Papa Francisco, cobijado por multitudes en Washington

El Obispo de Roma tuvo una apretada agenda en su segundo día de estancia en EE.UU. Lució animado por el abrazo de las multitudes que salieron a las calles

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por Tomás Guevara, corresponsal en Washington

2015-09-23 10:32:00

El  centro de Washington permaneció blindado por un despliegue de seguridad para el que la ciudad se preparó con antelación como en otros eventos multitudinarios en los que la seguridad es un factor de alta prioridad. 

La visita del Papa Francisco y el recorrido por las calles aledañas a la Casa Blanca a bordo del papamóvil abierto en los  laterales y con un Pontífice dado a entregarse a las multitudes, esta premisa no amerita improvisaciones.

Los chequeos para ingresar a la cuadrícula de la ciudad que atraviesa la Avenida Constitución, paralela a la Explanada Nacional, y en el resto de puertas de acceso en los  contornos de las calles que conectan con la mansión presidencial, donde fue recibido por el presidente, Barack Obama, a las 9:15, los controles eran más exhaustivos que una  puerta de embarque de aeropuerto.

La salvadoreña Rosa Márquez, originaria de Tierra Blanca, en Chirilagua, San Miguel,  supo después de ver al papa por unos segundos mientras levantaba a su pequeño hijo  Mateo para que saludara al Pontífice, que las cuatro horas de espera valieron la pena por la emoción de ver por primera vez en su vida al jerarca de la iglesia.

“Emocionada venimos muy temprano y encontramos una buena posición para verlo”,  comenta al pasar la carroza papal escoltada por infranqueable Servicio Secreto que tenía controladas todas las azoteas de edificios de la zona.

Otros hicieron doble peregrinación en un día dedicado en exclusiva a la visita del primer Papa latinoamericano a Washington con las jornadas de oración por la mañana que  empezaron con una serie de misas de aurora y luego camitas para los recintos donde habría ocasión de ver al Papa Francisco.

Pasado el medio día, el campus de la Universidad Católica de Estados Unidos, al norte  de la ciudad capital, se convirtió en el epicentro de júbilo por la visita del jerarca de la  iglesia a Washington. 

Con la planicie del lateral este de la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada  Concepción, repleto con cerca de 10 mil personas que habían calculado la organización  a cargo de la Arquidiócesis de Washington, explotó en una ovación al ver en las  pantallas de gigantes la caravana papal con las clásicas limosinas negras desplazando por las arterias cercanas al templo.

Pero cuando las campanas del templo con la torre de 100 metros de altura comenzaron a sonar y en las cámaras del circuito cerrado enfocaron el papamóvil entrando por la Avenida Michigan, los celulares a montones comienza a alzarse en todos los asistentes para tomar una foto.

Y así entró el Papa Francisco saludado por la multitud con las manos arriba y enfocando  sus pantallas al jerarca católico que con plena sonrisa pasó saludando como si en un instante se enfocara en alguien en particular. 

Si bien muchos de los asistentes a la misa han llevado algunas banderas para destacar su nacionalidad en el evento, desde el altar mayor el maestro de ceremonia pidió que al iniciar la misa solemne para canonizar a San Junípero Serra no se alzaran banderas ni emblemas de ningún tipo.

Banderitas discretas

La compatriota Carla Rivera, originaria de Santa Ana, y quien reside en Florida, llevó el emblema nacional y también la bandera del Vaticano como símbolo de alianza de la fe entre nuestro terruño y la casa central de la doctrina de la fe católica.

En su mensaje el Papa valoró al que deja el conformismo y las comodidades de una vida  arreglada, pero vacía y que busca su realización en el servicio a los demás; si bien había mucha expectación sobre las palabras que el Papa pronunciaría en uno u otro tema, la  homilía se centró en la reflexión sobre el misionero y ahora San Junípero Serra que pasará al santoral de la iglesia.

Ese sacrificio fue visto como una jornada de entrega a la fe para la salvadoreña Norma  Jovel y su hijo Juan Jovel, ambos iniciaron la jornada en la madrugada en la ciudad de Gaithersburg en Maryland, donde residen desde hace 20  años, desde que emigraron de la ciudad de San Miguel.

Ellos hicieron los recorridos preparados previamente por la iglesia San Juan de Numen  en la que son miembros activos. Los que consistieron en los oficios religiosos matutinos, las caminatas para honrar el lema de esta visita “Caminemos con el Papa Francisco”, y asistir a los actos litúrgicos de esta jornada.

Juan comenta que esta misa con el Papa fue una oportunidad para estar en sintonía con  la fe católica y por ser un momento histórico también de asistir a misa con la cabeza visible de la iglesia oficiando en la ciudad de Washington.

Niña le lleva mensaje

Una niña de 5 años, con trenzas en el cabello y vestida en colores brillantes que fue llevada hasta el papa Francisco para recibir la bendición durante su recorrido por Washington, entregó al pontífice un mensaje sobre migración.

La niña, Sophie Cruz de South Gate, California, entregó al papa una camiseta amarillo brillante y una carta en la que expresa su deseo de que a su madre, su padre y millones de personas más que no tienen residencia legal en Estados Unidos se les permita permanecer en el país, de acuerdo a Gloria Saucedo, directora de la Hermandad Mexicana Transnacional, un grupo defensor de inmigrantes.

Sophie rebasó la barricada y se acercó al papamóvil, llevando una camiseta con la leyenda: “Papa: rescate a DAPA para que la legalización sea su bendición”. 
Las siglas corresponden al programa de suspensión temporal de deportación de padres de estadounidenses, que evitaría la deportación a los padres de ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes que han estado en el país durante algunos años, pero que está suspendido luego de la demanda legal por parte de 26 estados para bloquearlo.

Sophie se intimidó cuando un guardaespaldas se le acercó. Pero cuando el papa le hizo un gesto, permitió que el guardaespaldas la cargara y la llevara para recibir un beso del pontífice y la bendición. Un guardia llevó la camiseta y el mensaje al papamóvil.

La Hermandad Mexicana Transnacional, con sede en Los Ángeles, organizó el viaje a Washington desde el Sur de California para seis niños y 19 adultos, con la esperanza de entregar su mensaje sobre migración, dijo Saucedo.

Sophie fue con su padre Raúl, de 30 años, quien al igual que su madre, llegaron a Estados Unidos procedentes del estado de Oaxaca, en el sur de México hace unos 10 años. Sophie y su hermana nacieron en Estados Unidos y por lo tanto, son ciudadanas estadounidenses.

“Esto nos llena de entusiasmo”, dijo Saucedo.

Más tarde, el papa ofició en español la misa de canonización de fray Junípero Serra, la primera que se lleva a cabo en suelo estadounidense. 
Varios miles de boletos se apartaron para darlos a hispanohablantes, muchos de ellos de California, al oeste de los Estados Unidos.