Los estudiantes salen a la calle en busca de futuroCarlos Vargas

Con apenas 20 años, el estudiante de Derecho Carlos Vargas explicó en Washington qué es lo ha logrado el régimen de Maduro cada vez que ha reprimido a los universitarios. "Cada vez que nos lanzan una bomba, cada vez que meten preso a un estudiante hay 10 mil estudiantes que salen a las calles", afirmó

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Cuatro de las víctimas murieron en el lugar de los hechos, incluido un menor de edad; las otras tres murieron en el hospital. Foto EDH / Jorge Reyes

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2014-03-29 9:00:00

Carlos Vargas permanece buen tiempo pegado al teclado de teléfono para compartir información con sus seguidores en las redes sociales. Este estudiante de derecho de la Universidad Católica Andrés Bello llegó a Washington para que se escuchara la voz de la oposición venezolana en la Organización de Estados Americanos (OEA).

Ahí, con voz potente, bien modulada y una dicción perfecta dispara sus ideas y planteamientos con una precisión que fogueados políticos desearían tener.

Vargas subió al podium durante un espacio cedida por el Centro Internacional de Estudios Estratégicos (CSIS). Ahí, en pocos minutos, mostró la madera que tiene como uno de los rostros frescos de la Venezuela en resistencia.

Un día después de hablar con El Diario de Hoy, Carlos Vargas volvió a tomar el micrófono, esta vez, en el salón San Martín de la OEA.

Un par de horas antes, había sido vetado por personal de la organización hemisférica para hablar en su recinto, por no ser un oficial de gobierno. En ese momento, con unos guardias trajeados al frente suyo para impedir a las cámaras filmar, denunció que en la organización llamada a salvaguardar la democracia se le silencia a la juventud y al pueblo venezolano.

Las cámaras de la prensa internacional no dejaron de registrar el incidente, para vergüenza del organismo.

Cuando Vargas tomó de nuevo el micrófono recalcó: “Nosotros estamos llamando a los gobiernos del continente americano y… a los pueblos, para decirles que la lucha que está llevando Venezuela hoy en día no es una lucha injusta y etérea, es una lucha con causas y con un fin muy justo y noble”.

“A nosotros no nos interesa la postura política de izquierda o derecha que existe en el país, nos interesa que tengamos futuro y hasta que no lo consigamos seguiremos en las calles en una lucha que ya no puede parar. Exigimos democratización y una reconciliación nacional”, concluyó.

¿Ustedes creen que el mundo está respondiendo de la mejor manera en solidaridad con su lucha?

Mira, es que esto comenzó como una respuesta focalizada en el Táchira, en Venezuela, que después fue uniéndose en un movimiento juvenil nacional, que hoy en día la sociedad se ha unido, a tal punto que estudiantes de Chile nos han contactado, de Brasil, que han hecho llamados a sus gobiernos para que se pronuncien y hoy ante la sede de la Organización de Estados Americanos. Los jóvenes no estamos solos en Caracas, no estamos solos en Venezuela. Hay una configuración nacional que cada vez va resurgiendo con un efecto de bola de nieve y que podría ser solo el primer paso de una transformación latinoamericana para sociedades más libres, más justas y más democráticas.

¿Y como movimiento estudiantil cuál es el objetivo y a dónde quieren llegar?

Nuestro objetivo inmediato es conseguir la liberación de todos nuestros compañeros detenidos, liberaciones plenas, hoy en día hay compañeros que han sido liberados, pero tienen que ir a regímenes de presentación cada tres días o no pueden salir del país y tampoco pueden volver a protestar. Tienen que ser liberados. En segundo lugar, tiene que impartirse justicia para los más de 30 asesinados y heridos y las más de 2,500 detenciones arbitrarias. Debe impartirse justicia y esa es labor de todo estado democrático, lo que no ha hecho el gobierno. En tercer lugar, debe haber un pronunciamiento de que existen grupos paramilitares armados y que deben ser desarmados. Sobre todo debe haber un cese a la represión. No es posible que haya zonas militarizadas, que haya represión desproporcionada con uso de la fuerza extrema por parte del Estado.

