Obama defiende las medidas migratorias y pone ojo en 2016

El presidente va tras el voto hispano con miras a la próxima elección presidencial

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elsalvador.com

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2014-11-21 9:00:00

WASHINGTON/LAS VEGAS. Fue en Las Vegas donde el presidente de EE. UU., Barack Obama, delineó sus principios para una reforma migratoria integral y ayer regresó a esa ciudad para defender su regularización unilateral de 5 millones de indocumentados (de 11 que viven en ese país) y captar el voto hispano, ya con la vista puesta en las elecciones de 2016.

Obama, impulsado por la presencia de cientos de fervientes latinos orgullosos de sus acciones ejecutivas en materia migratoria, afirmó que, a pesar de esos avances, no se rendirá en sus esfuerzos por lograr una reforma migratoria integral.

“Nunca me rendiré, nunca lo haré”, aseguró rotundo el mandatario ante cientos de espectadores en el instituto de educación secundaria Del Sol, en Las Vegas (EE. UU.), que llenaron el gimnasio del centro de enseñanza con gritos en español de “Sí se puede”.

El discurso se produjo apenas unas horas después de que Obama anunciara desde Washington su propio paquete de medidas en esa materia, a falta de una acción permanente desde el Congreso.

Esas decisiones evitarán que unos cinco millones de indocumentados sean deportados durante los próximos tres años, y priorizará el regreso de aquellos que tengan antecedentes criminales o hayan llegado a Estados Unidos recientemente.

“Vamos a seguir trabajando para que (la reforma migratoria integral) se convierta en realidad, pero hasta que eso ocurra, tengo autoridad legal para tomar estas acciones”, declaró Obama.

“Este es solo un primer paso. Todavía necesitamos una ley”, reiteró el mandatario mientras era ovacionado. En Centroamérica también claman por una reforma migratoria (leer nota aparte).

El mandatario ofreció un discurso cargado de emoción y con aire electoral.

Pero la elección de Las Vegas para dar un discurso pocas horas después de haber anunciado sus medidas ejecutivas no es casual.

En esa ciudad y en el instituto de educación secundaria Del Sol, el mismo que visitó ayer, Obama dio un discurso el 29 de enero de 2013 en el que delineó los principios de su plan para una reforma migratoria integral, que incluían el fortalecimiento de la seguridad fronteriza y una vía para la legalización y ciudadanía de los indocumentados.

El Senado aprobó en junio de 2013 un proyecto con amplio consenso bipartidista que ni siquiera ha sido sometido a voto en la Cámara de Representantes, bajo control republicano.

Un año después, en junio pasado, el líder republicano John Boehner comunicó a Obama que la Cámara baja no iba a votar la reforma este año y el presidente anunció entonces que actuaría por su cuenta, recurriendo a su autoridad ejecutiva, para mejorar el sistema de inmigración.

Sus medidas protegerán de la deportación durante tres años a cinco millones de indocumentados que hay en el país y darán prioridad a la expulsión de aquellos que tengan antecedentes criminales o hayan llegado a Estados Unidos recientemente.

Esas acciones no pretenden ser el sustituto de un marco legal que arregle el “roto” sistema migratorio estadounidense, según enfatizó Obama en su discurso a la nación al urgir de nuevo al Congreso a aprobar una reforma mucho más amplia e integral.

Obama firmó ayer el decreto que contiene sus medidas ejecutivas en su visita a Las Vegas, en Nevada, el estado con mayor proporción de inmigrantes indocumentados (un 7.6 %) en relación con su población total.

Nevada es, además, un estado de los considerados “bisagra” en las elecciones presidenciales y uno de los de mayor crecimiento de la población latina en los últimos años.

Los latinos serán uno de los grupos demográficos de mayor importancia en las elecciones presidenciales de 2016, igual que lo fueron en 2012, cuando Obama se llevó un 71 % del voto hispano frente a su rival republicano, Mitt Romney.

Si los demócratas quieren seguir ocupando el Despacho Oval más allá de enero de 2017 deben tener muy en cuenta a los hispanos. Obama lo sabe y ya desde ayer está trabajando en ello.

El periódico español ABC publicó ayer que Obama inauguró el jueves el curso de agresividad y confrontación política que dominará la política estadounidense los dos años que quedan hasta las presidenciales de 2016.

“Con prisas porque se le escapa una presidencia que deja fuera parte de su prevista agenda, el presidente norteamericano está acelerando la toma de decisiones al margen del Congreso”, dice el medio.

Los demócratas perdieron siete puntos del voto hispano en las legislativas del pasado 4 de noviembre, y ahora Barack Obama espera recuperar la confianza hispana con la regularización, por decreto y saltándose al Congreso, de casi cinco millones de inmigrantes ilegales, la mitad del total estimado, señala.

Temor a reportarse con las autoridades

Entre tanto, muchos inmigrantes temen reportarse con las autoridades migratorias, pese a la orden de Obama.

Ese es el caso de la salvadoreña Norma Martínez, una madre indocumentada de dos niñas nacidas en Nueva Jersey después de que ingresó ilegalmente a Estados Unidos en 2007, a quien le preocupa que el nuevo programa de inmigración brinde una protección fugaz que otro mandatario pueda revertir fácilmente.

Muchos hispanos indocumentados aún permanecen escépticos y tienen temor de arriesgarse a salir de las sombras por los nuevos beneficios temporales ofrecidos por la Casa Blanca.

“No quiero seguir viviendo a escondidas”, dijo Norma Martínez, de 34 años, y agregó que sería feliz de inscribirse y pagar una multa para evitar ser deportada.

“Pero si remueven el programa, eso significaría la deportación automática”, añadió, y dijo que ella y su marido, también indocumentado, podrían estar mejor fuera de la vista de las autoridades hasta que se llegue a una solución permanente.

Los postulantes elegibles tendrán que entregar todos los documentos relevantes a las autoridades inmigratorias, incluyendo información sobre por cuánto tiempo han estado en el país, su fuente de ingresos y lugar de trabajo. —AGENCIAS.