Papa Francisco se reúne con sudanesa condenada a muerte por ser cristiana

El sumo pontífice agradeció a Ibrahim y su familia por su "valiente testimonio y la constancia de la fe"

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elsalvador.com

Por Agencias

2014-07-24 9:00:00

Mariam Yehya Ibrahim, la mujer sudanesa cristiana condenada a muerte a causa de su fe, llegó a Roma el jueves donde se reunió con el papa Francisco, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia.

Ibrahim “permanecerá en Italia por un corto tiempo y luego viajará a Estados Unidos”, dijo el ministerio.

Durante la reunión este jueves, que duró alrededor de media hora, Ibrahim dio las gracias al Papa por su apoyo y las oraciones de la Iglesia Católica Romana, dijo el Vaticano.

Él, por su parte, agradeció a Ibrahim y su familia por su “valiente testimonio y la constancia de la fe”.

Francisco también jugó con los niños, Martin, de 18 meses de edad, y Maya, de 2 meses, y saludó a los diplomáticos italianos implicados en el viaje de la familia a Italia.

Con este gesto, dijo el Vaticano, el Papa “desea mostrar su cercanía, atención y oración también a todos los que sufren por su fe, en particular, a los cristianos que son víctimas de persecución o limitaciones impuestas a su libertad religiosa”.

Autoridades sudanesas habían encontrado culpable a Ibrahim de rechazar el Islam en favor del cristianismo, pero su condena por “apostasía” y adulterio fue revocada el mes pasado en la apelación, tras semanas de controversia internacional.

Después de su liberación, la mujer y su esposo, el estadounidense Daniel Wani, fueron detenidos durante dos días acusados de falsificación de documentos de viaje después de ir al aeropuerto en Jartum, capital de Sudán. La pareja estaba tratando de volar a Estados Unidos con su hija, quien nació mientras Ibrahim estaba en prisión, y su otro niño pequeño.

Ahora, su sueño de iniciar una nueva vida en Estados Unidos parece estar a punto de convertirse en realidad.

No sólo eso, sino que Ibrahim y su familia tuvieron un grato encuentro con el pontífice romano en su residencia privada de Santa Marta, en la Ciudad del Vaticano.

Ibrahim dijo que su madre, una cristiana ortodoxa etíope, la crió como cristiana.

Ella se mantuvo firme en su fe a pesar de la amenaza de pena de muerte, diciendo durante su audiencia de sentencia en mayo: “Yo soy cristiana, y voy a seguir siendo una cristiana”.