Asueto por la liberación y por la canonización

General Motors espera aumentar su producción con socios chino en 65 % para el año 2020.

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Para medir el índice de competitividad se miden diversos indicadores relacionados a la seguridad, economía e institucionalidad.

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2014-04-25 9:00:00

ROMA. La fiesta comenzó ayer en Roma, tanto por el puente feriado del Día de la Liberación como por las vísperas de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II.

Las plazas y centros de recreo se vieron abarrotados por propios y extraños que llegaban por miles y disfrutaban de la primavera en la Plaza de San Pedro o en la Plaza del Pueblo.

En esta última, ríos de gente colmaban la avenida del Corso, donde podían comerse un gelato, escuchar a improvisados percusionistas o a un solitario baladista al estilo de Domenico Modugno o simplemente entrar a la antigua iglesia de Jesús y María, de los frailes agustinos.

La plaza parecía un enorme picnic con familias divirtiéndose con sus niños, o curvilíneas italianas pasando y atrayendo miradas de admiración.

En esta fecha se celebra la expulsión de los nazifascistas alemanes por los guerrilleros partisanos en 1945, durante la Segunda Guerra Mundial. Es la única fiesta nacional y marca el inicio de la Italia moderna.

Aunque era día de asueto, para los comerciantes y distribuidores inteligentes no lo fue, sino que abrieron desde temprano y vieron llenos sus negocios de clientes en busca de alimentos, tecnología o souvenirs. El transporte funcionó normalmente, pero los trenes y autobuses iban abarrotados en muchos casos.

Entre más se acerca uno al Vaticano, más se puede percibir el ambiente de fiesta. Grupos de jóvenes exhaustos aliviaban el hambre y la sed con pequeños paninis con salchicha y sodas, sentados en las aceras de la Vía de la Conciliación, donde todo es más caro. Cada uno porta la bandera de su respectivo país.

El Vaticano, la policía y la protección civil italiana han desplegado personal para la atención y orden en las vecindades de la Vía de la Conciliación. Y obreros dan los últimos toques a las estructuras montadas por la televisora RAI y Eurovisión para transmitir con la más alta tecnología el magno acontecimiento.