Policía brasileña y manifestantes se enfrentan en día inaugural del Mundial

Los protestantes trataron de bloquear la avenida principal que conduce al estadio Arena Corinthians y las autoridades utilizó bombas de ruido para dispersarlos; al menos uno fue arrestado

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por Reuters

2014-06-12 10:08:00

La policía brasileña y manifestantes se enfrentaban el jueves horas antes de la inauguración del Mundial de fútbol, que ha estado empañado por retrasos en construcciones y agitación política.

La policía usó bombas de ruido y gases lacrimógenos para dispersar a una multitud de alrededor de 200 manifestantes descontentos con los gastos en los que ha incurrido el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff para el evento.

Los manifestantes intentaban bloquear una avenida clave que conduce al estadio Arena Corinthians, en el este de São Paulo y donde Brasil enfrentará a Croacia en el partido inaugural, dijo un testigo de Reuters.

Al menos un manifestante fue arrestado, informaron medios locales. Una productora de CNN resultó herida durante el enfrentamiento, afirmaron testigos.

Poco después, la policía intentaba dispersar otra protesta de un pequeño grupo de personas, también con gases lacrimógenos, indicó un testigo de Reuters. Imágenes de la televisión local mostraron a decenas de manifestantes encapuchados que huían de las fuerzas policiales.

Las manifestaciones apuntaban a intensificarse mientras se acerca la hora del partido entre Brasil y Croacia, programado para las 17.00 hora local (2000 GMT).

Buena parte del resto de São Paulo, la ciudad más grande y capital financiera de Brasil, parecía un pueblo fantasma durante la hora habitual de tránsito de la mañana después de que las autoridades declararon un feriado parcial para asegurar la agilidad del tráfico hacia el estadio. Unas 20 millones de personas viven en el área metropolitana.

Brasil tiene mucho en juego y no sólo en la cancha. El buen desarrollo del torneo también podría tener un efecto en las posibilidades de reelección de la presidenta Rousseff en los comicios del 5 de octubre, así como también en la vacilante reputación del país entre los inversores.

Muchos brasileños están enfadados por los 11.300 millones de dólares gastados en la organización del Mundial mientras que los servicios sociales básicos carecen de financiamiento y recursos.

Su pesimismo ha opacado el buen humor de alrededor de 800.000 hinchas y turistas extranjeros que se espera viajen a Brasil para el evento.

Rousseff ha desestimado las quejas sobre los sobrecostos y retrasos en la preparación de estadios y aeropuertos y apuesta a que Brasil dará un buen espectáculo sobre la cancha.

“Lo que estoy viendo más y más es la bienvenida dada a los equipos y la felicidad del pueblo brasileño con nuestro equipo”, dijo Rousseff en un discurso el miércoles.

Brasil es ampliamente considerado el hogar espiritual del fútbol en el globo y en los últimos días han proliferado las banderas y fiestas en las calles.

Sin embargo, hay una larga lista de posibles problemas y el principal riesgo tanto para los hinchas como para el Gobierno parece ser las manifestaciones callejeras violentas.

Protestas y huelgas de trabajadores están planeadas en las 12 ciudades sede, incluyendo una acción de 24 horas por parte de algunos trabajadores aeroportuarios en Río de Janeiro para retrasar las operaciones, aunque la amenaza de una huelga en el metro de São Paulo ha disminuido.

Cerca de una decena de trabajadores aeroportuarios bloquearon una calle fuera del aeropuerto internacional de Río de Janeiro el jueves por la mañana y provocaron embotellamientos de tránsito, informaron medios locales.

Algunas empresas en Río de Janeiro, donde se jugarán siete partidos incluyendo la final, tapiaron ventanas y puertas el miércoles por la noche en caso de que se registraran protestas.

El desempeño de Brasil en la organización del Mundial también podría dar indicaciones sobre qué tan bien le irá en dos años más, cuando organice los Juegos Olímpicos.