Miles de jóvenes peregrinos parten rumbo a Jornada de la Juventud

De acuerdo con el comité organizador, unos 35,000 peregrinos participarán en la actividad con el papa Francisco. Brasil espera un millón de visitantes

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elsalvador.com

Por AP

2013-07-20 8:00:00

Con un termo de mate en una mano y una pesada valija en la otra, Romina Almirón destella emoción a través de sus ojos. En instantes iniciará su primer viaje al exterior a sus 25 años. Dice que fue un “milagro de Jorge, perdón… del papa Francisco”.

Almirón, una estudiante que vive en un suburbio pobre al sur de Buenos Aires, es una de los 30,000 peregrinos argentinos que viajaban rumbo a Río de Janeiro para participar del 22 al 29 de julio en la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, a la que se espera asistan un millón de personas de distintos rincones del mundo. Argentina, el país natal del sumo pontífice, aportará la mayor delegación de fieles después del anfitrión, Brasil.

En una gélida noche de viernes, una decena de autobuses bloqueaban el tránsito frente a la Catedral de la capital, la misma en la que daba misa Jorge Mario Bergoglio antes de convertirse en el primer papa latinoamericano.

Unos 400 jóvenes peregrinos provenientes de distintos rincones de la ciudad y sus alrededores, la mayoría con mochilas de campamento, iniciaron la travesía de 2,500 kilómetros hasta Río.

“Hace dos semanas que me enteré que viajaba gracias a una beca que nos dieron en la parroquia. Fue toda una sorpresa o un milagro”, contó Almirón, procedente de Quilmes, un suburbio al sur de Buenos Aires. Emocionada, la joven dijo que este viaje servirá para “reforzar” su fe, “reencontrarse” con Francisco y especialmente conocer “gente de otras partes”.

Brasil es el primer viaje al extranjero del nuevo Papa y miles de fieles del continente, la mayoría con una edad promedio de 20 años, se dirige hacia ese país por aire y por tierra.

De acuerdo con el comité organizador, unos 350,000 peregrinos se han registrado para participar en la Jornada de la Juventud. Pero las autoridades brasileñas se preparan para recibir a un millón de visitantes o más durante la semana que durará la estadía del Papa en Río.

Según datos oficiales difundidos esta semana desde el Vaticano, 9,500 personas de Estados Unidos, 9,100 de Chile, 5,000 de Paraguay y 4,500 de México se han anotado para participar en el encuentro.

El carisma del nuevo pontífice, su perfil modesto que rompe con el de sus antecesores, las anécdotas que han trascendido sobre sus actividades en los barrios pobres de Buenos Aires y su cercanía con los jóvenes han funcionado como un imán para muchos católicos que ven en Francisco una bocanada de aire fresco para una Iglesia Católica, que consideraban distante de sus intereses.

“Nos alegró mucho que las jornadas fueran otra vez en Latinoamérica después de muchos años. El viaje es menos costoso. Por la cercanía, ya se habían generado grandes expectativas. Pero todo se potenció después del 13 de marzo con el ‘boom’ que generó la noticia de que el Papa fuera de nuestra tierra y de nuestra ciudad. También influye que él no venga al país”, explicó el padre Mario Miceli, coordinador de la delegación de la pastoral de la Juventud del Arzobispado de Buenos Aires.

Entre los miles de argentinos que van a Río estará también la presidenta Cristina Fernández, que tuvo una relación distante y por momentos tensa con Bergoglio cuando era cardenal primado de Argentina. Consciente de la enorme popularidad del nuevo papa en su tierra, la mandataria ha reformulado su estrategia con gestos de cordialidad que Francisco supo retribuir.

Fernández estará en la llegada y en la despedida del papa antes de su regreso a Roma.

A la espera de guardar el equipaje en uno de los autobuses que parten de la Catedral y que llevan en el frente una foto de Francisco y el logotipo de la Jornada Mundial de la Juventud, Sebastián Arriola, estudiante de 22 años, reflexionó que “el papa nos convoca a los jóvenes a ser protagonistas, vino a romper con esa lejanía que uno sentía con el Vaticano”.

