Golpe a periodistas giro de Globovisión al chavismo

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elsalvador.com

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2013-08-22 7:00:00

VENEZUELA. El pasado 11 de marzo, el historiador mexicano Enrique Krauze confirmaba, durante su participación en la reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en Puebla, México, la venta de las acciones del canal de noticias venezolano Globovisión a un grupo empresarial privado.

Krauze agregó que los compradores estarían ligados al chavismo.

“Nos ha sorprendido esa decisión del inversionista principal (Guillermo Zuloaga) para vender el único canal verdaderamente independiente en Venezuela”, dijo esa vez Jaime Mantilla, presidente de la SIP.

Desde la tarde de ese lunes 11 de marzo se sabía que los cambios vendrían. Ese día se informó al personal que “circunstancias de acoso político, legal y económico” hacían inviable el sostenimiento del canal, lleno de expedientes judiciales y prácticamente con una partida presupuestaria para cancelar multas. La venta lucía inevitable y se concretaría luego de las elecciones presidenciales del 14 abril. Así sucedió, y todo lo que ha ocurrido en el antiguo canal de noticias era previsible, pese a que los nuevos directivos afirmaron que habría “equilibrio” informativo.

“Tengo el reto de plantearme un periodismo que trabaje por información, con la mira puesta en la paz, la inclusión, la reconciliación, sin hacer periodismo bobalicón”, prometió Vladimir Villegas, cuando asumió como director de Globovisión. Eso quedó en palabras.

La renuncia en masa de periodistas de Globovisión en los últimos días fue más que el último capítulo de la crónica de una muerte anunciada. Desde que se informó de la venta del canal y comenzó la eliminación de segmentos claves como “Usted lo vio” y “Aunque usted no lo crea”, el despido de figuras emblemáticas como ‘Kiko’ Bautista y Nitu Pérez Osuna, además de la renuncia de otros periodistas de peso, se sabía que era inevitable que el resto de la pirámide cayera a pesar de haber aguantado el primer embate. Y así está ocurriendo.

Cuando el canal anunció el pasado jueves que los dos programas conducidos por Jesús Torrealba, “Del dicho al hecho” y “El radar de los barrios” habían sido cancelados, comenzó a sentirse una nueva sacudida que llenó las redes sociales y los medios informativos de toda clase de interrogantes. Pero fue la renuncia de Leopoldo Castillo al día siguiente la que marcó el verdadero inicio del fin del canal.

“Aló Ciudadano” aguantó hasta donde pudo. Por mucho que trató de mantener la línea de su programa, las presiones de la nueva junta directiva eran demasiado grandes y por eso, en lugar de tomar el camino fácil de la autocensura que asumieron canales como Televén y Venevisión en su momento, optó por colgar el teléfono de su “Aló Ciudadano” y retirarse.

La junta directiva del canal perdía así a quien prácticamente se había convertido en el principal aliado dentro de lo que quedaba del antiguo Globovisión y con ello gran parte de la poca credibilidad que tenía entre la audiencia que, a pesar de todo, aún le era fiel.

Los relatos

“La línea editorial de Globovisión ha cambiado. Ya no hay espacio para voces críticas en el canal”, dijo Nitu Pérez Osuna, periodista de reconocida trayectoria en Venezuela, cuyo programa “Yo prometo” fue cancelado por el canal, como una más de las medidas del gobierno chavista contra el periodismo plural.

En diálogo con el diario Nuevo Herald contó que su programa de entrevistas resultó incómodo para los herederos políticos de Hugo Chávez, quienes a través de “empresarios amigos” asumieron recientemente el control de Globovisión.

“El régimen tiene un cambio de estrategia. Saben que las confiscaciones y los cierres de los medios de comunicación son mal vistos por la comunidad internacional, y por ello es que ahora salen a comprarlos, para silenciarlos”, dijo Pérez Osuna, quien se convirtió en la décima periodista en irse.

“Lo hacen porque saben que el costo político del cierre de Radio Caracas Televisión (en mayo de 2007) fue muy alto. Han cambiado la forma, pero el fin es el mismo, silenciar a los medios”, resumió.

El chavismo lleva años tratando de expandir su dominio informático dentro del país. Antes de la compra del canal, ya controlaba el 72% de los medios de comunicación radioeléctricos en el país petrolero.

Globovisión, de señal abierta en las ciudades de Caracas y Valencia, pero que emite por cable al resto del país, era el único canal que no acudía a algún vocero del gobierno y también era el único que transmitía de manera íntegra las actividades de la oposición.

Entre pasillos se habla de que los cambios, que en principio no iban a ser tan bruscos, se producen para evitar que el canal se constituya en ventana plural durante la campaña electoral de cara a los comicios del próximo 8 de diciembre.

De hecho, la vicepresidente de programación, Alba Revenga, declaró que el enfoque no estará puesto en la noticia en caliente –el fuerte del canal hasta entonces- sino en el análisis puntual y sectorizado.

Desde que se vendió la cadena, se han marchado 18 personas, entre productores, entrevistadores y anclas, en medio de escándalos menores y mayores y de un fuerte reclamo de su audiencia.

“Estamos presenciando el desmantelamiento del último canal informativo e independiente de Venezuela”, afirma la periodista Ana Karina Villalba. La última emisión de su espacio “Tocando Fondo” no fue transmitida por presiones de los responsables de la seguridad ciudadana en Venezuela, quienes – según Villalba – no pudieron justificar en el programa el alarmante incremento delincuencial en la era chavista.

Mientras, la periodista María Elena Lavaud subrayó que durante sus últimos meses en el canal recibió “listas” de gente que no debía invitar al canal, “por órdenes de arriba”. También destacó que en el canal están siendo asignadas “listas de preguntas” a los periodistas para hacer a sus entrevistados.

Los cambios abarcan, como era de esperarse, la gerencia de la página web: www.globovision.com que será reflejo de la nueva imagen y línea editorial de la planta. La gerente del área fue removida, pero la empresa al darse cuenta de la vigencia de la inamovilidad laboral decidió darle vacaciones.

En estos meses, desde marzo hasta agosto, la cuenta en Twitter del canal @globovision perdió más de 500 mil seguidores y comenzó a llenarse de “fantasmas”. En esa misma red social, tras la salida de Castillo, considerado el último eslabón de la cadena de despidos y salidas, se anunciaron otras miles de bajas en relación a los seguidores cibernéticos.

El eslogan “Algo está pasando, pon Globovisión” queda desechado por completo. No es la inmediatez informativa lo que se persigue. Antes bien, se dice que el plan es convertir al canal en una estructura de entretenimiento que llegue a incluir telenovelas. Van por otra audiencia. Desechan la que hasta hace muy poco les sostenía. —AGENCIAS