Bachelet ha prometido reformas en educación, económicas y políticas

Necesita distintos quórums para concretar sus planes

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elsalvador.com

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2014-03-11 7:00:00

SANTIAGO DE CHILE. La socialista Michelle Bachelet asumió ayer la Presidencia de Chile para los próximos 4 años, en su retorno al poder después de un primer periodo (2006-2010), prometiendo liderar profundas reformas educacionales, económicas y políticas.

Sus promesas despertaron altas expectativas en un país con un alto crecimiento económico, pero que arrastra una gran desigualdad social.

El saliente presidente derechista, Sebastián Piñera, abandonó entre aplausos el palacio presidencial para dirigirse al Congreso chileno.

Piñera, un multimillonario empresario que al asumir en 2010 rompió con dos décadas de hegemonía de gobierno de centro izquierda, deja el cargo con un 50 % de popularidad y un promedio de crecimiento económico del 5.4 %.

En educación, propuso gratuidad a nivel universitario en seis años y acabar con el lucro en colegios privados que reciben subvención del Estado, donde estudian la mayoría de los escolares chilenos, y que se han convertido en una ingente fuente de recursos para sus dueños.

Las dos medidas son los mayores reclamos que estudiantes chilenos han exigido en las multitudinarias protestas callejeras que se iniciaron en 2011.

Por ahora, no obstante, los estudiantes miran con desconfianza las promesas de Bachelet y anunciaron que seguirán sus protestas.

Para financiar la reforma educativa, Bachelet planteó también una ambiciosa reforma tributaria que busca recaudar $8,200 millones (3 % del PIB)

La líder socialista propuso también una nueva Constitución, que acabe con la impuesta en 1980 por la dictadura de Pinochet, contenedora aún según ella de importantes “cerrojos” antidemocráticos.

Para sus primeros 100 días de Gobierno, Bachelet se impuso concretar 50 medidas que tracen el camino para lograr sus reformas y que den una señal clara de su voluntad a la ciudadanía.

En el Congreso cuenta con las mayorías necesarias para aprobar la reforma tributaria, pero necesitará forjar alianzas con la oposición e independientes para aprobar la reforma educativa y de la Constitución.

Analistas creen que podría obtener con facilidad votos para materializar sus cambios en educación, pero ven más complejo que alcance consensos en materia constitucional, ya que se requieren altísimos quórums.

Con algunas reformas importantes, como la que firmó en 2005 el expresidente Ricardo Lagos, el orden constitucional chileno proviene de Pinochet.

El programa de Bachelet propone, no una reforma, sino una nueva Constitución que garantice derechos e incorpore mecanismos de democracia directa o semidirecta.

La nueva constitución incluiría un nuevo sistema electoral y la restitución de la mayoría absoluta para modificar leyes importantes, cambiando los quórums. Pero con las proporciones de votos vigentes, un cambio de nivel constitucional requeriría 3/5 de ambas cámaras: 23 senadores y 72 diputados.

Según el programa de Bachelet, una nueva constitución política es una demanda nacional y no “obsesión de élites” ni “prurito de especialistas”. Pero todavía no hay claridad respecto a cómo hacerla. —AGENCIAS