Inmigrantes pedirán al Papa que presione por una reforma a EE.UU.

Entre las peticiones destaca que se ponga fin a las deportaciones y se apruebe la reforma migratoria destinada a legalizar a millones de inmigrantes.

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elsalvador.com

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2015-09-03 3:52:00

Los inmigrantes que se reunirán con el papa Francisco durante su visita a Nueva York le pedirán que presione a Estados Unidos para que se ponga fin a las deportaciones y se apruebe la reforma migratoria destinada a legalizar a millones de inmigrantes.

Este es el planteamiento que la asociación Centro Comunitario Garí­funa de la Iglesia Evangélica del Bronx tiene previsto presentar al pontí­fice en la reunión que tendrá el 25 de septiembre con 150 inmigrantes en la escuela Our Lady Queens of Angels, en el Harlem hispano de Nueva York.

La entidad empezó hace algo más de un año a ofrecer ayuda a los inmigrantes procedentes de América Central, desde los niños sin familia a madres y padres con sus hijos que el año pasado empezaron a huir en masa de la violencia que sufre la región.

Así­ lo explicó la refugiada hondureña Gregoria Flores, una de las coordinadoras del centro y que emigró de su paí­s en 2006.

Flores manifestó a The Associated Press que pedirán a Francisco que se dirija al congreso de Estados Unidos para que “se dé una ley ejecutiva que permita a las mujeres (inmigrantes) que se queden aquí­ y a la gente que lleva 15 años en el paí­s a que pueda obtener estatus migratorio para poder reunificarse con su familia”.

“Tenemos preparada una carta con tres peticiones”, explicó Flores. Una de ellas es que el papa pida al presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, que acabe la “polí­tica de genocidio contra la comunidad garí­funa”, denunció.

La otra petición, que el pontí­fice se dirija al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para que se proteja a los padres y niños que han huido de Honduras, mientras que la tercera petición va dirigida a que interceda para que el Congreso de Estados Unidos aprueba una reforma migratoria.

La organización trata de muchos casos de madres que han emigrado de la región de América Central con sus hijos a Estados Unidos y que ahora afrontan una posible deportación, además de numerosos casos de niños que han huido solos de su paí­s.

“Estamos trabajando con un total 500 casos”, comentó Flores.

Uno de ellos es el de la hondureña Ivette Suazo, que marchó hace un año de la violencia de su paí­s con sus dos hijos y que ahora está esperando si Inmigración le admite su caso para poder conseguir su permiso de residencia en Estados Unidos. Suazo recuerda con escalofrí­os los dí­as caminando, el calor y el cansancio de su viaje hacia la frontera así­ como los tres dí­as que estuvieron en un centro de detención en Texas.

Ahora vive con su hermana en el apartamento que ésta tiene en Harlem.

Suazo y sus hijos figuran entre los 150 inmigrantes elegidos para reunirse con el papa, lo cual espera con “una inmensa alegrí­a”.

“Es una bendición”, comentó Suazo a The Associated Press que explicó que marchó de Honduras “porque intentaron violar a mi hija cuando iba a la escuela y por la violencia que hay en mi paí­s”. Manifestó que ahora está intentando encontrar un abogado que la asesore para pedir permiso de residencia en Estados Unidos.

“La falta que cometimos fue entrar de manera ilegal en el paí­s, sin documentación, porque huí­amos de la violencia y la pobreza extrema”, expresó.

Su hija, Shelsea Arzú, de 14 años, comentó a The Associated Press que estaba contenta en Estados Unidos y que su sueño es quedarse en el paí­s y estudiar medicina.

En la reunión con el papa, organizada por Caridades Católicas, de la Archidiócesis de Nueva York, participarán representantes de diferentes grupos de inmigrantes desde madres, jóvenes dominicanos de Bronx y Manhattan, ciegos de Africa, Asia y América Latina, niños y jóvenes sin familias procedentes de América Central y niños y jóvenes inmigrantes criados en Estados Unidos.

“Espero que la visita del papa revitalice el debate sobre la reforma migratoria”, dijo por su parte a The Associated Press el director de Caridades Católicas, monseñor Kevin Sullivan.