Arrestan al tesorero del PT por el caso Petrobras

Lo acusan de recibir sobornos provenientes del esquema de corrupción en la petrolera y disfrazarlos como donaciones

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elsalvador.com

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2015-04-15 7:00:00

BRASILIA. El tesorero del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) fue arrestado ayer por su presunta participación en un esquema de corrupción multimillonario en la petrolera estatal.

El presidente del partido, Rui Falcao, informó que “por cuestiones prácticas y legales, Joao Vaccari Neto solicitó separarse de su cargo”, según un comunicado.

El delegado de la Policía federal, Igor Romario de Paula, informó que Vaccari Neto y su cuñada fueron detenidos en la ciudad de Sao Paulo bajo la sospecha de haber recibido sobornos por parte de compañías constructoras investigadas en el escándalo de corrupción de Petrobras. Vaccari fue aprehendido mientras salía a correr por la mañana.

Paula dijo que hay indicios claros de delitos como desvío de dinero y corrupción y señaló que su intervención en la red data de 2004. La esposa de Vaccari también fue interrogada, ya que las autoridades hallaron depósitos sospechosos en las cuentas de sus parientes.

Cinco testigos de la procuraduría han descrito el papel de Vaccari como operador financiero del esquema.

“Vaccari es mencionado por al menos cinco denunciantes como el intermediario del partido político al que pertenece”, dijo Paula. “Observamos un patrón de criminalidad que se repite que es muy claro”.

The Associated Press intentó contactar al abogado de Vaccari vía telefónica y correo electrónico para conocer la postura de su cliente, pero el defensor no respondió.

La Fiscalía fijó cargos hace un mes contra Vaccari por lavado de dinero y corrupción en la denominada “Operación Lava Coches”. Lo acusó de recibir 24 donaciones en un período de 18 meses por unos $1.3 millones. El juez Sergio Moro no consideró en ese momento decretar la orden de arresto.

Según el diario Folha de S. Paulo, Moro ahora supone que la libertad de Vaccari es un riesgo para la investigación.

Paula señaló que “el tipo de proyección que tiene, la influencia en su cargo y la posibilidad que aún existe de que eventualmente sea fugitivo de la ley son requisitos para la prisión preventiva”. No existe un plazo para que Vaccari permanezca en prisión.

Los fiscales federales consideran que el esquema de sobornos es el mayor caso de corrupción que haya sucedido en Brasil y acusan a grandes empresas de construcción e ingeniería de pagar unos $800 millones a antiguos directivos de la compañía y políticos a cambio del otorgamiento de contratos con precios exagerados.

Entre las empresas ligadas al escándalo están Odebrecht y Queiroz Galvão; seleccionadas por la CEL (Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa), durante el gobierno de Mauricio Funes, para ejecutar obras eléctricas en El Salvador. Queiroz Galvão fue contratada para ampliar la presa hidroeléctrica 5 de Noviembre y Odebrecht fue preseleccionada para construir El Chaparral.

Más de 100 personas han sido formalmente acusadas, incluyendo a tres exdirectores de Petrobras. Más de 50 políticos están siendo investigados.

El escándalo ha generado una fuerte crisis en el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, quien en enero comenzó su segundo mandato después de ganar las elecciones de octubre último por el menor margen en la historia de Brasil y hoy cuenta, según las encuestas, con una popularidad de apenas 13 %.

Con las revelaciones del caso, los últimos dos meses han estado cargados de pedidos de juicio político a Rousseff, a quien sectores de la sociedad responsabilizan por la red de corrupción instalada en Petrobras desde 2003, cuando el PT llegó al poder de la mano de Luiz Inácio Lula da Silva, mentor político de la actual presidenta. En ese entonces, Rousseff estuvo muy vinculada a la petrolera estatal, primero como ministra de Minas y Energía y luego como jefa de Gabinete, cargo que le otorgaba liderazgo en el consejo de administración de la empresa.

La presión social contra Rousseff se materializó en dos grandes manifestaciones, la primera el 15 de marzo, de la que participaron unos 2 millones de brasileños, y la más reciente el domingo último, que reunió a unas 700 mil personas. —AGENCIAS.