Protestas paralizan 20 estados de Brasil

El gigante sudamericano vive su primera huelga general en 22 años

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por

2013-07-11 9:00:00

BRASIL. Decenas de miles de trabajadores a lo largo y ancho de Brasil participaron ayer en una huelga nacional pacífica para exigir mejores condiciones de trabajo y servicios públicos en la nación más poblada de América Latina.

Se trata de la cuarta huelga general en la historia de Brasil desde su independencia, hace 190 años – la última fue hace 22 años en contra del presidente Fernando Collor de Mello, que acabó renunciando al cargo-.

Durante las últimas semanas las principales calles y las plazas del país fueron tomadas por un millón de personas que se declaraban “sin partidos, sin líderes y sin banderas”, ayer fueron los sindicatos y los movimientos sociales organizados, algunos de ellos identificados con el gobierno, los que decidieron ocupar la calle. Así, los sindicatos se les unieron los Trabajadores Sin Tierra (MST, en portugués), el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y la Unión Nacional de Estudiantes (UNE).

Empleados metalúrgicos, de transporte y de la construcción, así como maestros y funcionarios públicos, también protestaron en la jornada organizada por las grandes centrales sindicales de Brasil.

Los participantes bloqueaban parcialmente o por completo unas 40 carreteras en 20 estados.

Los maestros de escuelas públicas y privadas también se declararon en huelga y cerraron escuelas en varias ciudades, mientras que algunos hospitales estaban operando con el personal mínimo indispensable. También cerraron bancos y correos y los trabajadores de metro, trenes y autobuses se unieron.

Los huelguistas exigen mejoras al transporte público, servicios de salud y educación pública, así como una reforma agraria y la reducción de las horas laborales durante la semana, que es la principal demanda.

Los sindicatos decidieron no incluir entre sus lemas el de “Fuera Dilma”, pero las manifestaciones en bastiones del Partido de los Trabajadores (PT), como las de São Bernardo do Campo, en la periferia de Sao Paulo —capital de la industria automotriz brasileña y el lugar donde el expresidente Lula da Silva saltó a la fama como líder sindical—, se interpretan como un mensaje de descontento desde las filas de un sector del partido y sus aliados. En el paro participaron ocho de las mayores centrales sindicales, que reúnen a más de 7,000 gremios, y que están vinculadas a nueve partidos políticos, tanto del Gobierno como de la oposición.

El líder de la segunda mayor central sindical, Paulo Pereira, de Fuerza Sindical, llegó a calificar la huelga de ayer como un “calentar motores” para una “verdadera huelga general” que debería producirse en agosto, si el Gobierno de Dilma Rousseff no aceptara sus reivindicaciones.

La huelga ocurre después de las protestas masivas que sacudieron el mes pasado a Brasil, cuando manifestantes molestos por la corrupción, los deficientes servicios públicos y la alta carga fiscal se lanzaron a las calles.

Los manifestantes también protestaron por los miles de millones de dólares invertidos en la organización del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro, un dinero que aseguran deberían usarse para mejorar los hospitales, escuelas y el transporte.

Rousseff ha respondido con varias propuestas, como invertir $23 mil millones en transporte urbano, usar las regalías del petróleo para financiar la educación y traer al país a miles de médicos extranjeros para trabajar en zonas pobres y marginadas.

También ordenó a su gabinete concentrarse en soluciones en cinco áreas prioritarias: la responsabilidad fiscal y el control de la inflación, la reforma política, la salud pública, el transporte público y la educación. —AGENCIAS.