Desertores dejan al Estado Islámico: lo consideran ???corrupto y brutal???

También mencionan las constantes atrocidades contra los rehenes y el maltrato a los habitantes de lo lugares conquistados, según un informe. Además, afirman que  los terroristas no cumplieron con todo lo que les prometieron

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por Agencias Internacionales

2015-11-12 9:20:00

Unas 20,000 personas, entre hombres y mujeres, se han unido en los últimos dos años a los terroristas Estado Islámico (EI), lo han hecho persiguiendo un sueño utópico maquillado por los yihadistas que esconde su verdadera naturaleza.

Algunos de ellos han despertado ante el espectáculo de brutalidad desplegado por el grupo contra los propios musulmanes, la corrupción y, también, ante la falta de comodidades. Todo esto les han empujado a volver a casa. Algunos lo han logrado, otros no.

Las deserciones del terrorista EI son un “fenómeno creciente”, según constata una investigación del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización (ICSR), del King’s College de Londres, entre enero de 2014 y agosto de 2015 al menos 58 personas hicieron público que abandonaban el territorio controlado por el autoproclamado califato y dejaban de formar parte de sus huestes, un tercio de ellos en los últimos tres meses. 

En febrero de este año, los yihadistas quemaron vivo al piloto jordano Maaz al Kasasbeh.

En muchos casos, si los reclutados no quieren pertenecer a las filas terroristas son ejecutados, como fue el reciente caso de 200 niños en Siria.

“Representan una pequeña fracción de los muchos combatientes desilusionados que se han vuelto en contra del Estado Islámico”, resume Peter R. Neumann, director de la investigación.

El incremento de desertores del “califato” ha llevado a los investigadores a rastrear sus testimonios, en los que se recogen los motivos que les llevaron a huir del EI. 

Según el estudio, los 58 desertores proceden de un total de 17 países, lo que demuestra el fenómeno transnacional que significa este grupo terrorista, y su capacidad para reclutar. Más de un tercio (21) son sirios, una cuarta parte (17) proceden de otros países de Oriente Próximo, 9 viajaron desde Europa y Australia, 7 lo hicieron desde Asia, dos son turcos y de otros dos se desconoce su nacionalidad.

En junio, los terroristas publicaron un video, el más brutal hasta la fecha, mostrando una serie de ejecuciones contra 16 prisioneros iraquíes

Entonces, el ICSR creó una base de datos en la que fueron incorporándose los testimonios de aquellos que desertaron y ha confeccionado un documento, “Victims, perpetrators, assets: The narratives of Islamic Sate defectors”, que ilustra la verdadera vida dentro del “califato”.

Sus testimonios brindan una clave importante para lograr desactivar y detener la campaña de reclutamiento extendida por el EI a través de las redes sociales a todo el mundo. Y frenar así la radicalización de miles de jóvenes, hipnotizados por cantos de sirena -convertirse en héroes defensores del verdadero islam- que no son tales.
Si bien el informe admite que no todos aquellos que han huido del EI han abandonado las ideas que les llevaron a viajar a Siria o Iraq para unirse a sus filas -es decir, continúan creyendo en el ideal del califato- todos los desertores se sienten decepcionados por las promesas que les había hecho la organización que dirige Abubaker al Bagdadi. 

Por qué desertan
Según el ICSR, cuatro son los motivos que empujan a los fugitivos: el Estado Islámico está más interesado en luchar contra otros grupos de combatientes suníes en Siria que en derrocar al dictador sirio Bachar el Asad, las atrocidades cometidas contra los musulmanes, la corrupción de la organización y las duras condiciones de vida en el califato.

La mayor parte de los desertores que habían viajado a Siria rechaza el interés del EI en atacar a grupos suníes como el Ejército Libre de Siria o Jabhat al Nusra, la milicia islamista vinculada a la red terrorista Al Qaeda. Pero muchos también critican la “brutalidad” de las operaciones militares, que llevan a la muerte a “civiles inocentes”, así como el asesinato de los rehenes, el maltrato sistemático de la población local o la ejecución de milicianos del EI.

Estos siete rehenes fueron ejecutados luego de que un terrorista del Estado Islámico pusiera explosivos en sus cuellos. Las víctimas fueron acusadas de ser espías que trabajaban para el gobierno iraquí.

Algunos también aluden a la “injusta” y “egoísta” conducta de ciertos miembros del EI, contraria a los principios del islam. Aunque la mayoría considera que la corrupción no es sistemática, uno de ellos llega a describir a la organización como “una banda” cuyo único interés es obtener petróleo y hacer negocios.

Los desertores sirios se quejan de los privilegios que tenían los reclutados en Occidente frente a los de Oriente Medio, algo que, en su opinión, no se ajusta a la filosofía del islam. Y muchos consideran que la conducta de los principales jefe se aleja del verdadero comportamiento que predican, debido a sus actuaciones injustas y racistas. 

Calidad de vida
Por último, un número significativo de ellos también citan las condiciones de vida como uno de los motivos para desertar. En este grupo están, según el ICSR, aquellos que se unieron a Estado Islámico por “motivos materiales y ‘egoístas’” y que pronto se dieron cuenta de que “los objetos de lujo y los coches que les prometieron no se materializarían”.

En el caso de los occidentales, los cortes de luz y la falta de acceso a bienes básicos también influyeron en su decisión, si bien muy pocos estaban dispuestos a admitirlo, según el estudio.

Los yihadistas del Estado Islámico instruyen a los niños sirios en el uso de las armas y los entrenan para decapitar en campamentos militares de adultos.

Igualmente, la decepción de sus expectativas en cuanto a “acción y heroísmo” al entrar en combate les motivó a desertar. 

En uno de los casos, explica el ICRS, el desertor se queja de que realizaba labores “tontas” mientras que otros se quejaban de que los combatientes extranjeros eran “explotados” de forma sistemática y usados como “carne de cañón”. En dos de los casos, su deserción se produjo tras enterarse que sus comandantes pretendían usarlos como terroristas suicidas.

“Nadie puede decir cómo de representativas son estas historias y sería un error deducir que todos –o incluso la mayoría- de combatientes del Estado Islámico están desilusionados”, admiten los investigadores ICSR. Sin embargo, consideran que los 58 testimonios “destrozan la imagen del EI como una organización unida, cohesionada y comprometida ideológicamente” y ponen de manifestó que el “Estado Islámico no es la utopía yihadista que el grupo promete”.