Juan Pablo II y Juan XXIII, a los altares

Por primera vez en la historia de la Iglesia, dos papas serán canonizados al mismo tiempo

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por

2013-07-05 9:00:00

ROMA. Los papas Juan Pablo II y Juan XXIII serán proclamados santos a finales de año, tras aprobar ayer el Papa Francisco un segundo milagro por intercesión de Karol Wojtyla y, en una decisión sin precedentes, decretar la canonización de Angelo Roncalli sin esperar a que ocurra ese segundo milagro.

Además, el Papa Francisco aprobó la beatificación de Álvaro del Portillo, el prelado del Opus Dei que sucedió a San Josemaría Escrivá de Balaguer, y el reconocimiento como mártires de 42 religiosos “asesinados por odio a la fe” en la Guerra Civil española (ver nota aparte).

El testimonio

Ocho años después de su muerte, el milagro que llevará a Karol Wojtyla (1920-2005, elegido Papa en 1978) a la gloria de los altares se produjo en una mujer de Costa Rica, Floribeth Mora Díaz, que en abril de 2011 sufrió un aneurisma cerebral y los médicos dijeron a su familia que su estado era irreversible.

La mujer, devota de Juan Pablo II, y su marido Edwin rezaron intensamente a Dios y a Wojtyla y le imploraron ayuda.

El 1 de mayo de 2011, fecha de la beatificación del Papa polaco, ella siguió la ceremonia por televisión.

“Me desperté a las 8:00 de la mañana y escuché una voz que decía ‘levántate’. Yo estaba sola en el cuarto. Tenía un suplemento de un periódico en conmemoración de la beatificación Juan Pablo II. Vi que movía las manos y decía ‘no tengas miedo’. Yo me bajé de la cama. Y mi esposo me preguntó qué hacía. Yo le dije que me sentía bien y pensé que si le contaba iba a pensar que estaba loca. Ahora camino, hablo, estoy bien. El señor me miró con ojos de misericordia por intercesión de Juan Pablo II y me sanó”, relató ayer por primera vez a los medios.

Tras nuevos análisis, los médicos constataron que se había curado de manera inexplicable para la ciencia. Ella viajó también a Roma para ser examinada.

Mora y el médico Vargas Román, el cirujano del hospital público Calderón Guardia, en la capital, coinciden en que la curación es una obra ejecutada por Juan Pablo II seis años después de su muerte.

Como primer milagro se atribuye a su intercesión la curación en 2011 de una monja francesa que padecía la enfermedad de Parkinson.

El que fuera secretario de Juan Pablo II durante 40 años y actual arzobispo de Cracovia, cardenal Stanislaw Dziwisz, afirmó ayer que será proclamado santo “un gigante de la fe”, un hombre “sencillo, humilde y servicial, que vivía de Dios y conducía a los otros a Dios”.

Dziwisz recordó que Juan Pablo II contribuyó a la caída de los regímenes totalitarios y a la apertura a Cristo de muchas personas.

El otro santo

El portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, dijo ayer que, con respecto a la canonización de Juan XXIII, el Papa “tiene la capacidad de dispensar la necesidad de un segundo milagro” porque no tiene dudas de su santidad.

La normativa vaticana exige que para que una persona sea beatificada es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión y para que sea canonizada es necesario un segundo milagro, que debe ocurrir después de ser proclamado beato.

Juan XXIII fue el promotor del Concilio Vaticano II, que llevó a la Iglesia Católica a una gran reforma en los años 60 y acompañó al mundo en momentos de gran tensión de las principales potencias, Estados Unidos y la desaparecida Unión Soviética, por la Guerra Fría. —AGENCIAS