CIUDAD DEL VATICANO. El Papa Francisco anunció ayer que visitará la capital de Albania, Tirana, durante la jornada del 21 de septiembre, con el fin de infundir coraje “a un país que ha sufrido durante mucho tiempo a consecuencia de las ideologías del pasado”.
El anuncio del pontífice se produjo tras la oración del Ángelus que lleva a cabo cada domingo desde la ventana del apartamento pontificio.
“Me siento feliz de anunciar que, aceptando la invitación de los obispos y de las autoridades civiles albanesas, pretendo viajar a Tirana el domingo 21 de septiembre. Con este breve viaje quiero confirmar en la fe a la Iglesia albana y testimoniar mi ánimo a un país que ha sufrido mucho a causa de ideologías del pasado”, indicó.
Por el momento, se desconoce el programa de este viaje, que se desarrollará durante un solo día, el domingo 21 de septiembre.
Este será el cuarto viaje internacional del Papa, después de visitar Brasil el pasado julio para la Jornada Mundial de la Juventud católica de Río de Janeiro, Tierra Santa entre el 24 y el 26 de mayo y Corea del Sur, entre los próximos días 14 y 18 de agosto.
Además, después de esta visita a Albania, el Papa tiene programado otro viaje a Sri Lanka y Filipinas, el 15 de enero.
Albania es un país predominantemente musulmán y ortodoxo donde la Iglesia católica realiza una labor muy apreciada por todos.
Francisco será el segundo pontífice en visitar el país balcánico, después de que lo hiciera por primera vez el hoy santo Juan Pablo II, el 25 de abril de 1993, en plenas guerras yugoslavas (1991-2001).
El antiguo dictador Enver Hoxha declaró a Albania, durante décadas uno de los países más aislados del mundo, el primer estado ateo del mundo en 1967. Muchas mezquitas, iglesias y bibliotecas religiosas fueron destruidas e imanes y sacerdotes fueron arrestados.
Preocupado por Iraq
También ayer, ante los sesenta mil fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Santo Padre manifestó que sigue “con viva preocupación los acontecimientos de estos últimos días en Iraq”, y pidió oraciones tanto por las víctimas como por las personas obligadas a huir de sus casas, que son cientos de miles.
Deseó que todos los iraquíes “independientemente de su religión” puedan construir “juntos” su propia “patria” convirtiéndola en un “modelo de convivencia”.
Francisco exhortó a la concordia entre los iraquíes pero no pidió ninguna intervención de la comunidad internacional puesto que la llegada de fuerzas extranjeras durante la segunda guerra del Golfo ha dado resultados muy amargos. —AGENCIAS.