Disputa paraliza ampliación del Canal de Panamá

Autoridades no lograron un acuerdo con el contratista para financiar el tramo final de la vía interoceánica

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elsalvador.com

Por AP

2014-02-05 10:00:00

L Los trabajos de ampliación del Canal de Panamá quedaron en suspenso el miércoles luego de que no se llegara a un acuerdo sobre cómo resolver la disputa por el pago de sobrecostos de la obra, que ascienden a1,600 millones de dólares, y sobre cómo financiar su tramo final.

Las autoridades de la vía interoceánica informaron que, de inmediato, comienza un periodo de cuidadoso análisis que le permita a la Autoridad del Canal tomar decisiones para que pronto se concluya la construcción de un nuevo carril de esclusas.

“No quiero ni siquiera insinuar que los próximos pasos son sencillos y que estarán libres de riesgos, lo que sí quiero dejar claro es que no vamos a estar sujetos a chantajes”, dijo el administrador del Canal de Panamá, Jorge Quijano, en una rueda de prensa al anunciar el término de las negociaciones con el consorcio que construye la ampliación de la vía.

Una esclusa permite nivelar las aguas y así ayudar a que un buque o navío ascienda o descienda de nivel y pueda cruzar exitosamente el canal.

Quijano dijo que un acuerdo con el consorcio “ya no es posible y la ventana se cierra minuto por minuto, en especial porque Grupo Unidos ha suspendido los trabajos”.

Agregó que la autoridad requiere que la obra se retome cuanto antes.

El consorcio dio instrucciones el miércoles a sus subcontratistas de suspender los trabajos, dijo el funcionario.

El consorcio y la Autoridad del Canal de Panamá, que se culpan mutuamente por los sobrecostos, habían acordado el viernes extender por tercera vez los diálogos hasta el 4 de febrero en un esfuerzo por resolver el conflicto, que inició al despuntar el 2014 y que, en buena medida, mantiene paralizados los trabajos de la ampliación.

Pese a las intensas negociaciones, las partes no lograron acordar una fórmula financiera para inyectarle dinero a los trabajos, que están en un 65% completas, según la Autoridad del Canal.

En la primera reacción a la ruptura de las conversaciones, el comisionado en asuntos industriales de la Unión Europea, Antonio Tajani, dijo que la decisión es inesperada, más aún cuando el presidente panameño, Ricardo Martinelli, había dicho en la víspera que un acuerdo estaba cerca.

“Es una irresponsabilidad de parte de las empresas de Grupo Unidos por el Canal”, dijo Martinelli. “Los panameños tenemos que cerrar filas en torno al canal y respaldar lo que decida. La ampliación la vamos a concluir llueva, truene o relampaguee”.

El consorcio había pedido al funcionario europeo que fingiese como mediador.

“Confío y espero que las partes reconsideren sus posiciones en los próximos días, debido a que la interrupción de la obra sería una mala noticia para el empleo, para la economía en todo el mundo, para la expansión del canal”, dijo Tajani en Bruselas.

El grupo de empresas ha mantenido una “posición inflexible” y durante las conversaciones reiteró su intención de “negociar cifras exorbitantes fuera era del contrato”, dijo Quijano, evidentemente enojado y acompañado por un grupo de directivos y ejecutivos del canal.

La posición del consorcio “afecta los intereses de Panamá y su Canal”, agregó el funcionario al anunciar la finalización del llamado periodo especial de negociación.

“Su argumento era que ha tenido cuantiosos sobrecostos y que la autoridad del canal debía pagarlos”, añadió.

El consorcio, liderado por la empresa española Sacyr, a cargo de la construcción del nuevo carril de esclusas, el principal componente de la ampliación, ha asegurado que tiene problemas de liquidez y exigió a las autoridades del canal que se le reconozcan sobrecostos por 1.600 millones de dólares para culminar los trabajos.

La agrupación de empresas también es integrado por la italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña Cusa.

Desde Madrid, el consorcio denominado Grupos Unidos por el Canal, informó más temprano que las negociaciones para financiar la ampliación se rompieron y advirtió sobre el peligro de que se pierdan 10,000 empleos.

El grupo dijo en un comunicado que la interrupción de las conversaciones pone en “riesgo inminente” esos empleos y que la disputa puede durar años si no se encuentra una pronta solución.

El consorcio no se refirió en ese pronunciamiento a la paralización total de la obra desde el martes, como lo indicó el administrador.

El proyecto de ampliación duplicaría la capacidad del canal que se extiende por 80 kilómetros (50 millas) entre el océano Atlántico y Pacífico.

El consorcio culpa de los costos adicionales a problemas con los estudios de factibilidad que realizó la autoridad panameña antes de empezar la obra.

Dice que durante la excavación del terreno se encontraron obstáculos geológicos no previstos por los estudios y que han impedido conseguir basalto, una especie de roca volcánica, insumo principal para producir las enormes cantidades de concreto que se necesitan.

Muchos expertos dicen que la raíz de la controversia radica en que el consorcio subestimó los costos del proyecto cuando le fue adjudicado en 2009 por haber presentado la oferta más barata: 3,118 millones de dólares, unos 1,000 millones por debajo de la oferta de Bechtel, gigante de la construcción de Estados Unidos.

En ese país, varios puertos han invertido miles de millones de dólares para el dragado, la construcción de puentes y la renovación de infraestructura que dé cabida a una nueva generación de buques de mayor calado, que pueden pasar a través de la ampliación del Canal de Panamá.

Para Quijano, “todavía en este momento se puede salvar la obra para (que esté terminada) el 2015… aquí ellos se van y nosotros nos quedamos, la obra se va a terminar, hay que seguir adelante con o sin ellos”.

Las acciones de la compañía española Sacyr SA, que encabeza el consorcio, cayeron 6.4% el miércoles en la bolsa de valores de Madrid. Las de la constructora italiana Impreglio SpA bajaron 2.4% en Milán.

Desde que afloró el conflicto a inicios de año, las autoridades del Canal dijeron que en el caso de que la obra se suspendiera o fuese abandonada por el contratista, no vacilarían en poner en marcha un plan alternativo que asegure la conclusión de los trabajos.

Directivos de la Autoridad del Canal, que no quisieron revelar su identidad porque no están autorizados a dar declaraciones, dijeron a la AP que en medio del conflicto se han recibido sendas ofertas de empresas interesadas en hacerse cargo de lo que resta de la obra.

Estas personas no mencionaron los nombres de las compañías y dijeron que en caso de un “Plan B” no se tendrá que contratar a una constructora que termine la obra civil que ya casi está lista, sino a una empresa que administre la culminación de otras obras, como la instalación de compuertas y trabajos hidráulicos.

Los directivos también estiman que no se dejarán pasar más de dos semanas para tomar una decisión.

“Nosotros no tenemos ningún miedo de tomar lo que queda de la ampliación del canal”, dijo Quijano, un ingeniero civil que prácticamente ha trabajo toda una vida en la obra, incluso, bajo la pasada administración de Estados Unidos.

La ampliación, a un costo total de 5,250 millones de dólares, busca duplicar la capacidad operativa de un canal de 99 años de antigüedad y por donde se estima que pasa el 6% del comercio marítimo del mundo.

El conflicto inquieta a Panamá y a las empresas navieras ante la posibilidad de que la mega obra pueda sufrir mayores retrasos.

El proyecto, que ya arrastra un atraso de nueve meses, debe estar listo para mediados de 2015.

Las autoridades del Canal han dicho que, de no llegarse a un acuerdo, no vacilarán en retomar lo que resta del plan.