón de protocolo del aeropuerto capitalino José Martí, ambas delegaciones intercambiaron regalos y se presentaron los unos a los otros. “Si sigue así Cuba será la capital de la unidad”, comentó Francisco en unas breves palabras improvisadas luego de firmar de declaración conjunta.

“Hablamos de nuestras iglesias, coincidimos que la unidad se hace caminando. Hablamos claramente sin medias palabras”, agregó.

“Fue una conversación con mucho contenido, que nos dio la oportunidad de entender las posiciones de uno. Las dos iglesias pueden cooperar en todo el mundo y trabajar conjuntamente”, explicó por su parte Kirill tras la firma de la declaración. 

El papa Francisco, quien estuvo en Cuba hace cinco meses y fue facilitador del deshielo entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, partió hacia México.

Kirill, arribó a la isla en la víspera, para una visita oficial a la isla hasta el domingo, que también lo llevará hacia varios países de Sudamérica. Ambos líderes fueron recibidos por el presidente Raúl Castro al pie de la escalerilla de los aviones que los trasladaron a Cuba.

Aunque la reunión de La Habana fue considerada en algunos círculos católicos como un importante avance ecuménico, Francisco también ha sido objeto de críticas que lo acusan de ser utilizado por un Kremlin deseoso de ganar terreno político entre los cristianos ortodoxos y en la escena mundial en momentos en que Rusia está cada vez más aislada de Occidente.

Cuba tuvo una ubicación única e ideal para la reunión: lejos de las batallas territoriales entre católicos y ortodoxos en Europa, además de que es un país familiar para el primer Papa de origen latinoamericano, pero igualmente conocido por la iglesia rusa, dados sus antecedentes antiestadounidenses y su legado soviético.

“Cuba es de hecho un lugar profundamente espiritual en términos de prácticas afrocubanas no es, ni nunca ha sido un lugar muy religioso en el sentido católico formal”, explicó el analista y experto en Cuba del Baruch College de Nueva York, Ted Henken. “Creo que este hecho junto con su conexión única geopolítica de Rusia se ha convertido en un “terreno neutral” ideal y de confianza para dicha reunión”.

El Vaticano espera que en encuentro mejore las relaciones con otras iglesias ortodoxas y estimule los avances en el diálogo sobre las diferencias teológicas que dividieron al cristianismo del Oriente y el Occidente desde el Gran Cisma de 1054.