“Si un joven de otro país me pregunta cómo es Francisco, le diré que sencillo, simple. Y que le importamos”.

En el continente más desigual del planeta, la fe mueve montañas. Para muchos peregrinos significó un gran esfuerzo pagar el viaje, con un costo que va de los 500 a los 1.600 dólares dependiendo la distancia y el medio de transporte.

Víctor Cayú vive en un pequeño poblado rural llamado Colonia Cushamen, enclavado en la Patagonia argentina. Es uno de los dos jóvenes argentinos elegidos por Caritas, la organización humanitaria de la Iglesia Católica, para viajar a Brasil y encontrarse con el papa junto a voluntarios de todo el mundo.

“Tengo la expectativa de aprender muchas cosas y además contarle al papa la vida que llevo desde chico, contar la realidad de mi lugar… es una zona rural, con gente humilde y casas muy precarias que se dedican a la crianza de animales”, dijo Cayú.

Casi un centenar de jóvenes de barrios humildes de la capital argentina también viajarán becados por el Arzobispado local. Muchos de ellos tuvieron trato directo con Bergoglio cuando celebraba misa en parroquias de zonas marginales que tienen como misión social rescatarlos de la droga y la delincuencia.

“Hemos recibido mucha ayuda de la comunidad, muchas donaciones. Se ha generado una ola de solidaridad increíble”, dijo Miceli, el coordinador de la Pastoral de la Juventud.

El grupo relatará su experiencia con Francisco en un encuentro previsto con jóvenes de la favela de Manguinhos, que el papa visitará durante su estadía en Río. Los argentinos llevarán como obsequio a los brasileños una imagen de la Virgen de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina, idéntica a la que tiene el papa en su residencia en Casa Santa Marta.

Unos 300 jóvenes de condición humilde de Paraguay también están en camino gracias al esfuerzo propio y la solidaridad de sus compatriotas.

“Para reunir todo el dinero necesario para el viaje y la estadía, como somos todos humildes, tuvimos que pedir ayuda a personas solidarias y organizar ferias de comidas vendiendo tallarines con salsa de pollo, hamburguesas, refrescos y otros alimentos de preparación rápida”, contó Ismael Díaz, laico y líder de los peregrinos de la Pastoral Juvenil de la parroquia Virgen del Rosario, de ciudad Luque.

En Chile “hay mucha energía después del papa Francisco… cuando salió un papa latinoamericano, bien cercano para los jóvenes, motivó mucho más y creció el número. Hasta hace poco pensábamos que eran 5,000 chilenos y ahora ya vemos que vamos en 9,100, o sea que se duplicó lo que nosotros esperábamos”, detalló Alonso Molina, de 21 años, coordinador del viaje por la Vicaria de la Esperanza Joven de Santiago.

Para afrontar el gasto “se han hecho actividades en parroquias, comidas para vender, se han hecho actividades de financiamiento como rifas, bingos y se ha pedido ayuda a las comunidades, a las municipalidades, los centros de servicio público y privado de las diferentes zonas”, explicó.

Los argentinos tuvieron que lidiar con la dificultad para conseguir reales, la moneda del Brasil, en el mercado de cambios oficial debido a las férreas restricciones impuestas por el gobierno para la compra de divisas.

El miércoles las autoridades eclesiásticas expresaron su descontento debido a que no prosperaron las gestiones ante los funcionarios para facilitar la compra de reales para los peregrinos que acreditaran su inscripción al evento religioso. A causa de los límites cambiarios, los viajantes tuvieron que acudir al mercado negro donde el real cotiza por estos días casi al doble que su precio oficial.

Desentendidos ya de estos menesteres, el grupo de 400 jóvenes cantaron y celebraron una misa en la Catedral antes de partir este viernes.

La comitiva tení­a una mínima esperanza de reencontrarse con el papa en una multitudinaria misa organizada para argentinos en Río.

“La alegría es sumarse al fenómeno Francisco, después verlo o no verlo en persona no tiene importancia. Ya lo hemos tenido aquí mucho tiempo. El ya no es más nuestro, ahora es de todos”, reflexionó el padre Miceli.