Intensa batalla en Brasil Y expectación en los EE. UU.

El resultado de la segunda vuelta electoral en Brasil es incierto y pocos se atreven a hacer predicciones

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elsalvador.com

Por Gerardo Torres Twitter: @GerardoTots Especial desde Washington

2014-10-24 9:00:00

Los distintos tanques de pensamiento y figuras influyentes de Washington D.C están cada vez más interesados en entender un país tan complejo e importante como Brasil. El gigante suramericano es la séptima economía más grande del mundo y la más grande de Latinoamérica, aunque muchos brasileños no se sienten del todo como “latinos” porque no comparten el idioma con sus vecinos. El PIB del país portugoparlante en 2013 fue de $2,246 billones y es evidente que Estados Unidos necesita una relación fuerte con Brasil para construir una América unida y capaz de competir con Europa y Asia en los mercados internacionales.

Hay muchas interrogantes entre los académicos y políticos estadounidenses sobre cómo será la futura relación comercial y política entre Estados Unidos y el nuevo gobierno de Brasil. Es evidente que la relación que ha mantenido Dilma Rousseff con Estados Unidos no ha sido cercana y muchos en la capital de Estados Unidos creen que la situación mejorará si Aécio Neves gana la presidencia. Sin embargo, ambos candidatos han prometido que buscarán relaciones más cercanas con el país más poderoso del mundo en caso de ganar, aunque algunos académicos consideran que si Rousseff es reelegida las relaciones seguirán igual como hasta ahora.

El jueves 23 de octubre, en un panel organizado por el prestigioso tanque de pensamiento American Enterprise Institute (AEI) se discutieron a fondo los perfiles de ambos candidatos, sus propuestas y las implicaciones de los resultados de las elecciones de Brasil para Estados Unidos y el mundo entero. Los panelistas invitados fueron Michael Barone, José Cárdenas, Roger Noriega y David Rogus.

Las propuestas y la campaña

Algunos intelectuales de la capital de Estados Unidos como el presidente del Inter-American Dialogue, Michael Shifter, consideran que no hay mucha diferencia entre las propuestas de los dos candidatos, ya que ambos han prometido combatir la corrupción, mejorar las relaciones con Estados Unidos, modernizar los servicios públicos, continuar con los programas sociales, etc.

Sin embargo, Roger Noriega, exsecretario adjunto de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, no está del todo de acuerdo con esto y durante el panel ha explicado que Dilma Rousseff se ha mantenido fiel a las políticas económicas y sociales de Lula da Silva, un presidente muy popular, y durante la campaña ha intentado convencer a los votantes del éxito de sus programas.

Por su parte, Neves ha prometido mantener la mayoría de programas sociales de Rousseff, pero no ha explicado cómo lo hará si reduce el gasto público. Además, ha expresado que desea combatir la inflación, incentivar la creación de empleos, hacer el país más atractivo para la inversión y fortalecer las relaciones con Estados Unidos y Europa. Asimismo, el candidato opositor ha criticado a Dilma Rousseff por dejar que principios ideológicos guíen las relaciones exteriores de Brasil, lo cual ha impedido al país explotar distintas oportunidades comerciales.

Gran parte de la campaña de Rousseff se ha centrado en convencer a la población más vulnerable que las ayudas estatales se terminarán si Neves llega al poder, aunque este lo ha negado rotundamente. Noriega considera que “Dilma Rousseff se ha esforzado por convencer a los brasileños de que más de lo mismo es bueno para ellos”, pero la cuestión es si los brasileños votarán a alguien que promete mantener las prestaciones sociales o a alguien que promete impulsar el crecimiento económico.

Michael Barone, analista del American Enterprise Institute (AEI), explica que Brasil tuvo dictaduras militares de 1965 a 1984 y ahora tiene uno de los sistemas electorales más modernos del mundo en los que se vota a través de pantallas táctiles y obtiene los resultados en aproximadamente 5 horas, mientras en Estados Unidos se tardan aproximadamente cinco semanas en contar todos los votos del estado de California. Además, ha explicado que la campaña electoral en Brasil se ha basado en el siguiente debate: ¿es mejor que el país sea guiado por un gobierno fuerte o por las fuerzas del mercado?

Barone también ha analizado la primera vuelta electoral y las elecciones presidenciales de 2010 y ha concluido que “Brasil ha estado desarrollando algo similar a un sistema bipartidista”. Las cosas no han cambiado mucho desde 2010, solo que el Partido de los Trabajadores ha perdido un número significativo de votantes de 2010 a 2014. En la primera vuelta de este año, Marina Silva obtuvo el 21 % de los votos, mientras que en la primera vuelta de 2010, en la que también era candidata, obtuvo el 19 %; José Serra, candidato del PSDB (partido de Neves), obtuvo el 33 % de los votos en 2010 y este año Neves ha obtenido el 34 %; Rousseff obtuvo 47 % de los votos en 2010 y este año 42 %, lo cual significa que ha perdido un número significativo de votantes.

El académico del American Enterprise Institute también ha explicado que en el noreste del país, Dilma obtuvo el 60 % de los votos y en la región del Amazonas, una de las zonas más pobres, obtuvo el 51 %. Por tanto, “es comprobable que las zonas más pobres del país votan por la candidata del Partido de los Trabajadores (PT)”, agregó.

