La historia de Brewster, el bóxer esquelético

El perro, quien sufrió maltrato por parte de su dueño, fue abandonado en un refugio donde su suerte cambio al conseguir nuevos amos

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elsalvador.com

Por Agencias

2015-10-26 3:11:00

Brewster es un bóxer esquelético que sobrevivió al maltrato de su dueño, quien lo abandonó en un refugio en Nueva York, cuando pesaba menos de siete kilos. 

El can fue llevado al centro de Queens por un hombre que aseguró haber encontrado al animal desnutrido en el parque, quien se comprometió que en cuanto se recuperara estaría dispuesto a llevárselo a casa, detalló una publicación de abc.es .

El perro esquelético

Foto/Internet

Sin embargo, tras la marcha de este curioso héroe, los responsables del centro se percataron del precario estado en el que llegaba el perro al que llamaron Brewster. 

Y es que, llevaba meses sin comer y apenas pesaba 7 kilos (cuando debía alcanzar aproximadamente los 28 para estar completamente sano). De hecho, se hallaba en el punto más bajo de la escala de desnutrición canina del lugar. 

“El animal estaba demacrado y gravemente desnutrido. No tenía energía para caminar cuando el acusado lo llevó al refugio”, ha explicado el fiscal del distrito Richard Brown en un comunicado que no ha tardado en ser subido a Facebook.

Luego de semanas comiendo cada dos horas en pequeñas porciones y bebiendo constantemente agua, el centro de protección de animales logró que Brewster se pusiese mucho mejor. Parecía feliz. Por ello, decidieron ponerse en contacto con su salvador para ofrecerle quedarse con el can. No obstante, este rechazó la propuesta. Tan rara pareció esta respuesta a los responsables que pusieron el caso en manos de la policía. 

Los agentes, al poco tiempo, averiguaron que el presunto héroe era realmente el dueño del bóxer y aquel que se había negado a darle de comer durante meses, así lo han hecho saber a través de Facebook.

En la actualidad, el dueño (Anthony Esteves, quien dio un nombre falso a la hora de entregar al perro) se enfrenta a cuatro años de cárcel por negarse a alimentar al perro.

Por su parte, Brewster ha logrado dejar de ser un pequeño saco de huesos, ahora es un perro atlético y está feliz junto a sus nuevos dueños.