Khorasan, la otra amenaza para EEUU en Siria

Los servicios secretos alertaron del fortalecimiento del grupo yihadista, creado el año pasado en Damasco

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elsalvador.com

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2014-11-25 7:00:00

WASHINGTON. Poco antes de que circulara el vídeo de Estado Islámico con la decapitación del británico David Haines, la agencia AP publicaba una noticia sobre una desconocida célula terrorista en Siria. Es, según funcionarios americanos, la mayor amenaza yihadista contra EE. UU. y Europa: el grupo Khorasan.

Funcionarios norteamericanos señalaron que desde hace un año Khorasan se convirtió en la célula siria que más decidida estaría a llevar a cabo un ataque terrorista contra Estados Unidos o sus instalaciones de ultramar.

Los funcionarios señalaron que el grupo es comandado por Muhsin al-Fadhli, un miembro relevante de Al Qaeda tan cercano a Osama Bin Laden que, según el Departamento de Estado, era uno de los pocos que sabían de los preparativos de los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Casi no existe información pública sobre el grupo Khorasan, pero según varias fuentes de la Inteligencia estadounidense, está compuesto por combatientes de Al Qaeda de Medio Oriente, el sur de Asia y África del Norte. Más allá de Al-Fadhli, no se conocen detalles del resto de sus integrantes.

El director nacional de Inteligencia, James Clapper, dijo recientemente que “en términos de amenaza dentro del territorio norteamericano, Khorasan puede entrañar tanto peligro como Estado Islámico (EI)”.

En los primeros ataques aéreos que EE. UU. realizó contra el EI el martes 24 de septiembre en Siria, uno de los objetivos fue Khorasan.

“Estos terroristas han establecido un lugar seguro en Siria para planear ataques externos, construir y probar artefactos explosivos improvisados y reclutar a personas de Occidente para que realicen operaciones”, dijo el portavoz del Pentágono, el contralmirante John Kirby.

No estaba del todo claro si sirvieron para destruir los planes del grupo y el Pentágono indicó que todavía está analizando los resultados.

Khorasan no está interesado en grandes extensiones territoriales ni de recursos naturales, como el EI, que controla parte de Siria e Iraq, y explota en el mercado negro miles de barriles de petróleo para su financiamiento.

El objetivo de Khorasan no es la creación de un califato, ni la implementación de la sharia, sino repetir un 11 de septiembre. Es por eso que posee especial interés en reclutar expertos en explosivos de todas partes del mundo. La clave radica en la libertad que muchos de estos yihadistas poseen gracias a sus pasaportes occidentales, que no despiertan sospechas en sus constantes viajes por Medio Oriente.

Sin embargo, todavía hay muchos puntos negros en la corta historia de Khorasan: nadie sabe con cuántos miembros cuenta, cuánto tiempo hace que está activa, ni cuál es su mensaje.

Algunos funcionarios norteamericano y expertos en seguridad dijeron que haber hecho foco en EI había distorsionado el cuadro de la amenaza terrorista emergida de la guerra civil siria, y que la amenaza más inmediata es aún la que proviene de grupos terroristas tradicionales, como Khorasan y el Frente Al-Nusra, filial de Al Qaeda en Siria.

Al-Fadhli, de 33 años, está en la mira de las agencias de inteligencia de EE. UU. desde hace por lo menos diez años. Según el Departamento de Estado, antes de la llegada de Al-Fadhli a Siria, había vivido en Irán como integrante de una pequeña célula de Al Qaeda que había huido de Afganistán tras los ataques del 11 de Septiembre. Irán dijo que aquel grupo vivía en arresto domiciliario, pero la situación de esos miembros de Al Qaeda no se aclaró hasta que se mudaron a Paquistán, Siria y otros países.

En 2012, el Departamento de Estado identificó a Al-Fadhli como el jefe de Al Qaeda en Irán, donde dirigía el movimiento de fondos y de combatientes. Se ofreció una recompensa de siete millones de dólares por información que llevara a su captura. Durante un discurso en Bruselas, en 2005, el entonces presidente George W. Bush mencionó a Al-Fadhli como el enlace de los terroristas que hicieron explotar un barco petrolero francés en 2002 frente a las costas de Yemen. —AGENCIAS.