Cae el principal senador del PT por el caso Petrobras

En la misma operación fue llevado a prisión André Esteves, CEO del banco de inversión BTG Pactual, en Río de Janeiro

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elsalvador.com

Por Agencias Internacionales

2015-11-25 9:00:00

BRASIL.  La detención ayer del legislador Delcídio Amaral, jefe del oficialismo en el Senado de Brasil y arrestado por orden de la Corte Suprema, ha enredado aún más la crisis política que vive ese país y ha encendido las alarmas en el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff. 

Amaral, del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), fue detenido a primera hora por la Policía Federal debido a que, según el Tribunal Supremo, intentó sobornar a uno de los detenidos por las corruptelas en Petrobras para que no aceptara un acuerdo de cooperación judicial a cambio de una reducción de pena. 

El magistrado Teori Zavascki, miembro de la Corte Suprema, dijo que la Fiscalía comprobó que el senador contactó al exdirector de Petrobras Nestor Cerveró, detenido por el caso, y le ofreció 50,000 reales ($13,300) por mes a cambio de su silencio e incluso le planteó ayuda para una eventual fuga al exterior. 

La oferta quedó registrada en documentos y grabaciones hechas por la Fiscalía con autorización judicial que “no dejan lugar a dudas” y suponen “el comportamiento digno de un miembro de la mafia”, declaró el juez al justificar la detención. 

En la operación realizada ayer también fueron detenidos el jefe de gabinete del senador, Diogo Ferreira, y el banquero André Esteves, consejero delegado del banco de inversión BTG Pactual. 

Hace 3 años Esteves entró en la lista de las 20 personas más acaudaladas de Brasil, con una fortuna calculada en  $3,000 mlls, amasada también con negocios petroleros. 

La Fiscalía solicitó su arresto porque supuestamente apoyó con dinero a Amaral en su intento de soborno a Cerveró, un hombre que fue clave en un polémico negocio que llevó a Petrobras a comprar una refinería en EE.UU. en 2006. 

Petrobras pagó en su momento unos $1,180 millones  por esas instalaciones a la compañía belga Astra Oil, que un año antes las había comprado por $42.5 millones. 

La oposición llegó a acusarla de haber avalado desde ese cargo un negocio “fraudulento”, frente a lo cual la mandataria afirmó en una nota oficial que el consejo de Petrobras había recibido “información incompleta” y “equivocada” de la dirección que entonces ocupaba Néstor Cerveró. 

Este mismo año, un empresario arrestado por las corruptelas en Petrobras denunció que Amaral recibió sobornos de entre $250,000 y $400,000 por el contrato de compra de esa refinería, que hoy ha vuelto a la primera plana de un escándalo que se acerca otra vez a Rousseff. 

La mandataria guardó silencio hoy sobre la detención de Amaral y, aunque tenía previsto recibir en audiencia pública a unas jugadoras de la selección de balonmano, finalmente el acto fue privado y no se permitió el acceso a los periodistas. 

El PT, partido al que pertenece Rousseff y el más salpicado por el escándalo de Petrobras, al punto de que su extesorero Joao Vaccari ha sido condenado a 16 años de cárcel por este asunto, solo se manifestó sobre el caso de Amaral mediante una breve nota, en la que se desmarcó del intento de soborno. 

El caso Petrobras es considerado el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil y sus revelaciones han regado de sospechas, acusaciones y desencadenado detenciones en la élite brasileña.

Presidentes de algunas de las principales empresas del país, como Marcelo Odebrecht, que dirigía la constructora que lleva su apellido, permanecen detenidos desde hace meses en el estado sureño de Paraná donde se tramita la investigación de la esfera privada del escándalo.

De acuerdo con la investigación, las principales constructoras de Brasil formaron un cártel para manipular licitaciones de Petrobras mediante el pago de sobornos a directivos de la estatal vinculados a partidos políticos, que luego eran distribuidos entre los confabuladores.