BUENOS AIRES. El jefe de Gabinete del Gobierno argentino, Jorge Capitanich, admitió ayer que la creciente inseguridad en el país se ha convertido en “un problema”, aunque señaló que el aumento de recursos para las fuerzas de seguridad “no es el mejor modo de combatirla”.
En una entrevista con una televisión local, Capitanich aseguró que el aumento de la inseguridad “no se resuelve solamente con más patrulleros, policías o cámaras”, sino trabajando en la “inclusión social” y la “equidad distributiva”.
“La seguridad pública es un fenómeno multicausal. Cuando uno hace una vereda, un alumbrado público, garantiza el acceso a la educación o a la salud está haciendo algo contra la inseguridad”, dijo el jefe de Gabinete de la presidenta argentina, Cristina Fernández.
Según Capitanich, el crecimiento del número de delitos y la inseguridad en general son “un problema mundial” que tiene que ver con los “índices de mayor concentración poblacional por un crecimiento en las tasas de urbanización”.
“Si uno compara (Buenos Aires) con el resto de las ciudades de mayor concentración poblacional de América Latina se obtiene un índice inferior”, apuntó.
La inseguridad ocupa el primer lugar entre las preocupaciones de los argentinos, según una reciente encuesta realizada por la consultora Raúl Aragón & Asociados y difundida por medios locales.
El estudio indica que, en febrero, un 43,20 % de los argentinos consideró que es el principal problema del país, por encima de la inflación (22 %) y la corrupción (3,1 %).
El Gobierno de la provincia de Buenos Aires anunció el sábado que reforzará las medidas de seguridad en los autobuses, tras el asesinato de un conductor, el pasado jueves, que provocó un paro en el sector, y las protestas de miles de ciudadanos.