Los venezolanos eligen hoy autoridades municipales, en los primeros comicios de Nicolás Maduro como presidente que permitirán medir el respaldo de los votantes a su cruzada contra los problemas económicos del país petrolero y la capacidad para preservar el legado de su fallecido mentor Hugo Chávez.
Tras las ajustadas elecciones presidenciales de abril que evidenciaron que Venezuela sigue literalmente partida en dos, esta votación representa también una prueba vital para una oposición que lucha por ratificar el apoyo conseguido en esa oportunidad.
Si bien la propaganda dirigida a los 19 millones de electores que renovarán 337 alcaldes y casi 2.500 concejales se centró en temas locales, como la recolección de basura o el tráfico vial, tanto el oficialismo como la oposición buscaron elevar con sus discursos el significado de la votación.
El Gobierno pidió reforzar el legado socialista de Chávez, quien falleció en marzo, mientras que la oposición definió los comicios como un examen a la gestión de Maduro al que califican de bufón sin la pericia política de su predecesor y critican como desastroso el manejo que ha tenido de la economía.
“Que el próximo domingo 8 de diciembre brille por lo más alto que pueda brillar el ejemplo de lealtad por Hugo Chávez”, fue el llamado de Maduro, quien incluso bautizó el día como una jornada de “amor” al desaparecido líder.
El heredero político de Chávez no la ha tenido fácil desde que asumió en medio de acusaciones de fraude electoral de una oposición que aún desconoce su triunfo en los comicios de abril.
Maduro dice que sus “traidores” se alían con los poderes financieros de Estados Unidos con el objetivo de echarlo del poder, pero insiste en el que el “chavismo” está más fuerte que nunca.
En el frente económico, Venezuela sufre una acelerada inflación de casi un 55 por ciento a tasa anualizada y las cada vez más frecuentes filas son un dolor de cabeza a la hora de comprar productos básicos que escasean como el papel higiénico.
El ex sindicalista de 51 años ha dicho que la culpa es de empresarios que especulan con los precios y actúan en coordinación con “sectores de extrema derecha que financian el sabotaje” para sacarlo del poder.
Pero la oposición ha negado tener en marcha un plan “desestabilizador” y asegura que la situación de la nación con las mayores reservas de crudo del mundo se debe principalmente a más de una década de ineficiente gestión pública.
“¿Por qué es tan importante votar el domingo? Porque este pueblo tiene que poner un freno (…) A nuestro país lo están destruyendo”, dijo en un mitin el líder de la oposición y ex candidato presidencial, el joven gobernador Henrique Capriles.
MEDIDAS PARA DOMAR INFLACION
Ante el deterioro económico que erosionó su popularidad, el fornido ex chofer de autobús lanzó en noviembre una “ofensiva económica” para atajar principalmente a la galopante inflación.
En un movimiento que recordó a los múltiples enfrentamientos de Chávez con el sector privado, Maduro ordenó bajar los precios de los productos en miles de tiendas, fijó límites a los costos de alquileres comerciales y anunció la regulación del valor de los autos con los poderes especiales que por un año le concedió la Asamblea Nacional de mayoría oficialista.
Las medidas, que la oposición catalogó de populistas y fueron una delicia para millones de consumidores, habrían frenado e incluso revertido la caída en su popularidad, lo que se reflejaría en el resultado electoral, según analistas.
“(El presidente) se casó con las consecuencias, no con las causas” de los problemas económicos, buscando “acompañar a la población en la crisis y creando culpables”, dijo el analista político Luis Vicente León, de la encuestadora Datanálisis.
Hasta el momento, Maduro ha evitado tomar medidas impopulares y tocar sectores vitales de la economía, como el de alimentos o medicamentos, enfatizó León.