Republicanos intercambian ataques y eluden tema económico

El siguiente debate de los republicanos es el 10 de noviembre en Wisconsin

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El gobernador de Ohio, John Kasich, izquierda, discute con el magnate Donald Trump.

/ Foto Por Mark J. Terrill

Por Agencias Internacionales

2015-10-28 10:12:00

COLORADO. Los precandidatos del  Partido Republicano a las presidenciales del próximo año en Estados Unidos protagonizaron anoche un debate marcado por ásperos ataques cruzados,  en especial contra los dos favoritos, Donald Trump y Ben Carson, por la  viabilidad de sus propuestas. 

En un debate programado para que los precandidatos discutieran sobre  economía y programas fiscales, los republicanos pasaron buena parte trabados en  todo tipo de discusiones, poniendo al descubierto las tensiones entre los  políticos experimentados y los recién llegados, como son los dos favoritos. 

El gobernador de Ohio, John Kasich, lanzó la primera salva al calificar de “fantasía” el plan del magnate Donald Trump para deportar a 11 millones de indocumentados y dividir a millones de familias, así como su proyecto presupuestal.

“¿Por qué no regalamos un pollo en una cacerola?”, ironizó Kasich durante el foro, efectuado en la Universidad de Boulder, Colorado, un estado considerado “columpio” en las elecciones de 2016, al estar en juego entre republicanos y demócratas.

En respuesta, Trump acusó a Kasich de negligencia económica cuando trabajó para la correduría Lehman Brothers de Nueva York, una de las empresas financiarías que incurrió en bancarrota durante la pasada crisis económica de Estados Unidos.

Trump volvió a insistir en su propuesta de construir un muro en la frontera con México, y se ganó duros ataques de varios rivales como Jeb Bush y John Kasich. “Vamos a construir un muro (…) Vamos a dejar que la gente entre, pero que entren legalmente”, afirmó Trump . Tras mencionar como ejemplo la Gran Muralla china, Trump reiteró que el muro “se puede hacer” y que tendrá “una puerta grande y hermosa justo en el centro”.”Y México va a pagar por el muro. Me encanta el pueblo mexicano, respeto a los líderes mexicanos, pero sus líderes son mucho más astutos e inteligentes que nuestros líderes”, aseguró.

“Lo que estamos observando es un debate sobre economía donde un puñado de candidatos llegó en una misión kamikaze para lograr tiempo en la televisión. Se puso feo y caótico”, opinó el reportero político de The New York Times Nicholas Confessore.

En la sesión estelar aparecieron Ben Carson, Donald Trump, Marco Rubio, Ted Cruz, Jeb Bush, Carly Fiorina, Mike Huckabee, Chris Christie, Carly Fiorina y Rand Paul.

En su turno, en el debate principal, el exgobernador de Florida, Jeb Bush, acusó al senador cubano americano Marco Rubio de incumplir su trabajo en el Senado al ausentarse para hacer campaña política. “Renuncia y deja que alguien más haga el trabajo”, le dijo Bush cara a cara a su antiguo discípulo político en Florida.

Rubio, visiblemente sorprendido por el ataque de Bush, evitó sin embargo la provocación de su expadrino político y citó cifras que muestran que otros aspirantes presidenciales -como John McCain y John Kerry- tuvieron un peor récord de asistencia senatorial.

“No estoy compitiendo contra nadie en este panel, estoy compitiendo para presidente de los Estados Unidos”, dijo entre aplausos de la audiencia.

Rubio trató de fortalecer su posición en la carrera republicana  como una alternativa a personas como Trump o Carson, sin historia en el partido  ni experiencia en cargos públicos. 

Señaló que Estados Unidos le dio oportunidades, mediante “el sueño americano”, tanto a él como a su familia. El senador pidió el voto de las personas “para expandirlo”.

De ahora a febrero, cuando empiecen las votaciones del estado rural de Iowa, tendrá tiempo para demostrar si él es el mejor capacitado para enfrentarse a Hillary Clinton.

Aunque Bush sorprendió por un estilo agresivo que no había mostrado en debates previos, analistas coincidieron que Rubio salió mejor librado del embate de Bush, quien ha sido desplazado al quinto sitio a nivel nacional en las últimas encuestas.

Por momentos los conductores de la cadena CNBC, especialmente John Hardwood y Carl Quintanilla, perdieron el control de la discusión y el debate se convirtió en una ola de interrupciones mutuas entre los aspirantes presidenciales.

Cuando el senador Ted Cruz fue cuestionado sobre el nuevo plan de reducción de la deuda, el abogado cubano-americano acusó a los conductores de hacer preguntas irrelevantes y provocativas, y de ignorar los grandes temas nacionales.

Cruz agotó su tiempo y evitó responder la pregunta sobre la deuda de EE.UU. Cuando pidió tiempo extra, los conductores se lo negaron.

Las intervenciones de Ben Carson, el neurocirujano que aparece como puntero en las encuestas, quedaron desdibujadas por el formato del debate, donde cada aspirante disponía de sólo 60 segundos de respuesta.

Con su estilo afable y ritmo lento, Carson tuvo pocas intervenciones.

Una situación similar ocurrió con las escasas participaciones de Christie, Fiorina, Huckabee y Rand Paul.

En el debate, trepidante y tenso, caótico a ratos, dramático en otros, los aspirantes también dedicaron más esfuerzo a desprestigiar a los moderadores que a aclarar las propuestas económicas. Echar la culpa de los males del Partido Republicano a los medios de comunicación, presuntamente prodemócratas, siempre funciona entre el público republicano.