Charlie Hebdo, la revista que satirizaba sus historias

Con sus ediciones, el semanario ha conseguido la indignación de musulmanes, judíos y cristianos por igual

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por

2015-01-08 7:00:00

PARÍS. “Mis mejores deseos, por cierto”. Este fue el texto el último tuit publicado por la revista satírica de izquierda “Charlie Hebdo”, antes de sufrir el pasado miércoles un ataque que dejó al menos 12 muertos.

Las palabras, iban acompañadas de una caricatura de Abu Bakr al Baghdadi, cabecilla del Estado Islámico.

En sus casi 22 años de vida, el semanario ha sido blanco de otras agresiones, como un incendio y ataques informáticos, por publicar en 2006 las caricaturas de Mahoma, cuya mera reproducción está prohibida por el Islam.

Esta revista forma parte de una larga tradición en el periodismo francés que se remonta a las publicaciones de escándalos que denunciaban a María Antonieta en vísperas de la Revolución Francesa.

En el siglo XVIII, el objetivo era la familia real y los rumores que se publicaban causaron estragos, con historias a menudo ilustradas de excentricidades sexuales y corrupción en la corte de Versalles.

Pero es la sátira, y no la invención de informaciones, el arma utilizada.

Pero ese mismo espíritu insolente que un día se enfrentó al antiguo régimen, con una mezcla de obscenidad y autopromoción política, hoy todavía está muy presente.

Y la revista Charlie Hebdo es un claro exponente de primer nivel.

El nombre de Charlie Hebdo, tiene su origen en 1970 cuando el semanario (hebdomadaire, en francés) Hara Kiri Hebdo publicó un titular satírico en la noticia de un incendio en una discoteca en el sureste de Francia, en el que murieron 146 personas, justo en el mismo mes en que murió el presidente Charles de Gaulle.

Al semanario le prohibieron vender sus ejemplares a menores de edad y le restringieron la publicidad, así que como respuesta, sus periodistas y editores cambiaron el nombre de la publicación a Charlie Hebdo, en alusión a Chales De Gaulle.

La revista nunca se vendió de manera masiva y durante la década que siguió a 1981 cesó la publicación por falta de recursos.

Pero con sus llamativas caricaturas de portada y sus titulares incendiarios, Charlie Hebdo tiene una presencia que nadie puede dejar de notar en los kioscos callejeros y las librerías de las estaciones de tren.

Herederos de la fuerte tradición francesa de los cómics, el humor gráfico y las caricaturas son las características que definen a Charlie Hebdo.

A lo largo de los años ha publicado ejemplos de caricaturas satíricas tan fuertes, que las representaciones que ha hecho de Mahoma parecen ilustraciones de un libro infantil.

Ha mostrado a la policía sosteniendo cabezas ensangrentadas de inmigrantes, monjas que se masturban y papas que llevan puesto un condón.

Lo que sea para llamar la atención sobre lo que consideran importante.

La mayoría del personal, tanto caricaturistas como redactores, firma con pseudónimos.

La revista, con su línea osada e irreverente, fue creada en 1992 por el escritor y periodista Francois Cavanna, fallecido el 29 de enero de 2014 a los 90 años, a quien sucedió su discípulo, el dibujante Charb, que continuó con la línea considerada blasfema por los musulmanes y libertaria por consejo editorial.

Entre las portadas que suscitaron la ira del islamismo radical figura una en la que aparece el profeta Mahoma en una silla de ruedas conducida por un rabino en la que dice: “No hay que mosquearse”, mientras que en la parte superior de la viñeta se lee: “intocables”.

Charlie Hebdo, que ha llegado a publicar caricaturas de Mahoma desnudo, sufrió el miércoles el ataque más grave hasta ahora a principios de noviembre de 2011 cuando su redacción fue incendiada por publicar una serie de caricaturas del profeta.

Cuando la revista regresó a los kioscos insistió en su línea satírica con una portada en la que un musulmán y el dibujante se fundían en un beso homosexual bajo el titular: “el amor es más fuerte que el odio”.

Ya en el interior del periódico, cargado de críticas tanto al integrismo musulmán como cristiano, el director de la publicación, Charb, reivindicaba en el editorial el derecho de los dibujantes y periodistas de “Charlie Hebdo” a bromear sobre lo que les plazca.

El 2 de noviembre de 2011 la sede del semanario fue atacada con cócteles Molotov provocando grandes daños tras publicar un número en referencia a la victoria de los islamistas en las elecciones de Túnez.

A pesar de ello, Charlie Hebdo se mantuvo fiel a su línea de conducta y aseguraba no ser un enemigo del Islam. “Hay provocación como lo hacemos semana tras semana, pero no más contra el Islam que con otros temas”, aseguró en 2012 después del atentado incendiario su director de publicación Charb, que murió en el ataque del miércoles.

El 3 de enero de 2013, la página web de la revista sufrió ataques por piratas informáticos, probablemente a causa de la publicación el día anterior de un suplemento especial con una biografía en cómic sobre la vida de Mahoma.

Además, el diario suscitó las iras de los islamistas por reproducir viñetas, originales del periódico danés “Jyllands-Posten” en septiembre de 2005, en las que el profeta vestía un turbante-bomba con la mecha encendida.

Cada publicación de estas caricaturas ha desatado un intenso debate en Francia sobre la libertad de prensa y el uso que de ella deben hacer los medios de comunicación, incluidas las publicaciones satíricas. —AGENCIAS.