El papa llama al clero “hipócritas”

En visita a corea del sur celebró una multitudinaria misa en la que beatificó a 124 mártires; fue a un cementerio de fetos abortados y a un centro de discapacitados

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elsalvador.com

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2014-08-16 9:00:00

KKOTTONGNAE, COREA DEL SUR. El Papa Francisco hizo ayer una clara advertencia a los cleros católicos romanos, al sostener que aquellos que profesan la pobreza mientras viven una vida de ricos eran unos hipócritas que dañan la imagen y la misión de la Iglesia.

En el tercer día de su visita a Corea del Sur, Francisco celebró una enorme misa al aire libre en el centro de la capital Seúl, donde denunció la creciente brecha entre los ricos y pobres, instando a la gente en las sociedades más pudientes a escuchar “el llanto de los pobres” entre ellos.

Más tarde, voló en helicóptero a un centro de personas enfermas, discapacitadas y sin hogar que es administrado por la Iglesia Católica en el centro de Kkottongnae, al sudeste de Seúl (leer nota aparte).

Ahí, el pontífice consoló a niños y adultos enfermos, algunos de ellos desfigurados, con severas discapacidades y en sillas de ruedas, y declinó usar una cómoda silla blanca que había sido preparada para él. “Me gusta estar parado”, dijo. Haciendo honor a la tradición local, Francisco se quitó los zapatos al ingresar al centro.

Más tarde, elogió a los clérigos que dedican sus vidas a los necesitados y los instó a mantenerse en el buen camino.

“La hipocresía de aquellos hombres y mujeres consagrados que profesan votos de pobreza, y aún así viven como ricos, daña las almas de los fieles y a la Iglesia”, dijo.

Francisco ha estado instando a funcionarios católicos romanos a vivir vidas más simples y renunció a los departamentos papales en el palacio del Vaticano para optar en cambio por habitaciones más modestas en una casa de huéspedes de la Iglesia.

En marzo, el Papa Francisco ordenó a un prelado alemán, conocido como el “obispo del lujo” por gastar 31 millones de euros (41.5 millones de dólares) en fondos de la Iglesia en una extravagante residencia, abandonar su diócesis.

En su primer día de visita en Corea del Sur el jueves, Francisco sorprendió al elegir un modesto Kia Soul gris oscuro como su medio de transporte para la visita de cinco días al país asiático.

Más temprano ayer, cientos de miles de personas asistieron a uno de los actos más importantes de la visita del Papa Francisco a Corea del Sur: la beatificación de 124 coreanos asesinados por su fe hace más de dos siglos.

Las calles que conducen a la emblemática Puerta de Gwanghwamun de Seúl estaban atestadas de coreanos que rindieron homenaje a los católicos laicos ordinarios que fundaron la iglesia en el siglo XVIII en la Península Coreana.

La Iglesia Católica en Surcorea tiene como distintivo único que no la fundaron misionarios o sacerdotes que trajeron la fe a la península ni convirtieron a la población, como ocurrió en la mayor parte del mundo, sino que la establecieron miembros de las propias clases nobles de Corea que aprendieron la Cristiandad mediante la lectura de libros.

Estos primeros católicos fueron asesinados en los siglos XVIII y XIX por la dinastía Joseon, que intentó erradicar la influencia occidental de la Península Coreana.

La multitud aclamó ayer cuando Francisco declaró beatos a los 124 coreanos, que es el primer paso para que alguna vez puedan convertirse en santos.

En su homilía, Francisco dijo que las lecciones de los mártires son relevantes hoy para la iglesia en Corea, que es pequeña pero aumenta y es considerada un modelo para el resto del mundo.

Con discapacitados

El Pontífice también pasó una hora bendiciendo a docenas de coreanos discapacitados que viven en la comunidad de Kkottongnae, fundada por un sacerdote en los años 70 para recoger a niños y adultos discapacitados abandonados por sus familias. Todavía existen un tremendo estigma y discriminación en Corea del Sur en perjuicio de los incapacitados.

El “Hogar de la Esperanza” es un complejo católico donde se atiende a miles de personas con discapacidad a unos 100 kilómetros al sur de Seúl.

Fue creado en 1976 por el padre John Oh, un destacado líder religioso local, en el que también dan cobijo a bebés abandonados y se ofrece educación y ayuda a alcohólicos.

Francisco concluirá mañana una visita que se considera histórica al ser la primera de un papa en dos décadas a Asia Oriental y la primera en 25 años a Corea del Sur, donde residen 5.4 millones de católicos. —AGENCIAS