¿Entonces hay toda una plataforma gradual?

Claro, todo eso va concatenado a un objetivo mayor que es el tema de la democracia en el país, hacia instituciones más justas, instituciones en las que confiemos. Y eso pasa por la transformación y cambio de jueces de hoy en día, que sus plazos se les vencieron, de la defensoría del pueblo y la Fiscalía General, que sus plazos están vencidos y que no han cumplido con su labor.

Es decir, nuestra lucha tiene objetivos inmediatos, pero con una visión de un país muchísimo mejor que (el que) hoy en día no nos garantiza un futuro… Estamos en las calles para asegurarnos ese futuro.

¿Por cuánto tiempo crees que la resistencia podrá aguantar si cada día tienen mayor represión estatal?

Yo creo que la resistencia ha venido creciendo cada día y que a mayor represión, mayor resistencia, con ese planteamiento está el movimiento estudiantil. Cada vez que nos lanzan una bomba, cada vez que meten preso a un estudiante hay 10 mil estudiantes que salen a las calles por esa persona que metieron presa. Porque la esperanza que hoy tiene un pueblo que salió a las calles es que no volverá a su casa hasta que no tengamos un país democrático. No lo puede parar ya nadie.

Es una llamarada que nació en los corazones de todos los venezolanos que dijeron “ya basta”, ante un régimen que consideramos injusto.

Estoy seguro que esta llamarada ya no puede ser extinguida, porque es la llamarada de un pueblo que tiene una visión de país distinta, que está comprometido, que tiene fe y esperanza de que las cosas pueden ser mejor, pero que hace falta una lucha de resistencia no violenta.

¿Hay miedo en la juventud al salir a las calles al saber que cada día hay jóvenes asesinados en las protestas?

Sí, hay miedo y lo dije en mi intervención (en el CSIS). Las personas que no se han unido es porque tienen miedo o no se sienten identificadas, pero si nosotros le damos un planteamiento claro de lucha, no de violencia, de la resistencia y de entendimiento de esas bases.

Si hacemos eso, el miedo se puede transformar en valentía, y si nosotros, además, trabajamos sobre las bases de un discurso de reconciliación nacional, de que el que piensa distinto no es un enemigo, sino que el enemigo es un gobierno que cercena libertades y que viola nuestros derechos humanos, entonces esa indiferencia se va transformando en empatía y ahí es que lograríamos el efecto de cambio estructural en la sociedad.

¿Tienen ustedes referentes para guiar sus planteamientos?

Nuestra lucha rememora a los compañeros de Serven en el 2000, y rememora también a los compañeros de Chile durante la dictadura de Pinochet. Hoy este movimiento estudiantil venezolano enmarcado en la lucha no violenta. Ha transformado la realidad venezolana con ese planteamiento muy claro.

¿Qué mensajes enviarías a los jóvenes salvadoreños, cuya sociedad también muestra una división a la luz de los resultados de las recientes elecciones, donde además hay una conexión con el proyecto de Venezuela a través de las subvenciones que tu país presta al partido de gobierno de turno en El Salvador?

Lamentablemente vemos con preocupación que la política gubernamental ha expandido las fronteras de Venezuela y se ha extendido a otros países. Condenamos, por supuesto, que haya uso desmedido y desproporcionado de los recursos del Estado venezolano para fines políticos que no representan ningún interés para nuestro pueblo.

Pero como jóvenes venezolanos lo que nos llama es el futuro que no tenemos y que hoy en día está secuestrado. Nosotros salimos a la calle a luchar. Por supuesto, los salvadoreños, los costarricenses, los colombianos… todos los jóvenes latinoamericanos en algún momento lo han sentido y siguen sintiendo que ese futuro está en entredicho.

El llamado de nuevo es a que se pronuncien, se solidaricen con Venezuela y que luchen a la vez por sus ideales y sus convicciones.

La fuerza que tenemos los jóvenes a nivel latinoamericano es tan grande que, si nos articulamos en una lucha por la democracia, el resultado podría ser increíble y podría quedar marcado en las páginas de la historia para siempre.