Efraín Campos Flores, ahijado del presidente venezolano Nicolás Maduro, y Francisco Flores de Freitas fueron detenidos el miércoles en un aeropuerto de Puerto Príncipe cuando intentaban vender un cargamento de 800 kilos de cocaína.
Ambos son sobrinos de la primera dama Cilia Flores, y Efraín es especialmente cercano a Maduro porque fue criado en la casa de la pareja presidencial tras la muerte de su madre. La noticia de sus detenciones, que tuvo amplia repercusión en la prensa internacional, significó un escándalo para el chavismo, justo cuando se acercan las reñidas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.
Según explicó el portal venezolano El Pitazo, pese a ser jóvenes que llevaron una vida aparentemente normal, en la parroquia caraqueña El Paraíso donde aún tienen fijada su residencia, no se conocían imágenes de ellos. Efraín Campos Flores no tiene perfil conocido en redes sociales y Francisco Flores de Freitas tiene una cuenta en Instagram pero en modo privado.
Al estallar la noticia de la detención, algunos medios de comunicación difundieron imágenes que no se correspondían con los personajes. El Pitazo asegura que pudo acceder a las fotos reales de los implicados.
Efraín Campos Flores, el ahijado de Maduro, trabajó en el Parlamento Latinoamericano entre 2008 y 2011. Según el portal Poderopedia Venezuela, es directivo de la empresa Transportes Herfra S.A, registrada en Panamá el 31 de agosto de 2014.
Francisco Flores de Freitas trabaja desde 2011 para una empresa digital, localizada en el Centro Comercial Ciudad de Tamanaco en Chuao, Caracas, de acuerdo con el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. Posee pasaporte diplomático y, al igual que Campos Flores, fue extraditado desde Haití hacia Nueva York por narcotráfico.
Los sobrinos de la primera dama estudiaron en el Colegio San Agustín de El Paraíso. Eran asiduos a fiestas y ostentaban entre sus allegados. Desde hace algunos meses estaban apartados de su círculo social y fueron vistos recientemente en el funeral de un amigo.
Hoy fueron imputados por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York. De ser hallados culpables, podrían ser condenados a cadena perpetua por narcotráfico.