Por el contrario, cuatro de los estados más ricos del sur (Sao Paulo, Paraná, Santa Catarina y Río Grande do Sul) votaron principalmente por Neves; Dilma logró sacar solo el 30 % de los votos. Asimismo, en las grandes ciudades como Sao Paulo, el Partido de los Trabajadores no logró superar ni a Neves ni a Silva.

Barone explica que en Brasil pasa lo contrario que en Estados Unidos, donde la ciudad más grande del país, Nueva York, apoya a los demócratas. En Brasil las personas de las ciudades están más del lado del mercado, en la mencionada disputa entre mercado y gobierno, y las personas del campo más del lado del gobierno. En fin, el analista cree que la elección estará muy cerrada y no se atreve a apostar ni siquiera un dólar por alguno de los candidatos.

Ataques y acusaciones

Hace algunos meses se pensaba que Rousseff ganaría estas elecciones fácilmente, pero las protestas realizadas durante el Mundial empezaron a presagiar que un sector amplio de la población no estaba tan feliz con su líder y no le sería tan fácil ganar; sin embargo, el motivo principal por el que Dilma Rousseff puede perder estas elecciones es por el caso de corrupción de Petrobras, el cual ha salpicado altos cargos dentro del oficialista Partido de los Trabajadores.

Paulo Roberto Costa, un exejecutivo de Petrobras, testificó que convirtió a la compañía petrolera en una reserva de dinero del Partido de los Trabajadores utilizada para acciones ilícitas.

La oposición no acusa directamente a Rousseff de corrupción, pero sí le achaca una responsabilidad política por permitir corrupción y actividades ilegales en una empresa estatal en la que ha estado presente por más de una década, primero como ministra de Minas y Energía y luego como presidenta del Consejo de Administración de Petrobras. Aunque lo cierto es que este no es el primer caso de corrupción en el que el Partido de los Trabajadores está involucrado; en 2005, durante la presidencia de Lula, sucedió un famoso caso de corrupción llamado “mensalão”, en el que se desveló que el partido de Lula y Rousseff entregaba sobornos a miembros del Congreso a cambio de sus votos. Sin embargo, Lula da Silva tuvo más de un año para limpiar su imagen y poder ganar la reelección. Por el contrario, Rousseff no ha tenido casi nada de tiempo para recuperar su buen nombre después del escándalo que algunos periodistas ya han bautizado como “mensalão 2” y esto le ha repercutido negativamente en su popularidad.

Roger Noriega considera que el escándalo de Petrobras ha dominado la campaña porque los brasileños ya están cansados de que por culpa de la corrupción el país no funciona. Asimismo, Noriega ha recordado que los brasileños pagan unos impuestos muy elevados y no están viendo el fruto de esto; por tanto, la mayor parte de brasileños percibe que la corrupción se ha vuelto inherente al sistema.

Por el otro lado, los ataques a Neves se han basado en resaltar que ha abusado de su cargo público, nombrando a familiares y amigos para cargos dentro de la administración pública, y ataques a su vida privada acusándolo de consumir drogas, serle infiel a su esposa e incluso de abusar de ella antes de que se casaran, cosa que ella misma ha desmentido.

El partido de Neves no ha sido involucrado en el caso de corrupción de Petrobras, como sí lo fue el partido al que se afilió Marina Silva, otra de las candidatas que en su momento tuvo posibilidades de pasar a la segunda vuelta.

¿Mejorará la relación entre Brasil y Estados Unidos con el nuevo gobierno?

David Rogus, exdirector de la Oficina para Asuntos del Brasil y el Cono Sur del Departamento de Estado, cree que hay muchas diferencias entre los candidatos y desconfía de que la relación entre Estados Unidos y Brasil mejorará con un nuevo gobierno de Rousseff, porque considera que las relaciones diplomáticas seguirán siendo guiadas por principios ideológicos; en cambio, cree que con Neves las relaciones diplomáticas serán guiadas por intereses pragmáticos y principios comerciales.

Además, Rogus considera que la tensión surgida por el apoyo de Brasil a Cuba será mitigada en un eventual gobierno de Neves y se muestra esperanzado de que esto impulse un Tratado de Libre Comercio entre ambos países, la eliminación de visas de viaje, un acuerdo conjunto de impuestos y un acuerdo para lograr cooperación científica y aeroespacial.

Finalmente, Rogus ha añadido: “Con Aécio Neves tendríamos una visita de Estado a Washington pronto; con Dilma Rousseff, no”.

José Cárdenas, quien ha tenido importantes cargos dentro del Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional y USAID (Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional), también se ha mostrado esperanzado con la posibilidad de que las relaciones entre Estados Unidos y Brasil mejoren con el nuevo gobierno.

Cárdenas ha lamentado que la situación diplomática haya cambiado de “una visita del presidente Lula da Silva a Camp David durante la administración de George W. Bush a una nueva situación en la que la actual presidenta de Brasil rechaza una visita de Estado por diferentes motivos”.

El domingo se sabrá con certeza a quién le creyeron más los brasileños y a quién le afectaron más las críticas de sus adversarios.

Las encuestas otorgarían una leve ventaja a Rousseff pero el resultado final aún es un misterio. Lo que no es secreto es el hecho de que Estados Unidos está cada vez más interesado en buscar una relación más sólida y estable con Brasil, la cual por diversos motivos no se ha podido dar en el pasado.