ARGENTINA. Las elecciones legislativas argentinas del próximo domingo 27 se convertirán en un pulso para la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien ha tenido el control del legislativo en su mandato y podría perderlo con estos comicios.
Este domingo más de 30 millones de argentinos están convocados a acudir a las urnas para renovar 129 de las 257 curules de la Cámara de Diputados, y 38 de los 72 escaños del Senado.
Las elecciones son cruciales, porque reacomodarán a las fuerzas políticas en un Parlamento que será utilizado para las campañas de los líderes opositores que aspiran a suceder a Fernández en las presidenciales de 2015.
Algunos analistas advierten que si se repiten los resultados de las elecciones primarias de agosto pasado, el gobierno mantendría una mayoría simple en la Cámara de Diputados, pero estaría en problemas en el Senado.
Un análisis del argentino Rosendo Fraga, publicado por el sitio Infolatam (Información y análisis de América Latina), indica que los comicios del 27 de octubre “muestran una tendencia similar al resultado de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PADSO) realizadas el 11 de agosto”, las cuales dejaron a Fernández un sabor a derrota.
“El oficialismo tratará de imponer la interpretación de que mejoró el resultado y que sigue siendo la primera minoría 10 puntos por encima de quien le siga, que será el Frente Renovador de Massa”, escribe Fraga.
Sergio Massa, un exkirchnerista es el principal candidato opositor del oficialismo en estos comicios.
El periódico español El País destacó ayer la importancia de los resultados electorales en Buenos Aires, donde vive uno de cada tres votantes, y que será clave para Fernández.
“En los comicios legislativos de Argentina del próximo domingo, en los que se definirá si la presidenta Cristina Fernández de Kirchner mantiene el dominio parlamentario en sus últimos dos años de gobierno, Buenos Aires vuelve a centrar la mirada la política del país…”, publica.
El diario español añade que el duelo será entre el primer candidato a diputado del kirchnerismo, Martín Insaurralde, hasta hace poco un desconocido alcalde de la periferia de la capital, y un oponente que puede erigirse como nueva estrella de la fragmentada oposición, Sergio Massa, otro peronista como ellos dos, pero que abandonó el gubernamental Frente para la Victoria (FpV) en junio pasado.
Y como está descartada cualquier posibilidad de reelección de Fernández, ahora todos los esfuerzos están centrados en impedir que la oposición controle el Congreso.