Juan XXIII y Juan Pablo II le hablan ahora a El Salvador

Monseñor José Elías Rauda, Obispo de la Diócesis de San Vicente, se refirió al mensaje de ambos pontífices que serán canonizados el domingo

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elsalvador.com

Por Mario González, desde el Vaticano, Roma

2014-04-23 9:50:00

Los papas Juan XXIII y Juan Pablo II le siguen hablando a los salvadoreños ahora más que nunca, en momentos en que el país vive una escalada de violencia y criminalidad insoportables.

Juan Pablo II, Karol Wojtila, le pide que “El Salvador salve a El Salvador… nunca más la guerra”, mientras que su antecesor, el llamado “Papa Bueno”, Angelo Roncalli, les exhorta a que haya “paz en esta tierra”.

Ese es el mensaje que monseñor José Elías Rauda, Obispo de la Diócesis de San Vicente, interpreta para los salvadoreños de parte de estos dos pontífices que fueron clave para la paz en su tiempo y que serán canonizados el domingo que viene por el Papa Francisco.

Monseñor Rauda acaba de llegar a Roma como parte de la delegación de obispos de El Salvador que será recibida por Su Santidad y que será presidida por monseñor José Luis Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador y presidente de la Conferencia Episcopal (Cedes).

Monseñor Rauda dice que los obispos esperan una palabra “de luz, de esperanza” del Papa Francisco, “como él lo sabe hacer, que toca el corazón y la mente de todos”, sobre todo en esta Pascua de Resurrección.

En sentido, anticipa además que el Obispo de Roma enviará un mensaje a la Iglesia de El Salvador y que los salvadoreños “se pongan a trabajar para aportar desde sus trabajos y responsabilidades con la sociedad para la solución de este gran problema” de la violencia y la inseguridad.

En seguida, el prelado vicentino recuerda el llamado vehemente que Juan XXIII formuló al mundo en su encíclica “Paz en la Tierra” en un momento en crítico de la Guerra Fría entre Estados Unidos y sus aliados y el bloque soviético, a principio de los años 60, cuando se llegó a temer el inicio de la Tercera Guerra Mundial.

“Se le llamaba el Papa bondadoso, el Papa de la paz. Parecía un hombre pasivo, pero era enérgico”, describe monseñor Roma.

Prueba de ello fue determinación para convocar al Concilio Vaticano II, la gran reforma de la Iglesia Católica de los últimos tiempos. “Él mismo decía: abramos las puertas de la Iglesia para entren aires nuevos”.

Eso ocurrió con sus sucesores, Pablo VI, Juan Pablo I y luego Juan Pablo II, “cada uno con su carisma y muestra que el Espíritu Santo está soplando y llamando a la Iglesia en tiempos de crisis, de guerra”, reflexionó.

Por eso, su llamado a la paz y a “iluminar a las gentes”, con el Concilio Vaticano II, sigue vigente.

Por su parte, un hombre de corazón muy humano, muy sufrido, como Juan Pablo II nos sigue llamando a la solidaridad, “que no haya más guerra”, que haya respeto y se promueva la educación de las nuevas generaciones.

Para monseñor Rauda, la canonización o nombramiento entre los santos de estos dos papas es también un llamado a la santidad para todos los hombres y mujeres del presente tiempo.

“La Plaza de San Pedro nos espera a todos. Todos estamos llamados a la santidad”, insistió.