No sólo por ser “ilegal” sino también por ser “peligroso”, la Arquidiócesis de Caracas deploró el llamado de Maduro para que los colectivos hagan frente a las guarimbas (barricadas), apelando a la orden de su predecesor de “candelita que se prende, candelita que se apaga”.
“El uso de la fuerza está reservado por las leyes a los cuerpos de seguridad del Estado, a quienes corresponde en exclusividad contener la violencia que puedan desplegar algunas personas”, afirmó el cardenal Jorge Urosa Savino y los obispos auxiliares en un comunicado, en el cual alertó: “La intervención de estos grupos en la contención o represión de manifestantes, además de ilegal, es sumamente peligrosa y amenaza con dar más fuerza todavía a las protestas de los ciudadanos”.
Los jerarcas de la Iglesia les reclamaron a las autoridades que garanticen el derecho a la protesta y, sobre todo, que escuchen a quienes han salido en las últimas semanas para manifestarse contra problemas como la inseguridad y el desabastecimiento.