Panorama oscuro para Venezuela

El bajo precio del barril de petróleo empeora la crisis y escasez del país suramericano

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elsalvador.com

Por Pedro Carlos Mancía nacional@eldiariodehoy.com

2014-10-30 8:00:00

El precio del barril de petróleo ha continuado a la baja, y desde ya se especula sobre las repercusiones que habrá en la economía mundial con este cambio de precio tan radical experimentado en los últimos meses, según postula la revista de negocios The Economist.

Los países más vulnerables ante la caída del precio del petróleo serían Venezuela, Irán y Rusia.

El más dañado será el país latinoamericano, ya que el presupuesto de esa nación necesita de un barril de crudo que cueste $120. Pero incluso antes de esta baja, Venezuela ya estaba en apuros para pagar su deuda. Con una inflación descontrolada y una escasez de bienes básicos necesarios como harina y papel higiénico, ese país se verá afectado de mayor forma.

Aún más preocupante para los venezolanos es que el precio del petróleo local ha llegado hasta los $76 el barril, el más bajo que han experimentado desde 2010; lo que impulsa una disminución de 10,000 millones de dólares en ingresos para este año.

Esto no solo significa un golpe para la administración Maduro, sino una mayor crisis financiera que se les aproxima. El descenso de los precios pronostica un panorama incierto para la economía venezolana y, se considera, que para mermar el impacto se necesitará de una financiación adicional. (Ver nota aparte).

Dicha situación también le traerá al país sudamericano una nueva dinámica, pues por años se ha reconocido como uno de los exportadores de petróleo más importantes del mundo, pero debido a las constantes pérdidas que estaría reportando se han empezado a dedicar a la importación.

La semana anterior, Petróleos de Venezuela (PDVSA) confirmó que “la adquisición puntual de crudo liviano en el exterior obedece a la necesidad de utilizar como diluente del petróleo pesado de la Faja Petrolífera del Orinoco, ya que por sus especificaciones no puede ser producido ni transportado sin antes ser mezclado con un hidrocarburo de menor densidad”.

Sin embargo, el comunicado no específica de dónde se importará.

Esta será la primera vez en 100 años de explotación petrolera, que esa nación llevará crudo del exterior al territorio venezolano, sentando precedente para la economía nacional.

De acuerdo con The Economist, esto es un hecho insólito, en donde una potencia petrolera, con las reservas de crudo más grandes del mundo, se convertirá en un importador del producto.

Por cada dólar de caída en los precios del petróleo, el sector público pierde 770 millones de dólares en ingresos netos. El peor escenario en el que se vería el Estado sería que el precio oscilara alrededor de los $80 el barril, pues desequilibrará las cuentas nacionales.

El futuro es sombrío puesto que el 96 % de los ingresos del país sudamericano dependen del petróleo, y lo más recomendado para esta situación es la devaluación y aumentos de precios, de acuerdo con la publicación.

Pero, como efecto “bola de nieve”, las consecuencias también serán duras para los países que dependen de la ayuda bolivariana, es decir, aquellos que forman parte de Petrocaribe.

Irán, por otra parte, necesitaría que el barril costara $140 para poder balancear su presupuesto. En gran medida, la situación en la que se encuentra es gracias a los gastos extravagantes de Mahmoud Ahmedinejad, expresidente de la nación.

A eso se suman las sanciones que Irán recibió para frenar su programa de energía nuclear, que volvió a ese estado medio oriental aún más vulnerable a a los cambios económicos mundiales.

Al otro extremo de esta problemática se encuentra Rusia que, por el momento, es el país que podrá aguantar más antes de sufrir algún tipo de daño.

La debilitación de su moneda implicaría que el valor robusto de las ventas de petróleo ha caído más del valor en dólares, limitando así el déficit presupuestario.

Aunque Rusia puede subsistir con base en el dinero que ha ahorrado en sus fondos de reserva, dicha cantidad es menor a lo que era años atrás, y parte de estas ya fue presupuestadas para otros casos.

Dicho esto, los rusos podrían sobrevivir entre 18 meses y dos años con los precios actuales del barril, pero después de esta fecha no lograrían llegar a su margen presupuestario para sobresalir.

Solo con la modernización militar del Estado Ruso se utilizó el 20 % del gasto público.

El panorama mundial

La caída de precios de los últimos meses no pudo haber sido prevista por nadie, tomando en cuenta que, en parte, ha sido el resultado de eventos inesperados y de corta duración, que han venido afectando a los países productores de petróleo más que todo.

Principalmente, se destaca la decisión de Arabia Saudita de impulsar la producción para proteger su participación de mercado y lastimar de esta forma a los productores de petróleo “shale” en Estados Unidos.

Si los precios se mantienen al nivel en que se encuentra en este momento el barril de crudo, los consumidores llegarían a percibir un billón de dólares menos al año.

Esto implicaría un impacto grande para la economía global, y traería consigo consecuencias políticas, debido a que la baja de los precios podría ser una oportunidad única para algunos gobiernos, pero una amenaza para otros.

El choque geopolítico tiene sus ventajas y desventajas en este escenario. Por ejemplo, en el caso de Arabia Saudita, se podría ver una decisión de poner en marcha nuevamente su posición como proveedor de grupos oligopólicos de petróleo y recortar su producción para impulsar los precios.

Pero esta la otra cara de la moneda: la guerra en Iraq, Libia continúa frágil y Nigeria espera una insurgencia, lo que pondría al suministro de petróleo en posición precaria, ya que es más vulnerable ante diversas fuerzas caóticas.

El malestar económico mundial viene a dañar la demanda del producto, indiscutiblemente de los precios del barril. Por ejemplo, el consumo de combustible ha ido disminuyendo con el tiempo, en gran medida por regulaciones medio ambientales e ideales más conservadores hacia el bienestar del ecosistema por parte de algunos gobiernos.

Para ejemplificar, en promedio un vehículo nuevo consume 25 % menos de gasolina por kilómetro que hace 10 años.

Naciones beneficiadas

Ante este panorama de baja de precios, hay un rayo de luz para naciones como El Salvador, importadores netos, que utilizan el combustible para generación de energía.

Pero serán los consumidores de gasolina quienes se verán mayormente beneficiados, tomando en cuenta que podrán ahorrar un poco de dinero para comprar otros productos básicos.

Esto implica que los países importadores tendrán mayor movilización vehicular, ya que la gente preferirá manejar al tener menor gasto en combustible.

Europa y Japón, que tienen déficit energético y están industrializados, serán también beneficiados con esta caída, con lo que podrán suministrarse de combustible; lo mismo le sucederá a países emergentes como Turquía, India, China, Sudáfrica y Chile que verán cierta rentabilidad.

Según CNNMoney, aunque otra caída en el precio pondría contentos a los consumidores estadounidenses, dicho descenso podría significar un problema para los proyectos energéticos que impulsan la economía estadounidense.

“Pienso que bajará a 70 dólares y si lo hace, entonces es adiós al ‘fracking’. Le diremos adiós a la importante generación de empleo aportada por el fracking porque ese método se volverá demasiado caro si puedes comprar el petróleo a 70 dólares el barril”, dijo Gundlach la semana pasada en la Conferencia de ETF.com sobre renta fija.

Finalmente, con la reducción de precios el costo global por consumo de energía subsidiada sería de 400 mil millones de dólares (actualmente se encuentra en 500 mil millones de dólares); razón por la cual la Agencia Internacional de Energía recomienda que este el momento para que muchos países aprovechen los precios y detengan los subsidios.