Antes de celebrar la Misa en la Basílica, Francisco se detuvo a rezar en la capilla dedicada a los 12 apóstoles, donde se encuentra expuesta la pequeña imagen de la Virgen de Aparecida. Delante de la Virgen y en gesto de oración, rezó en silencio unos minutos para después pronunciar una plegaria. “En vuestras manos pongo mi vida”, le dijo a la Virgen, indica Europa press.
No fue la primera vez que el Papa visitó el Santuario de Aparecida, pues lo visitó hace seis años, con motivo de la V Conferencia General de los Obispos Latinoamericanos y del Caribe, de la que salió el conocido como Documento de Aparecida, redactado por el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio.
En la homilía, el pontífice invitó a inculcar a la juventud los valores de la solidaridad, la perseverancia, la fraternidad y la alegría para enfrentarse a “tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios” como “el dinero, el éxito, el poder o el placer”.
Asimismo, animó a los peregrinos a mantener la esperanza para afrontar las dificultades “por grandes que parezcan”, la sorpresa de Dios y la alegría.
El líder de la Iglesia Católica manifestó que el cristiano “nunca está triste” ni “tiene el aspecto de quien parece estar de luto perpetuo”.
“Es cierto que hoy en día nuestros jóvenes sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el dinero, el éxito, el poder, el placer. Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una sensación de soledad y vacío y lleva a la búsqueda de compensaciones de estos ídolos pasajeros”, manifestó el papa Francisco durante su homilía.
Al término de la misa, el Pontífice se acercó a saludar a los enfermos que estaban en la Basílica, así como a varios líderes cristianos de rito oriental y a la coral.
Con la Virgen de Aparecida entre sus manos, el Papa Francisco saludó desde la entrada de la Basílica a los miles de peregrinos que se habían congregado para escuchar la misa, a pesar del mal tiempo.
Fue entonces que el primer papa latinoamericano anunció, que volvería a templo en el 2017, cuando se cumplan 300 años de la aparición de la Virgen en el río Paraíba.
Una vez más, el pontífice pidió a los feligreses que recen por él, encomendó a la Virgen el cuidado de los presentes.