“Doy gracias a Dios por poder estar aquí y contar la historia”

En los momentos de angustia que vivió en las alturas llamó a su esposa y se despidió: "Te amo, cuida a los niños"

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elsalvador.com

Por Katlen Urquilla/Agencias internacional@eldiariodehoy.com

2014-11-14 10:00:00

“(Hilda) no sé qué va a pasar… Estamos intentando ver qué podemos hacer, estamos bastante alto. No sé cómo va a resultar…Por favor, no te sientas mal. Te amo, cuida a los niños”. Esas fueron las palabras que Juan Lizama le expresó a su esposa desde el piso 68 de la torre World Trade Center, en Nueva York, según reportó The New York Post.

Juan creyó que esas serían sus últimas palabras para su familia; estaba asustado.

Su esposa Hilda y Kevin (de 16 años), el mayor de sus tres hijos, perturbados por las noticias que escuchaban sobre el rescate, decidieron orar por Juan y su compañero, también llamado Juan… Y fueron escuchados.

Ambos fueron rescatados por los bomberos y ayer rebosaban de alegría de estar vivos y poder contar la historia.

“Riesgos los hay en todos lados. Me siento contento de tener este trabajo. Debido a este trabajo tengo una casa y puedo mantener a mi familia. ¡Dios bendiga a los Estados Unidos de América!”, dijo Lizama sonriente y feliz, durante una rueda de prensa en Manhattan.

El salvadoreño, originario de La Unión, quien pasó casi dos horas amarrado a una plataforma colgante a punto de caer del edificio más alto de Estados Unidos, aseguró ayer que volvería a limpiar vidrios allí mismo.

Tanto Juan Lizama, de 41 años, y Juan López, un peruano de 33, se convirtieron en el foco de los medios de comunicación neoyorquinos cuando un cable del andamio colapsó el miércoles y los dejó colgando en el edificio construido tras el derribo de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.

Mientras esperaban ser rescatados, no solo experimentaron el vértigo de estar a 213 metros de altura sino la ola de frío que azota en EE. UU. Ambos fueron tratados por una leve hipotermia, tras ser bajados de la torre.

Pero a pesar del susto, Juan Lizama, quien ya tiene 15 años limpiando vidrios, aseguró ayer: “Yo gozo mi trabajo, pero la seguridad es primero. Lo importante fue la paciencia, nos sirvieron los dos años de clases en donde nos enseñaron que la unión y la seguridad son primero”.

En cambio, su compañero Juan López no estaba tan seguro de querer volver a estar en las alturas.

“Hay muchas otras opciones de trabajo para nosotros, limpiando vidrios en los pisos de abajo, o a la altura de la acera”, bromeó ayer el peruano ante las risas de los periodistas.

Para él fue “terrorífico” el momento que pasó colgado (leer relato en nota aparte).

Juan relató que el miércoles iniciaron sus tareas en el exterior del piso 43 de la torre y que poco a poco ascendieron hasta la planta 68, donde el andamio empezó a inclinarse, pero que antes habían verificado que todo estuviera en orden y no detectaron problemas en la plataforma.

El dramático rescate

Juan Lizama y su compañero trabajaban en el costado sur del edificio alrededor de las 12:40 de la tarde (hora local) cuando uno de los cuatro cables que sostienen el aparato se aflojó, explicó el comisionado de bomberos Daniel Nigro, el día del rescate.

La plataforma descubierta se inclinó abruptamente y se balanceó ligeramente.

En el operativo de rescate participaron cerca de 100 bomberos y lanzaron sogas a los trabajadores desde el techo para que pudieran sujetarse y un radio para comunicarse con ellos, dijo Nigro.

Los rescatistas tuvieron que cortar unos gruesos vidrios (de más de dos centímetros de grosor) para abrir un agujero por el que, casi dos horas después, sacaron a Juan y al peruano. La tarea no fue tan sencilla por lo grueso de los cristales, indicaron.

Mientras eso sucedía, Hilda y el hijo de Juan rezaban llenos de angustia por que todo saliera bien.

Por esa entereza es que ayer ambos trabajadores agradecieron la labor de los bomberos de Nueva York.

Sindicato defiende la seguridad

Entre tanto, en un comunicado, el presidente del sindicato 32BJ, del que forman parte los dos trabajadores, Héctor Figueroa, subrayó ayer que la seguridad de sus afiliados es una prioridad clave para la organización y por ello se asegura de aplicar estrictos protocolos y dar formación para este tipo de emergencias.

El sindicato recordó además que, dados sus riesgos, el oficio de limpiacristales es uno de los que cuenta con reglamentos más estrictos en materia de seguridad.

Según datos facilitados por el 32BJ, los profesionales del sector ganan al menos 26 dólares por hora y disponen de prestaciones sanitarias para sus familias.

Hasta el momento, las autoridades no han encontrado la causa del problema con el andamio y explicaron que los cables son controlados desde la plataforma. —AGENCIAS.